Cuando en diciembre de 2010 Manuel Pellegrini tomaba las riendas del proyecto del Málaga CF, la gran mayoría sentimos que se trataba del técnico ideal. Más allá de sus capacidades competitivas, nos ilusionaba la facilidad del chileno para crear entornos futbolísticos reconocibles y atractivos. Junto al Ingeniero llegaba Martin Demichelis, uno de los centrales más estéticos del panorama mundial. Aquellos meses finales de la temporada 2010-2011 no pasaron de ser una lucha contra la angustia del descenso, pero sirvieron para que el club fuera adaptándose a Pellegrini y viceversa. Por fortuna, el Málaga logró la salvación y comenzó casi de 0 lo que iba a ser el auténtico primer año de Manuel en el banquillo de La Rosaleda. Ese verano se cerró la contratación de otro elemento clave de esta historia; Joaquín Sánchez. El mago de El Puerto de Santa María exhibiría por fin (todo) el talento que siempre tuvo y que nadie se atrevió a extraer de él. El gaditano sería el soporte a todos los niveles del otro gran fichaje de ese mercado estival: Francisco «Isco» Alarcón. Al joven de Benalmádena (21 de abril de 1992) nunca le faltaron los elogios; era distinto y además le gustaba demostrarlo. Isco fue creciendo bajo el manto de Pellegrini, el liderazgo inicial de otros compañeros más veteranos y un estilo colectivo afín a su manera de vivir el fútbol. Con 20 años resultaría ridículo hablar en términos absolutos, pero sí es cierto que poco a poco vislumbramos el jugador que nos deparará el futuro.
Con nombres como Martin Demichelis, Joaquín o Manuel Pellegrini, Isco está en el entorno adecuado
Descifrar a un genio es difícil, y no hay duda de que Isco lo es. Con otros nombres revisados recientemente como Khedira o Piqué la tarea es más sencilla: se localizan de inmediato sus límites, se sabe qué pueden y qué no pueden hacer con la pelota y, en general, el análisis es bastante preciso. No es así con los virtuosos del balón, siempre pendientes del próximo malabarismo. Definir con exactitud cómo golpea la bola uno de estos monstruos es imposible y la respuesta más cercana a la realidad sería “según convenga”. Empezaremos este repaso a la figura de Isco abordando los aspectos más relacionados con la técnica.
Del ya internacional con la Selección española podemos esperarlo todo. En situaciones de agobio y decisión rápida su agilidad para filtrar entre rivales es enorme. No hay superficie del pie que no domine: desde el exterior (foto de la derecha) al empeine o el interior. Extenderse en esto suena vacío; Isco posee la calidad para cualquier toque. Como buen diestro de categoría, su pierna izquierda no es ni mucho menos coja. Con ella realiza gestos complicados si la situación lo requiere (foto de abajo a la izquierda), si bien la emplea poco a día de hoy. En cuanto al desborde, estamos ante un futbolista completísimo. El control orientado usando el cuerpo del oponente como referencia es su seña de identidad. Gira como una peonza en espacios reducidos con el objetivo de cambiar el sentido de los ataques; una virtud decisiva como más tarde comprobaremos. Su regate incisivo también es determinante. Su manera de encarar al contrario se asemeja al “estilo Iniesta”; golpes de cadera constantes, pequeñas aceleraciones, balón cercano a la bota (foto de abajo a la derecha) y manejo del nerviosismo de su par por encima de duelos explosivos. Tanto en derecha como en izquierda (la zona donde más suele buscar el dribbling) goza de salida por ambos perfiles y gana línea de fondo con holgura. Por su importancia, su vínculo con el gol será desarrollado en un párrafo aparte.
En los apartados de técnica y desborde, Isco es un futbolista completo e impredecible
En este tipo de jugadores, tan dotados con la pelota, la diferencia final la marca “cómo juegan”, que en fútbol viene a significar en gran medida la ubicación a la hora de recibir el cuero. Isco aún tiene ciertas dificultades para hacerse invisible a los mediocentros adversarios. De hecho, el hombre que aparece para descargar en el carril central con más acierto es Saviola, siendo ese el motivo de que el mejor fútbol producido por el Málaga haya sido con el argentino. Como en esos lugares Isco todavía no se siente cómodo, tiende a acostarse ligeramente sobre la izquierda, su guarida favorita (foto de la izquierda). Ahí su reacción dependerá de la profundidad de su posición en ese momento y la compañía que tenga alrededor. En estático, una de sus principales cualidades es esa pausa infinita con el esférico adormecido, a la espera de la ruptura del lateral (foto de abajo a la izquierda). Este punto es básico, pues en el sistema de Pellegrini es innegociable que los carrileros se asienten muy arriba. Como explicábamos antes, esa pausa también la realiza en el pico del área, lo que le vale para desbordar y centrar hacia el remate. Si tras pillar la bola entiende que la izquierda está muy concurrida y no hay opción de colocarla al hueco (Foto) ni de lanzarse al slalom (Foto), opta por la diagonal hacia dentro, uno de sus movimientos predilectos. En esa diagonal encuentra permanentemente “amigos” en los que apoyarse y su sensibilidad para detectar una solución es extrema. Aquí entra en juego su visión periférica; habilitando al lateral más alejado (por norma, el derecho) es buenísimo (foto de abajo a la derecha) gracias a un envío en largo fabuloso.
Tras recibir en la izquierda, sus posibilidades con balón son enormes y cada vez elige mejor
Lo que hace a Isco un mediapunta de grandes posibilidades tácticas es que su radio de acción no se limita a una banda concreta. A la espera de que consolide su fútbol en espacios más interiores, el andaluz funciona casi igual de bien en ambos sectores exteriores. En la derecha mantiene la salida por los dos lados (foto de la derecha) y, con un puntito menos de eficacia por la posición de su cuerpo, conserva todas las aptitudes que hemos anotado previamente, incluido el cambio de orientación con la zurda si fuera necesario. Esta polivalencia le ha hecho mantener una relación de amor con Joaquín, al que le une un nexo indivisible. A día de hoy, el ex del Betis y Valencia es la pieza más sólida del engranaje ofensivo de Pellegrini, el jugador más fiable en la pizarra. Cuando Joaquín recibe, Isco siempre anda cerca. El grado de madurez del siete es altísimo y todo lo que hace sobre el campo es canela. Si ejerce de extremo, Joaquín liberará a Isco para que este salga de su prisión central y pueda encarar con el sistema defensivo rival alterado y en movimiento (foto de abajo a la izquierda). Hay que señalar que Isco realiza grandes esfuerzos a la hora de doblar al poseedor de la pelota (Foto). El desdoble en banda lo lee fantásticamente bien. El movimiento de Joaquín incluye además nuevos huecos para el lateral que llega desde atrás. Y si por fuera poco, el de El Puerto añade las mejores recepciones por dentro, esas que giran, atraen las marcas (foto de abajo a la derecha) y ponen la jugada patas arriba. Aunque el potencial de Isco parece situarse por encima del actual Joaquín (no es poco decir), a febrero de 2013 es este quien ostenta el cargo de maestro, sin olvidar que ambos se hacen más grandes cuanto más juntitos están. Separados en el campo bajan sus prestaciones.
Si hay un apartado donde puede decirse que Isco es algo “nunca visto” dentro de esta irrepetible generación de centrocampistas españoles es en la definición. Aún le queda para situarse al nivel de juego de Iniesta, Silva, Cazorla o el propio Joaquín, pero en materia goleadora está en otra esfera. Sin conocer más recurso que el disparo en la frontal, sus cifras amenazan con pasar de 12 goles por Liga sin demasiados problemas. Su chut fetiche es el tiro con la cara interna del pie, buscando indistintamente los dos palos, ya sea ajustando (Foto) o por potencia. La naturalidad con la que manda el balón a la red es impactante.
Isco Alarcón tiene la capacidad de gol y disparo que no tuvo ningún genio español
Tiene solo 20 años y su margen de mejora es considerable. Dicho esto, no puede pasarse por alto el hecho de que su formación, con tantos minutos en Primera, ha de ser más rápida que la de otros. Todavía tiene algunos defectos que pulir. Por ejemplo, un futbolista de sus condiciones, con semejante rango de pase, ha de ir aumentando su relevancia en la gestión de juego. Por la base solo aparece para toques residuales (Foto) y entre líneas ya han sido comentadas sus (mínimas) carencias de ritmo. Todo esto termina por reducirle a exclusivo «acelerador de ataques»; poco para él. En su defensa, la estructura ofensiva de Pellegrini pide esto, ocupación de las bandas. El chico se acostumbró a ello, es determinante y todo fluye, pero debe ser más. Sin la pelota es responsable y acude a los repliegues (Foto) pero su intensidad no es muy alta, nada extraño en esta tipología de jugadores. Estamos indiscutiblemente ante un genio, otra joya de nuestras prolíficas canteras, con rasgos propios y de los que valen mucho dinero. Su evolución nos dirá hasta dónde puede llegar. Por lo pronto, esta noche debuta en la Champions de verdad. Atentos.
@Ritverato 19 febrero, 2013
Isco, un jugador diferente y diferencial.