Nunca hubo certeza en la vieja Copa de Europa. Se jugaba entre iguales, entre grupos de opciones parecidas, no había grandes diferencias. Eso otorgó a la grada un papel decisivo. Con el viento de sus gargantas inclinaba la flecha de ataque hacia la portería del visitante, convirtiendo la batalla estratégica del doble partido en el signo de la competición más grande. Se cuentan auténticas hazañas de supervivencia sobre 1-0s en contra, pues la norma era una goleada de cada lado, y casi empate al final. Una igualdad desequilibrada por la pasión, o una pasión equilibrada por la igualdad. Todos disfrutaban, al menos un día. La globalización fue conocimiento, se perdió la mística de la ignorancia y lo que os cuento se vino a menos, pero quien lo enterró del todo fue Guardiola, con Xavi e Iniesta, y con Lionel Messi ganando. Contra el mejor equipo de la modernidad el local nunca tuvo el balón para ofender, y así el rival jugó dos vueltas, y así el Barça rompió las leyes. Ganó dos torneos, y perdió otros tantos, pero lo primero pareció normal, y lo segundo muy raro. Al quinto año, sin el alquimista, el FC Barcelona sigue siendo la referencia, si bien es algo más humano. Concede ocasiones, turnos de ataque, se lleva sustos, a veces. Hoy debuta.
Aunque el Barça trascendió de la mano de Pep, ya antes había alcanzado la categoría de ejemplo. La que hasta su llegada ostentó su hoy adversario, el AC Milan; el equipo que cerró el ciclo de la Copa antigua, el que se rehizo de manera brillante y luego pagó la crisis italiana como en España no se pagan las cosas. Ante la imposibilidad de renovarse, el heptacampeón alargó su último pasado a costa de su aliento, y cada año fue peor y peor, hasta un punto dantesco por desgracia, pero cuando llegaba la hora de la verdad, tiraba de algo y aguantaba el tipo. No pudo vencer a sus rivales, pero siempre se mostró íntegro. Nadie lo humilló, nadie manchó el escudo, nadie osó reírse. La pregunta era y es: ¿por qué tan inexplicable fenómeno? ¿por qué un conjunto tan inferior nunca lo parecía? Unos dicen que era la camiseta, y ésa la vestirán esta noche. Otros sentencian que fue el orgullo de los antiguos campeones, el de Nesta, el de Seedorf, el de Gattuso, el del Pippo Inzaghi. Una generación tildada de inmortal que ya está muerta. Sólo queda Massimo Ambrosini, y por primera vez no tendrá con quién hablar de cuando levantaron la Copa. Como el FC Barcelona post-Pep, el joven AC Milan también debuta en unas horas, pero de una forma distinta. Mucho menos esperanzadora.
No sólo se despidió el Milan de sus campeones. También de Ibrahimovic y Thiago Silva, entre otros. La baja del segundo, el mejor central del continente protegiendo el corazón del área, desembocó en un cambio de sistema: del 4-3-1-2 heredado de la era de Ancelotti y Pirlo a un 4-3-3 más propio de la escuela holandesa (imagen de la izquierda). El motivo es claro: al perder esa contundencia defensiva tras centros laterales y llegadas por fuera en general, tuvo que ocupar mejor las bandas, para evitar que los carrileros rivales subieran tanto y para dificultarles un poco el tema cuando ganasen línea de fondo. Y es que los extremos del Milan se someten cuando no tienen el balón; bajan muchísimo, no perdiendo así el equipo de Allegri uno de sus rasgos más característicos: sigue siendo el conjunto que más gente mete por detrás de la pelota durante su fase defensiva (imagen de la derecha). Pese a la acumulación de hombres, no estamos ante una roca. Ni siquiera ante un equipo medianamente consistente. Sin balón es extremadamente pasivo, y permite tanto conducciones interiores como recepciones dentro del área. Sobre todo tras la lesión de Nigel De Jong, el Milan carece de la agresividad que precisan los partidos de élite. Más aún en su sector derecho.
El ya utilizado 5-3-2 es una opción para AllegriPrecisamente eso, la falta de actividad (ver vídeo) en el sector derecho, este Barça de Vilanova y Roura lo exprime como no lo exprimía el anterior. Su nueva banda izquierda (Jordi Alba, Cesc, Iniesta) combina velocidad, sorpresa y pausa, y de una manera del todo recomendable. Abrir por fuera de forma estándar con extremos más o menos clásicos no sería una solución halagüeña, pues al fin y al cabo los culés afrontarían el remate en clara desventaja numérica. Lo ideal es lo que hace Andrés: recibir, pararse, atraer, girar el sistema defensivo hacia él y, entonces, encontrar a los del medio con un pase a ras de césped. Montolivo no va a perseguir a Fábregas, ahí tendrá un filón, y globalmente las asociaciones en esa zona de tanto peligro serán sostenidas. El FC Barcelona va a poder tener el balón y pasárselo en la mismísima frontal, no va a encontrar más oposición que cuerpo lentos y contemplativos alrededor, que es algo así como su sueño. Xavi Hernández, de llegar en un buen estado, será diferencial y dominante en el único estadio europeo que todavía le permite serlo. El AC Milan le da el segundo y el metro que le trasportan a su añorado 2011, cuando nunca perdía la pelota y siempre se jugaba a lo que él decidía. Además, su extraordinaria habilidad para la asistencia imposible y su hipersensible pie derecho serán una fábrica de ocasiones. Entre 3 y 4 claras. Por ahí andará el genio.
La posible ausencia de Xavi sería un contratiempo relevante, pero no un drama insalvable.
En principio, no es un partido para AlexisSi el cerebro azulgrana no llegase, la alternativa más lógica sería Alexis Sánchez, natural jugador número 12 del equipo. En el día a día es un recurso muy útil, del que «sólo» puede criticarse su paupérrimo acierto de cara a portería, pero no está claro que contra el Milan pudiese ofrecer grandes soluciones. Los italianos, como se ha anotado, tenderán a replegar como no lo hace ni el Levante UD, así que no habrá espacios que amenazar a la espalda de su zaga, algo que reduciría la utilidad de sus principales movimientos. El reto se presume eminentemente técnico, un desafío de estricta precisión, circunstancias en las que el atacante chileno sufre. Así pues, lo más lógico sería que el Barça lo abriese mucho para intentar crear espacio a Iniesta y Messi para que sus conducciones por dentro tuvieran aun más facilidades, y podría conseguirse, aunque para que produjera ese efecto Alexis tendría que amenazar de verdad con sus jugadas como «11». Si no, el Milan simplemente pasaría de él, le dejaría recibir cuanto quisiera pegado a la orilla y sólo le dedicaría atención cuando se aproximase al lateral del área. Para Massimiliano Allegri, salvo noche extremadamente inspirada de un extremo crack, que un atacante externo tenga la pelota muy abierto con frecuencia es más un alivio que una preocupación. Defienda en zona o, como le ha pedido su jefazo, en individual (nada recomendable para él).
El contraataque del Milan no representa un gran peligro, y menos sin la presencia de Robinho.
Se asume, y a fe que el margen de error es muy reducido, que el Barça va a perder el balón muy cerca de la portería contraria y con un gran número de sus futbolistas alrededor de la pelota. Es decir, justo el contexto que le permite lucir su presión inmediata, cada vez menos frecuente pero que hoy, por motivación y adecuación, tiene toda la pinta de volver a la escena. Sergio Busquets puede ponerse las botas rapiñando rechazos en la mitad enemiga. Al hecho de no contar con grandes lanzadores el Milan añade no alinear un mísero delantero especialista en la transición defensa-ataque. Boateng es lo más parecido, es el único que combina apoyos y rupturas (con un nivel físico y técnico apropiado) pero su inspiración actual no puede ser más baja, hasta el punto de generar murmullos en San Siro cada dos domingos. El Shaarawy, la estrella ofensiva destinada a esgrimir hoy la bandera de Van Basten, Savicevic, Shevchenko, Kaká o Zlatan, reúne tantas condiciones para correr como limitaciones decidiendo en situaciones rápidas. Hemos profundizado en su figura en este artículo. Por resumir, ni sabe qué pase conviene en cada jugada, ni posee la técnica para expedirlo con precisión, ni es inteligente trazando sus desmarques, a menos que tenga pasillo para realizar su jugada favorita. Si Alves le cierra la salida hacia dentro, el italoegipcio tropezará consigo mismo.
Pazzini o Niang deberán completar el ataqueDe mantener el 4-3-3 (las importantes bajas han dejado a Allegri sin demasiadas opciones para improvisar, más allá del 5-3-2 que ya usase contra el Málaga de Pellegrini), dos hombres se jugarán la tercera plaza del ataque: Pazzini y Niang. El ariete italiano es un cazador de área, un tipo con gran facilidad para el remate y con una intuición muy desarrollada detectando los balones sueltos. Se puede decir que lo que pilla es gol, pero para ser un activo constante requiere que su equipo tenga la posesión con cierta frecuencia cerca de la portería contraria, y no parece que vaya a ser ése el guión del AC Milan-FC Barcelona. Por su parte, el jovencísimo M’Baye Niang (18 años recién cumplidos) es un punta tirado a la derecha que no necesita tanta presencia ofensiva para aportar de alguna forma. Físicamente es imponente, y con balón es algo más que El Shaarawy. Sin ser Neymar, tiene un ramillete de amagos bastante interesante, y alguna de sus carreras podría sacar a sus compañeros de la cueva en algún minuto del encuentro. Dicho esto, todavía es más de recibir al pie que de jugar al espacio, y Jordi Alba, su marcador, debería controlar la mayoría de sus intentos. Bojan, pausado pero inocente, sería un sorpresón. Cabía también la opción de volver a ver el 4-3-1-2 (rombo) en el AC Milan, con Ambrosini de mediocentro y Montolivo de «10», pero las lesiones de Nocerino y Flamini casi descartan esa posibilidad.
Se dice cada año, pero éste sí es el AC Milan-FC Barcelona más desequilibrado que se recuerda.
La Champions League es una competición que iguala fuerzas. El miedo a encajar un gol ata a los mejores equipos y protege a los más débiles, limando las supuestas distancias que puedan existir entre unos y otros. Sin embargo, sobre el papel, el gran favorito a levantar el trofeo de Wembley es tan, tan superior a su oponente de hoy, y tiene tan pocas amenazas que controlar, que puede atacar y ser sí mismo sin miedo a nada. Precisamente ésa es la esencia del nuevo Barcelona. Dejó atrás su conservador y ultradominante fútbol control para dar paso a un juego más vertical, profundo y, a su vez, permisivo. Estamos a 20 de febrero y ha resultado un éxito incontestable. Respetando a Europa, que siempre conviene, hoy saltará a un estadio de buenos recuerdos a dejar claro al Bayern Münich quién manda a este lado del charco.
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Vídeo-análisis comentados
La pasividad defensiva del AC Milan
El Shaarawy, gran virtud y principales defectos
La variante del 5-3-2
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Champions League 2013
@RicardoF_HEC 20 febrero, 2013
Me encanta el artículo, porque expone claramente la idea que te haces del partido, Abel, sin generalidades, y con contundencia. Eso, claro, invita al debate. Por ejemplo :
"El FC Barcelona va a poder tener el balón y pasárselo en la mismísima frontal, no va a encontrar más oposición que cuerpo lentos y contemplativos alrededor, que es algo así como su sueño."
La frase es muy tajante, y aunque por las cualidades defensivas del Milan, es muy razonable, no termina de convencerme. Como dices antes, de la generación precedente aún sigue Ambrosini (y Abate), y eso me parece tener una importancia enorme. No logro imaginar a un Milan plácido en defensa. Replegado, si, pero tan inerte y dejando que el Barça se pase tranquilamente la pelota en la frontal, no creo. Eso sería equivalente a regalar el partido, porque si dejas esa libertad al Madrid, como lo hizo el United, pues puedes aguantar. Pero ante el Barça, con la calidad defensiva del Milan, les van a caer unos cuantos.
Yo veo más bien a un Ambrosini liderando una presión fuerte en propia zona de 3/4, ayudado por Montolivo (que en mi opinión sí siente la camiseta y el espíritu "Milan"), y los de la delantera, o incluso un marcaje al hombre sobre Xavi. El Milan, porque es champions, porque tiene a Allegri, y porque cuenta con jugadores inteligentes (Ambrosini, Montolivo), se tiene que adaptar al Barça. Que todo esto conlleve peligro (porque el Barça tiene muchos otros recursos), está claro, y estoy casi convencido de que el Barça va a salir de San Siro con un resultado favorable, pero no se, me parece demasiado "inofensiva" esa imagen del Milan que das en el artículo.
Luego se puede discutir del Faraone, que me parece tener más cualidades de lo que uno puede pensar, pero por lo que le he visto hasta ahora estoy muy de acuerdo con su análisis.