El pasado le permitió competir, tener una meta. Ganó todo tan rápido que nunca tuvo la sensación de misión cumplida. Su esfuerzo inicial fue tan blanco, tan carente de dolor, que aquéllo no podía ser el epílogo. No había heridas; sólo sed. Reside aquí uno de los rasgos únicos del Pep-Team: su casilla de partida fue una nube. El Ajax de Amsterdam, el AC Milan, el Real Madrid o el Manchester United no eran rivales para 2010, eran peores y estaban vencidos. Pero, ¿y el equipo de Cruyff y sus 3 Copas de Europa?, ¿y la revolución de Sacchi que reinició el juego?, ¿y el póker doméstico del Dream Team?, ¿y reeditar en el Siglo XXI la hazaña de Di Stefano y su Real? El auténtico proyecto de Guardiola se basó en competir contra la historia. Su esencia, lo que perdura, es eso. 2009 es «El Hobbit»; optimista, coloreado, como de cuento. 2010, 2011 y 2012 son «El Señor de los Anillos»; épicos, solemnes, toda una epopeya. Xavi, Iniesta y Messi; la compañía del balón invisible fue un héroe. Es un héroe. Sólo resta un capítulo: vencer una guerra perdida.
Ya existen dos ensayos. El primero ante la pared de Milan; contra los fantasmas azules el segundo. Ambos prescribieron como las noches más duras del ciclo. Y no se cayó por casualidad, sino por inexperiencia. El don de la posesión eterna variaba, sobre todo, la percepción del tiempo. El Barça perfecto, el de las batallas contra Wenger y Mourinho antes del segundo Wembley, convirtió cada duelo en un reloj de arena. Escondía el balón tan atrás como precisase sin más pretensión que consumir minutos, a sabiendas de que, si nadie atacaba, sólo Messi podía marcar un gol. El rival necesitaba remontar ese 1-0 imaginario, pero no tocaba la pelota. Al final, la arena le ahogaba. Este Barça nació para jugar así, y he aquí la cuestión: si la espera fue el principio de su fútbol, ¿qué hacer contra la urgencia? Tito Vilanova, en la Estatua de la Libertad, ha reescrito el mensaje que Pep equivocó. Interpretarlo será difícil. El marco nunca fue más adverso, y el equipo nunca llegó peor. Para la esperanza, el AC Milan. Lo de San Siro fue una ilusión. El muro de Allegri es de madera.
La paupérrima imagen mostrada por el FC Barcelona en San Siro no se debió a problemas tácticos.
De por sí, el tiempo ya derribó diques de pino y roble, pero no en 90 minutos. En lo que dura un partido lo más efectivo es el fuego, y justo chispa fue lo que le faltó al Barcelona. El sistema no tuvo la culpa. Un 4-3-3 con Iniesta arriba es fantástico para atacar al Milan siempre que exista un plan. O sea, siempre que se sepa a qué ritmo quiere jugarse, cómo se desea salir desde atrás, dónde se prefiere tener el balón y quién tiene que estar en cada lugar. San Siro es un precedente inútil porque solo hubo un equipo. Un equipo orgulloso y aguerrido que al amparo de su estadio pareció impenetrable, pero que en el Calcio, la Liga más lenta de la élite, es agujereado por dentro (en el medio) domingo tras domingo. Seamos claros, en el Barça las bandas son un pretexto, un paso previo. El éxito culé pasa porque Iniesta y Messi reciban entre líneas, a la espalda de Montolivo, Muntari y el viejo Massimo, y el jugueteo entre Andrés y Cesc en la izquierda es lo más móvil e intelectualmente exigente que Tito puede plantear. Hacer bien lo que hace dos meses se bordaba es media clasificación. Es virtud propia contra defecto ajeno. Para qué descubrir América si ya la descubrió Colón.
Villa siempre es el gol, pero no ha jugado bienLo que ocurre es que el Barcelona no parte ni de cero ni del dos a nada de la ida, sino de que su nivel actual ha generado multitud de dudas. El principal afectado ha sido Fábregas, por hacer lo que todos los demás sin tener su mismo expediente. El chaval ha demostrado más de una vez tener una personalidad y un espíritu de superación a prueba de pitos, y la magia de la noche le permitiría fallar dos veces, pero al tercer pase errado el Camp Nou no perdonaría, y los otros diez necesitan ir en volandas. Se entendería su suplencia; también su titularidad. Algo más extraña resultaría la presencia de Villa en el 11 (escuchar audio de la izquierda), así que Alexis se presenta como la gran alternativa. Sánchez es muy cuco porque es el único punta culé con talento global, con capacidad para sumar muchas cosas en muchos lugares distintos. Puede regatear abierto, apoyar en el medio, amenazar la espalda de la defensa o cerrarse para cargar el remate, todo en un mismo encuentro. Además es un tipo insistente, y la sensación de actividad hoy será imprescindible. Por el lado malo, en lo técnico no es Ribéry, la pelota suele desobedecerle, y ante un oponente cerrado no debe descartarse un río de imprecisiones. En cualquier caso, el asunto es Iniesta. Andrés como interior ganaría presencia (positivo) pero tendería a recibir por delante de la línea de cinco del Milan. Es decir, con nueve camisetas blancas entre su pelota y Abbiati.
Allegri confirmó en rueda de prensa que su AC Milan volvería a jugar con el 4-3-3 de la ida.
Otro punto importante es el papel de los laterales. En principio, de Dani Alves y Jordi Alba, aunque el tiro de media distancia de Adriano puede ser una dulce tentación en detrimento del cohete zurdo. Decíamos que las bandas son un paso previo, pero los pasos previos hay que andarlos, y caminar no sabe cualquiera. Es posible que ni Alves, ni Alba ni Adriano tengan calidad para protagonizar hoy las acciones que el Barça debe ejecutar por fuera. Sí para acompañarlas y potenciarlas, pero no para protagonizarlas. El lateral culé no va a llegar a línea de fondo en carrera y libre de marca. Eso puede suceder una vez, pero no será una constante, porque Allegri jugará con doble lateral defensivo a efectos prácticos. Cuando uno de ellos reciba el balón arriba va a encontrarse con un marcador pegado, una ayuda cercana por si dribla y un interior trabajando la línea de pase hacia la frontal. Si quiere centrar, puede centrar, eso al Milan no le importa, pero para pasar el balón al medio, que es el juego culé, se requerirá una técnica, un timing y una visión impropias de un lateral. El único lugar de peligro que el Milan cede, el único en el que se puede controlar el balón cuanto se quiera aunque sea marcado, no puede ser infrautilizado. Messi, Iniesta, Cesc, Thiago… uno cayendo hacia una banda para controlar y pasar; el resto en el medio moviéndose sin parar. Uno para todos; todos para uno.
Robinho o Niang parece ser la gran cuestiónDesde que Thiago Silva se marchara a París, y con él la absoluta invulnerabilidad en el área chica, Allegri cambió el 4-3-1-2 por el 4-3-3, dando a su dos delanteros de banda un papel defensivo muy activo. O sea, defendió las bandas con más hombres para mermar la calidad de los centros, ya que los perfectos ya no serían despejados siempre, como cuando estaba el titán. Contra el Barça el balón al área da menos miedo, pero los cambios de orientación de lado a lado (sobre todo si juegan Mascherano o Alcántara) y lo expuesto en el párrafo anterior son dos recursos culés que sí pueden girarle, así que lo normal es que mantenga su dibujo para que El Shaarawy y Boateng hagan el doble lateral como en la ida (escuchar audio). Contra lo que pudiese parecer, quitar un delantero para meter un centrocampista no reforzaría su cinturón de seguridad. Además, su disposición natural, con Montolivo abajo, permitió al Milan salir desde atrás con confianza y peligro, algo que hoy deben mantener en la medida de lo posible. Nada rebajaría más la intensidad azulgrana que la amenaza de uno de esos goles que hoy valdrían por cuatro. Bojan, Robinho o Niang tendrán la misión de hacer de falso nueve. El segundo, de vuelta de todo y sin nada que perder, es un especialista en la contra de talento superior. El tercero, más utilizado en Liga pero sin bagaje en grandes días, permitiría al Milan mantener viva la vía del juego directo, que tanto aire suele dar contra el FC Barcelona. De Sciglio como extremo sería una medida muy defensiva.
Por encima de las pizarras, de la propia lógica e incluso del ánimo del estadio, hay un hombre.
Y luego está él, que se deja para el final porque es el principio. Leo Messi. Las resurrecciones se recuerdan porque fueron pocas. Los últimos Mundiales de Zidane y Maradona, la Champions de Seedorf en 2007 o la final de Xavi en Kiev son algunos de esos ejemplos inesperados. Messi no está en ese punto, pero tampoco en el suyo. Y él es el secreto del FC Barcelona. Disponer de un futbolista que atrae a cuatro es la ventaja inimaginable, el paraíso de los espacios, el inabordable ataque posicional. Tener a un jugador que anota siempre es la confianza perfecta, el alivio constante, el motivo del triunfo. El Barça no ha sabido convivir con su ausencia porque es imposible. Y ha hecho tanto que, incluso tras dos meses sin ser el hombre de los cuatro balones de oro, nadie descarta que hoy emerja sobre todos. Contar con Leo Messi contra este Milan de Allegri no sería ganar seguro, pero garantizaría la fe hasta el 90, o hasta el 120. Él fue el protagonista de todas las conquistas, sin excepción. Y solo resta un capítulo: vencer una guerra perdida. En el Camp Nou.
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Anexos
El muro de las lamentaciones
Presionando mal
La pasividad defensiva del AC Milan
El Shaarawy, gran virtud y principales defectos
La variante del 5-3-2
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Matías 12 marzo, 2013
Genial análisis Abel. Como fanático de "El señor de los anillos", me encantó la relación.
Yo creo que la principal muralla que tiene el Barca por delante es su estado de forma. Aunque es cierto que en otros momentos tampoco pudo remontar una eliminatoria, también creo que el Barca de Enero/Diciembre ilusionaría a cualquiera con la épica. Pero ahora está muy lejos de esa realidad. El equipo ha ido perdiendo lo recolectado durante meses y la confianza está por los suelos. Todo cuesta el doble y mañana va a necesitar una producción futbolística de muy alto vuelo. Ese 0 en San Siro lo deja prácticamente sin margen de error.
Por un lado, mantener la portería a cero puede ser media eliminatoria, pero también sería una epopeya teniendo en cuenta los antecedentes recientes. Y por el otro, si la defensa concede lo habitual, marcar cuatro goles exigiría un nivel de acierto impropio en esta clase de citas (recuerdo la eliminatoria frente al Chelsea y me agarran escalofríos).
Respecto al equipo que puede salir la única duda que se me ocurre es Cesc o Pedro. El primero tiene a favor que le permitiría a Iniesta recibir más adelante y sin tantos rivales encima, pero tiene como contra sus malos rendimientos en los partidos trascendentales. Pedro ofrece amplitud y movilidad, pero no me parece desequilibrante como al principio de la temporada. Alexis (para mí) es fijo a pesar de que, si se requiere mucha pegada, puede generar cierta desconfianza. Villa aporta gol y puede ser una opción en el segundo tiempo, pero no ha jugado bien en las últimas semanas y su rendimiento no justifica la titularidad en un partido tan importante como este, sobretodo cuando ha sido secundario en la asignación de roles, a lo largo de la temporada. Como revulsivo me gusta Tello, pero no se si está apto como salir del arranque.
En el medio, Xavi seguramente será titular a no ser que no se haya recuperado del todo. A mi me encanta Thiago y me gustaría que se la jueguen por él, pero no creo que mañana sea el día. Es cierto que Xavi ya no impone su ley, pero todavía puede filtrar pases y va a ser importante cuando haya que apaciguar un poco las aguas, sobretodo de arranque, si el Barca se pone rápido en ventaja y quiere ir a por todas, aún a riesgo de descuidarse demasiado atrás.