Cuando el árbitro señaló el pitido final hace ocho días, todos y cada uno de los futbolistas del Levante pensaron exactamente lo mismo: “Buen resultado”. No encajar goles como local es el maná en Europa, un azote mental para el adversario… y para un conjunto como el levantinista, la ventaja soñada. Sin embargo, los de Juan Ignacio Martínez quedaron a las puertas de Cuartos. No fue injusto. El Rubin Kazan mostró más recursos y fue ligeramente superior a los nuestros. Merece crédito el colectivo de Gurban Berdiyew. Dejó en la cuneta a Atlético de Madrid y Levante, con un solo tanto en contra en cuatro partidos. Cosa seria.
El partido tardó diez minutos en agarrar algún tipo de constante. Rubin y Levante, cada uno con su trabajado 4-2-3-1, decidieron presionarse mutuamente. En apenas 35 metros se juntaban 20 futbolistas, a lo que se sumaba ese césped del estadio Luzhniki que convierte al balón en una ratilla juguetona. Consecuencia de todo esto, un inicio de encuentro casi de frenopático. La calma llegó con la aparición de dos hombres en el cuadro ruso: Kasaev y Eremenko. El primero puso el desborde y las apariciones por dentro, pero el realmente destacable es el “23” de los de Kazan. Juega muy bien. Recibió entre líneas y, sobre todo, permitió que sus extremos aparecieran por cualquier zona. Los tres mediapuntas del Rubin cambiaban posiciones y movían al Levante. Todo gracias a Eremenko.
Eremenko, el gran descubrimiento de esta eliminatoria
Aunque sin grandes agobios, los de Juan Ignacio Martínez eran algo menos que el Rubin. El debut de Acquafresca como sustituto oficial de Martins se estaba saldando con un rotundo suspenso. El punta italiano no ofrecía ayuda de ningún tipo a su equipo; ni aguantaba la pelota de espaldas, ni la pedía al espacio ni ganaba los saltos para que sus compañeros pudieran salir de atrás. El rescate vino de esa joyita que es ese doble pivote Iborra-Diop; el primero sorprendió con toques de grandísima dificultad que sirvieron para activar a Barkero y después al habilidoso Rubén. No fue gran cosa pero bastó para que el portero de Rubin apareciese por nuestros televisores. A esas alturas ya estaba claro que la eliminatoria se iba a decidir en un detalle.
Tras la reanudación regresamos a los patrones iniciales. Eremenko metía fácil al Rubin en campo rival. Karadeniz tomaba el relevo de Kasaev. El internacional turco sobresalía al ser el único de los 22 Nada más salir, Valdo mejoró a Acquafrescafutbolistas que tenía éxito en el uno contra uno. Sus centros desde fuera eran bien controlados por Ballesteros y David Navarro, pero el Levante estaba empezando a decaer. Los azulgranas disfrutan defendiendo pero en su plan está contragolpear cada cinco minutos. Es lo que les alimenta y legitima la idea. Sin asustar al oponente, vivir cerca de tu portería pasa a ser una agonía. Como el fracaso en el partido de Acquafresca era ya total, JIM optó por la velocidad de Valdo como delantero. Algo aportó. El canterano del Real Madrid está lejos de su mejor forma pero sigue teniendo más piernas que el mencionado Acquafresca. Su entrada al terreno de juego dio profundidad y espacio a Barkero y posibilitó que el Levante se sacudiese parte del dominio de los de Berdiyew. El Rubin seguía siendo más pero, sin remates, llegamos a la prórroga.
Acquafresca completó una actuación extremadamente floja
Los visitantes no entraron bien al tiempo suplementario. Juanlu sustituyó a Rubén en busca de otro puntito extra de verticalidad, pero no funcionó. Eremenko –de largo, el MVP y revelación de estos octavos de final– se hacía dueño absoluto del partido, apoyado por la presencia de un Natcho cada vez más suelto en las inmediaciones del área. De sus botas salió la fabulosa pelota que sorprendió a Ballesteros donde es casi imbatible. Con 20 minutos por jugarse, los españoles lo intentaron pero el azar dijo no. Se nos va un Levante al que despedimos entre aplausos. Han completado un gran torneo, pero Europa exige un poco más. Sentirán sus aficionados que ese “más” lo tenían hasta hace siete días. Quizás, pero lo peor que se puede hacer es regodearse en lo que ya no tiene remedio. Por tentador que resulte.
@DavidLeonRon 15 marzo, 2013
25 añitos tiene Eremenko. No sé si es jugador para más, pero desde luego me ha gustado bastante su eliminatoria y en especial su partido de ayer.
Sobre el Levante, es imposible no acordarse de Martins. A ver cuál es el siguiente punta en desembarcar. Acquafresca no da para continuar el modelo, creo.