La liga inglesa no había conocido momento de mayor gloria. Tres de sus clubes habían alcanzado las semifinales de la Champions League la temporada 2007-2008. A la cita de Moscú llegaron el Manchester United de Cristiano Ronaldo y Sir Alex Ferguson y el Chelsea de Drogba, Lampard, Terry y compañía. El partido fue precioso. Un soberbio testarazo de un inmenso Cristiano ponía el 1-0, pero Lampard hacía la igualada poco antes del descanso. Las ocasiones se sucedieron por ambos y cualquiera pudo ganar. Al final, la suerte de los penaltis sonrió a los de Old Trafford, que levantaban el trofeo nueve años después del «milagro de Barcelona». Era la tercera Champions para los red devils de Manchester.
Tres años después, Real Madrid y Stade de Reims volvían a verse las caras en la final de la Copa de Europa. El conjunto madrileño había superado a su rival francés por 4-3 en la edición de 1956. Los de Alfredo Di Stéfano accedieron a la última ronda del torneo tras eliminar en semifinales a su vecino, el Atlético de Madrid. El choque, disputado en el Neckarstadion de Stuttgart, tuvo claro color blanco. Enrique Mateos adelantó al Real a los dos minutos de juego. El propio Mateos fallaría instantes más tarde un penalti, algo que quedaría en anécdota cuando Di Stefano hacía el 2-0 poco después de comenzar la segunda mitad. Cuarta Copa de Europa consecutiva para el club de Chamartín.
@DavidLeonRon 11 febrero, 2013
Hasta hace bien poco, consideraba este partido el mejor de la carrera de Ronaldo. Supongo que ahora me parece flojete y todo ^^
Aunque bueno, siendo el partido más importante que puede jugar un futbolista a excepción de la final del Mundial… todavía podría mantenerse. Pero por contexto, no por fútbol.