Cuando sonó el silbato indicando el final del partido y vi la cara de Stramaccioni, recordé esa solución que tienes, tan recurrida, cuando el ordenador suda la gota gorda para hacer cualquier cosa y tú no quieres formatearlo, pero a la vez no puedes continuar así porque estás perdiendo años de vida. Bendito invento el asunto de crear un punto de restauración. Mi portátil ha engullido malignas sustancias, pero hace dos meses esto funcionaba bien. Pues vamos para atrás y tras unos minutos, guateque informático sobre mi escritorio. Todo es felicidad. Los aficionados nerazzurri miran hoy su pantalla y ven como su rival más odiado está por encima de ellos en la clasificación, después de haberles empatado en condición de visitante, y tras tener que haber aguantado en el túnel de vestuarios esa aborrecible sonrisa en sus caras, dibujada después de días de elogios y altares, tras la gesta de ganar -y bien- al que por aclamación popular es el mejor equipo del mundo.
El punto de restauración de Stramaccioni, sus chicos y la hinchada, andaría bastante cerca del 4 o 5 de noviembre. Acababan de ganar en el derby d’Italia al rival más fuerte de la competición, y, tras esa proeza en TurínEl conjunto de Stramaccioni ha bajado de nivel, acumulaban la cifra de siete victorias consecutivas en la Serie A. Todo el mundo señalaba al nuevo Inter como la alternativa real al reinado juventino, y a esa alegría por los éxitos propios había que sumar el desastroso momento de sus vecinos de Milan, que estaban, nada más y nada menos, que a 13 puntos en la clasificación. Así que es momento de tirar de tópicos para expresar el momento actual. Yo que sé, “hasta el rabo todo es toro”, o, “nunca te des por vencido”, o, -uno italiano-, “chi la dura la vince”. Que cada uno aplique el dicho popular que más se ajuste a sus gustos para explicar la situación actual, que es la siguiente: quince partidos después de que los interistas correteasen gozosos por el verde del Juventus Stadium, los bianconeri les sacan 14 puntos en la clasificación, y el Milan, está 1 por encima.
El Inter de Stramaccioni y el Milan de Allegrin han tenido dinámicas contrapuestas.
Pero como el Inter no tiene comandos mágicos ocultos en la carpeta de equipo, tendrá que lidiar con la pena, y ver, desde tan cerca, cómo ha cambiado el asunto. Porque en el partido de ayer, a pesar del empate, el Milan fue superior, manteniendo la tremenda dinámica positiva de este incipiente 2013. Era lógico pensar que Allegri no iba a cambiar demasiado con respecto a lo que le venía funcionando, y mantuvo el 4-3-3, aunque con algunas rotaciones. La primera y más significativa, -sobre todo teniendo en cuenta su apoteósica actuación contra Messi-, fue la suplencia de Ambrosini, que desplazaba a Montolivo a la posición de mediocentro y ubicaba a Nocerino como interior derecho. En segundo lugar, y luego profundizaremos en ello porque merece la pena, la inclusión de De Sciglio como lateral izquierdo. Y tercero, la vuelta al once de Balotelli tras su ausencia obligada en Champions, actuando como delantero centro.
El Milan empezó a dominar desde la pizarra, gracias a tres nombres que fueron clave para que el equipo consiguiese recuperar a buena altura: Kevin Prince Boateng, El Shaarawy, y Muntari. Cierto que Niang se había hecho con unEl Shaarawy y Kevin P.Boateng fueron vitales por dentro hueco en el once titular por méritos propios, pero la actuación del ghanés frente al Barça le daba, con total merecimiento, un puesto en el once titular. Así pues, Boateng y El Shaarawy se han convertido en dos argumentos vitales. Primero, porque son muy trabajadores y no tienen ningún pudor en recuperar rápidamente su posición lateral para que el equipo rival no pueda iniciar jugada por fuera. Muntari, por su parte, posicionalmente fue muy agresivo, acompañando en una ubicación central a los dos hombres de banda, y terminando de ahogar el inicio de jugada interista. La segunda razón de la importancia de Boateng y El Shaarawy fue su capacidad para ser influyentes por dentro. En el caso de Boateng recibiendo bastante entre líneas, y en el caso de El Shaarawy arrastrando la marca de Nagatomo, que dejaba libre el carril zurdo del ataque milanista para que lo aprovechase De Sciglio.
Merece y mucho la pena hablar de De Sciglio. Pocos laterales hay en el mundo, -y ya no digo de su edad-, con su capacidad para centrar con las dos piernas, ya sea en parado o en carrera, ya venga el balón raso o botando. Si a esa habilidad le sumamos un fantástico tacto para medir sus incorporaciones, apareciendo en el momento justo, el chaval se torna un activo ofensivo de bastante nivel, como vimos durante el primer tiempo, donde ganó línea de fondo con una facilidad tremenda. Por supuesto, tiene sus carencias, y es que prácticamente todas sus recepciones exteriores acaban con el balón en el área. Aún le cuesta bastante detenerse y esperar llegada para servir atrás, algo que se antoja clave cuando un balón profundo ha girado el sistema defensivo rival y los centrales corren sin mesura hacia propia puerta. La segunda carencia es puramente defensiva, y es que, cuando tiene que proteger el segundo palo, aún está verde. Pero dicho esto, futuro tremendo el de De Sciglio.
Que el Milan se fuese ganando 1-0 al descanso fue gracias a esa ventaja posicional, pero tiene sus matices. El primero de ellos, El Shaarawy, que fue el que solucionó su acción para mandar el balón a la red. Probablemente suS.Handanovic mantuvo en el partido al Inter mayor virtud sea su sangre fría. En una semana le hemos visto dos acciones que, más que su juego, definen su personalidad. El miércoles, frente a todo un Barça, le cayó un balón en la corona del área en los minutos finales, y tuvo la calma para regalar un gol. Hoy, en un derby de Milan (con todas y cada una de las connotaciones que tiene este partido en Italia) ha resuelto con frialdad. Y tiene sólo 20 años. El segundo de esos matices es Handanovic. Probablemente, junto con Marchetti, el mejor portero del año en la Serie A. Salvó varias acciones complicadas, llegó a desesperar a Balotelli, y mantuvo a su equipo con vida para que pudiera empezar el segundo tiempo con una sensación que, por juego, debió haber sido diferente.
Porque, aunque el Milan tuvo un buen papel de comienzo, el Inter ayudó a que le quitasen la redonda. Stramaccioni eligió esta vez un 4-4-2, con Guarín en banda derecha, Ricky Álvarez en izquierda, y Gargano y Cambiasso en el doble pivote. Y a la estructura del Milan comentada para iniciar su presión, se sumaron unos laterales fuera de sus perfiles naturales: Zanetti izquierda y Nagatomo derecha. Cierto que el nipón es diestro, pero Zanetti es un elemento de salida lateral importante cuando el equipo está ahogado, y durante el primer tiempo no pudo sumar en esa faceta. El resultado fue un equipo superado, y que solamente pudo tomar un poco de aire con algún balón filtrado sobre Cassano, que en los primeros instantes de partido se descolgaba de su posición de delantero y le ganaba los apoyos a un Montolivo cuya mayor virtud no es la anticipación. Sin embargo, fue muy a cuentagotas, y no fue hasta la segunda parte cuando cambió la dinámica.
En la segunda parte, con el cambio de Zanetti y la entrada de Schelotto, cambió el partido.
El paso a la derecha de Zanetti habría una línea de escape, y este hecho sumado a que el Milan guardó un poco más la ropa reduciendo el número de robos en campo rival, permitieron al Inter atacar con menos intermitencia. Es cierto que la dinámica del partido no cambió por completo, pero la balanza se había equilibrado. El movimiento que le dio el empate a Stramccioni fue la entrada de Schelotto, y no lo fue por un desequilibrio táctico, si no por puro argumento individual. Schelotto es más reactivo que Guarín para atacar cualquier balón al área, y además tiene envergadura para llegar a él por muy alto que vaya. Si a eso sumamos un De Sciglio que aún no tiene asimiladas artimañas clave para no dejarse ganar la posición, el resultado es que un par de centros laterales sembraron el terror en el área de Abbiati, y en uno de ellos vino el empate. El reparto de puntos deja más satisfechos a interistas que a milanistas, y es que, por sorprendente que parezca viendo cómo había empezado esto, la realidad es evidente: ahora mismo, el Milan es superior. Quizá, los rossoneri, no pensaron nunca en el bendito punto de restauración, y se creyeron, mucho antes, lo que las curva sud les recordó minutos antes de que el balón rodase frente al Barça: “La historia somos nosotros”.
@AlejaMar2 25 febrero, 2013
La primera parte del Milan fue brutal. Es cierto que solo pude ver esa mitad ya que mi ordenador empezó a no tirar despues del descanso, tal y como le está pasando al Inter. El Milan salió a presionar con las lineas muy arriba y muy agresivos, lo que le valía para robar con el rival muy abierto y facilitar las recepciones interiores con mucha ventaja de Boateng y El Shaarawy. Pero también sabía mantener el balón en campo contrario, gracias a uno de mis jugadores predilectos del Calcio, Ricardo Montolivo. Lo suyo a la hora de elegir un pase es sublime, y aunque al principio no le veia como.un bue nmediocentro de Serie A, ahora creo que es su posicion. Salvando muchisimo las distancias, cada vez algo mas cercano a Pirlo.