El Betis de Pepe Mel. La memoria en el fútbol es selectiva y nostalgica. El reloj gira más rápido de lo normal porque la vida en este deporte son diez años. Lo que en realidad pasó ayer, aparece hoy en la mente como un vago recuerdo feliz. Este Betis metalúrgico, de soldados con heridas de guerra e imberbes de corazón guerrero, será presa de los melancólicos del pasado cuando, en un futuro, la añoranza vuelva a asomar en los rostros que llenan el Benito Villamarín. Se les recordará no sólo por lo bien que juegan, lo genial de su entrenador o el pundonor sentimental que destilan sus carreras en el césped, sino por su histórica clasificación a la competición más grande de clubes… ¿Qué? ¿Ah? ¿Qué aún no ha pasado?
Los verdiblancos cerraron enero quintos en liga con 35 puntos, los mismos que el cuarto clasificado, y con la cesión hasta final de temporada de Dorlan Pabón. La campaña del Betis es excelsa. Su transformación desde un equipo asociativo, de presión en campo contrario y ataque posicional, al Betis de hoy, de bloque medio, juego de transiciones y bajos porcentajes de posesión del balón les ha convertido en uno de los mejores equipos del campeonato y la Champions está a tiro de piedra. Pepe Mel es prudente, pero por dentro sabe que la cuarta plaza puede ser suya.
Durante la primera vuelta, los de Mel, aunque notables, se mostraron como un equipo ligeramente desequilibrado. En muchos partidos ha acusado cierta falta de gol y, sobre todo, ha visto como su banda derechaGuillermo Molins es un extremo diestro de cal, profundo, ágil y técnico ha sido ensombrecida por la brillantez de su perfil siniestro. La decepcionante, por estar debajo de las expectativa, temporada de Joel Campbell y el portugués Agra hizo que la carencia fuese aun más sangrante. Por la izquierda asoma Rubén Castro, pero el canario echa en falta socios o, por lo menos, que las atenciones de los rivales se dividan más. El mercado bético fue generoso con Rubén, y la directiva le ha fichado dos amigos para quitarle la frustración. El primero en llegar fue Guillermo Molins. El sueco-uruguayo es un extremo diestro de cal, profundo, ágil y técnico; rápido, pero no potente. O al menos así lo era cuando defendía los colores del Malmö de su país. Una rotura de ligamentos tan sólo ocho días después de recalar en el Anderlecht belga le han permitido jugar tan sólo nueve partidos en el último año y medio. Más allá de la incógnita que significa Molins, la adquisición estelar del invierno es la del colombiano Dorlan Pabón.
Dorlan Pabón es un extremo diestro de 25 años que llega al Betis en condición de cedido.
El ex-Parma llega de rebote y tras un dubitativo rendimiento en su llegada al viejo continente. A pesar de ello, se asoma como un golpe sobre la mesa del Real Betis. Pabón hace poco más de seis meses firmó una gran Copa Libertadores en la que fue absolutamente dominante. Es hombre de selección Colombia y, debido a la alta competencia por el puesto y su primera mala experiencia en Europa, llegará implicado y con ganas de comerse el mundo para no perder el puesto en el combinado de su país.
Para empezar a entender lo acertado, a priori, de la adquisición, es necesario desglosar el fútbol del colombiano. «Memín», como se le conoce, es delantero. No es un «9», pero ha jugado de referencia muchas veces en sus equipos. No es un goleador al uso, pero es un hombre con mucho gol que tiene la portería en la mente. A lo largo de su carreraDorlan Pabón, pese a ser delantero, ha sido usado en los tres carriles del ataque ha sido usado en los tres carriles del ataque, ya sea como delantero centro, segunda o extremo, y en todos ha tenido un rendimiento más o menos similar. Entre sus múltiples virtudes está la de su incontenible potencia. Pabón tiene unos 15 metros espectaculares, una arrancada portentosa y diferencial, incluso medida bajo los guarismos del fútbol europeo. No importa si es con balón o sin él, Pabón prende la moto y es muy difícil alcanzarle en distancias cortas. Eso, junto a su poderosísimo remate, le dan una confianza absoluta en sus condiciones. Sus movimientos son supremamente agresivos, sobre todo una vez contacta el esférico. Pabón recibe y mira a portería. Si se siente con espacio, se despega de dónde está y se enfila al gol, sin importar si la recepción es central o en las orillas.
El colombiano es un finalizador y en él suelen terminar las jugadas de sus equipos; sin embargo, sabe asociarse en espacios reducidos y una de sus jugadas favoritas es la pared en la frontal para romper al área y rematar. Su definición es imprecisa debido a que es un futbolista super excitado. Con él todo va a mil por hora y los únicos cambios de velocidad son hacía arriba. Son muchas las veces que esa sobre excitación le lleva a fallar ocasiones, especialmente aquellas que necesiten de un golpeo colocado con el interior del pie. Con el empeine falla menos y sus disparos, si van a portería, son casi imparables. Si bien no es un goleador al uso, Pabón representa una amenaza de gol perenne.
En sus años en el Atlético Nacional colombiano (2010-2012), Pabón anotó 47 goles en 90 partidos.
Sin pelota no es nulo, pero sí limitado. No entiende el desmarque de apoyo y su dominio del área es bajo. Esas limitaciones le impiden jugar de «9» en partidos exigentes o en ataque posicional. No obstante, su juego al espacio es peligroso, tanto en el fuera-dentro como en el dentro-fuera. Cuando su posición de inicio es más centrada, Dorlan suele romper hacía el pico derecho del área para encontrar su posición de remate preferida, en la que casi siempre acierta; si su posición es abierta, fija al lateral y rompe bien en profundidad para ganar línea de fondo, o hacía dentro para encontrar oportunidad de disparo. Cualquier otro movimiento le cuesta leerlo -quizás la razón de su fracaso en Italia-. En el área no siente el rechace corto, pero sabe llegar desde atrás para hacer valer su violento disparo a un toque.
¿Cómo encajaría en el Betis de Mel? A priori, la posición en la que jugará más será al lado de Rubén Castro, en el carril central y cayendo a la zona diestra del campo. Con él en el campo el Betis ganará muchos matices en su juego que ayudarán a hacerlo más equilibrado. Pabón es una amenaza constante de gol, ya sea al espacioPabón, que jugará en el lado débil del equipo, es una amenaza constante y variada de gol
o con la pelota en los pies. Jugaría en el lado débil del equipo, por lo que es de esperar que cuente con más espacios debido a que los rivales bascularán sobre la zona zurda del ataque verdiblanco. El Betis volverá a tener capacidad de desequilibrio por la zona diestra y en transición, que es a lo que juega el Betis, Beñat encontrará receptor para sus pases. Las otras dos opciones son coquetas, pero menos seguras. Jugar en cualquiera de las bandas traería handicaps importantes en la adecuación al modelo de juego. Los extremos de Mel son muy sacrificados y corren mucho para atrás. Pabón es disciplinado a nivel táctico, pero no tiene capacidad de sufrimiento y dejaría vendida la posición más de una vez. Además, si recibe muy atrás, hay tres variables: o se va de su marcador a toda velocidad y el Betis transita rapidísimo, o pierde la pelota en una zona comprometida, o acelera demasiado pronto y la ventaja no alcanza a generarse. De todas formas, su poder de intimidación desde las orillas no es cualquier cosa y a Mel puede que le compense en algunas oportunidades. En la izquierda su tendencia central y el temor que produce su remate (dispara con mucho acierto desde largas distancias) darán vida a nuevas situaciones de juego muy aprovechables por Rubén Castro; por la derecha será una vía sempiterna de profundidad y desahogo.
La última opción es la de completar la línea de tres de un 4-2-3-1. Allí sacaría a relucir su llegada y en transición, corriendo, podría causar mucho daño a las zagas rivales. Tiene un control de balón decente y si está calmado puede incluso colar alguna asistencia. Su inestable juego de apoyo, empero, hacen dudar de su rendimiento allí fuese a mejorar su producción en las tres primeras alternativas.
En conclusión, el Betis se hace con un jugador que tiene todas las características de un buen fichaje invernal: autosuficiente, pide poco al equipo a nivel táctico, soluciona problemas de plantilla e introduce nuevas alternativas tácticas. Es veloz y sus condiciones castigarán los espacios que dejen los rivales. Son seis meses donde su determinación puede que ayuden a que el otro año un equipo de Sevilla se vaya de viaje por Europa.
@marcel99710 1 febrero, 2013
Me decepcionó muchísimo el paso de Dorlan Pabón por el Parma. Me vi 1-2 partidos en los que fue titular y la verdad es entendible el traspaso. Bien lo dice el artículo, es limitado en el juego sin balón, pero también hay que decir que con el balón en los pies siempre era superado por las cerradas y rocosas defensas del Calcio. Nunca le vi la potencia que exhibia acá en Colombia. Ahora, jugará cedido en el Betis hasta final de temporada para irse al Monterrey de México por 5 años.
Por otro lado, recuerdo que Tommaso Ghirardi, el presidente del Parma, afirmó que el fichaje de Pabón habia sido el más importante para el club de los últimos años. Y no iba mal tirada. Yo me emocioné y de seguro algún aficionado del Parma también, porque al verlo en esa camiseta te da un déjà vu de Faustino Asprilla. Pudo haber sido un jugador de culto, allí. Lástima.