El estadio estaba a rebosar, el silencio no se oía y hacía un frío polar. Todo era prácticamente perfecto, aunque fuese viernes por la noche, que ni es tradición, ni pega demasiado. Cuando comenzó el gran partido la velocidad del juego levantó un viento casi huracanado que presagiaba una despedida para el derbi de la Catedral made in Athletic Club. Y en espíritu así fue durante 45 minutos.
En la primera parte Montanier mostró un respeto reverencial hacia su máximo rival. Esperaba una presión adelantada contra su salida de balón y decidió que no tendría calidad para superarla, así que sentó a Pardo -esperado- y a Carlos Vela -inaudito-, puso a Agirretxe como «9» y adelantó unos metros a Illarramendi. El plan era salir en largo y cargar segunda jugada de la manera más eficiente, pero San José se hizo grande, ganó en las alturas y dio al Athletic la ventaja. La doble ventaja, pues, además, la Real decidió defender abajo, el ex-red pudo iniciar fácil y los leones atacaron en vuelo. En ese periodo inaugural pareció que Bielsa le había pedido un par a favores a su homónimo de San Sebastián y éste se los había concedido. Lucieron Ander e Ibai.
En inferioridad, Griezmann fue la mejor alternativa de la Real.
Cuando la Real dificultó a San José, dominóEl descanso hizo reflexionar al técnico francés. Había errado en su propuesta, había sido superado, sin matices, pero aun así, estaba claro que el león no tenía los colmillos afilados. Precisaba de auténticas genialidades de Herrera por dentro para obtener grandes ventajas, y si no, debía ser el propio Ibai Gómez el encargado con algún regate. Encima, al recuperar el balón, en las pocas veces que no lo regalaba con un balón bombeado, las diagonales del Chori Castro y Griezmann hacían mucho daño a San José y Laporte, que los recibían directos, sin escudos, como si fuesen misiles. Así pues, Montanier decidió girar la partida. Más que proponer una salida más masticada, lo que hizo fue trabajar específicamente sobre San José para que el Athletic perdiese más rápido y el balón, y descoserlo a contraataques.
Fernando Llorente mejoró levemente al Athletic Club.
Uno de los grandes misterios del año es saber por qué Llorente juega tantos minutos. Se le ha dado la oportunidad en hasta 12 encuentros, para 1 gol y 11 noches estériles. Ayer, sin embargo, el cambio de ariete levantó un poco al Athletic. Uno de los problemas del local fue que no obtuvo ninguna profundidad por la banda derecha, su cuchillo teórico; los centros llegaban desde muy atrás y se precisaba de un gigante para que les diera uso. Fue lo que hizo, en cierto modo. Claro que más diferencias marcó Vela, que salió por Agirretxe justo tras el 1-2 (Raúl no estuvo tan sobrio como en La Rosaleda), y que con su técnica, su posición y su calma de galán de Televisa disolvió el azucarillo en el que se convierte el equipo de Bielsa cuando no todo el mundo corre. La Real está en el punto de poder regalar mitades sin comprometer el resultado. Que no falle más como ayer al principio, que eso es tentar al punto de inflexión. Europa le espera. El Athletic, por su parte, transmitió lo mismo que la semana pasada, y la otra, y la otra. Y queda una jornada menos para la 30, que es su gran fecha.
LucasElGranjero 23 febrero, 2013
Coincido contigo Abel, en que el problema de la Real estuvo en el planteamiento de Montanier en la primera parte. El Athletic, si bien es cierto que este año sufren mucho en defensa de cualquiera de las formas en las que les ataquen, creo que se encuentran mas cómodos cuando el rival alinea un "9" puro como ayer fue Agirretxe. El problema, para la Real, se agranda cuando presionan y recuperan el balón, y Griezmann lo tiene en el medio campo, porque el Athletic vuelve a apretar ( me recordó a lo que hacia el Barça de Guardiola ) y el francés no tiene un apoyo como Vela para iniciar las contras, sino que se tiene que cargar la responsabilidad de llevar el balón al área contraria, y ahí la Real perdió muchos balones, puesto que la conducción tan larga no es la mayor virtud de Griezmann como sí puede ser mas del Chory o Vela.