Wesley Sneijder fue el último hombre que mereció derrotar a Leo Messi y Cristiano Ronaldo en un gran premio. Lo habría hecho si el Balón de Oro no hubiese cambiado su formato en 2010, su año grande. Liga, Copa, Champions, Mundial de Clubes, la Final de Sudáfrica y horas de fútbol endiablado fueron sus avales. Ser ignorado aquel mes de enero fue el inicio de su cuesta abajo. Se vio sin reconocimiento, sin opciones de revalidar sus méritos colectivos, sin Mourinho y en el Calcio. Y lesionado. La desilusión ha borrado de la escena a uno de los mejores centrocampistas de Europa. Es buena hora para recordar sus pasos; desde que era el mediocentro del Ajax de Zlatan Ibrahimovic cuando había que marcar un gol.
El otrora apodado Pitbull formó parte de la última gran generación ajacied. Entre canteranos y reclutas el club de Cruyff juntó a estrellas emergentes como Chivu, Pienaar, Van der Vaart o Ibrahimovic, en la única vez desde la Ley Bosman que su plantel estuvo a la altura de su historia. Paradójicamente, y estas cosas pasan así, fue en ese mismo momento cuando comenzaron a traicionar algunas de sus constantes. Koeman, intentando recuperar la gloria perdida, interpretó al Ajax como se interpreta a cualquier otro. Según su lectura, aquel grupo, y sobre todo Van de Vaart (la supuesta joya), se adaptaba mejor a un 4-2-3-1 que a esquemas más típicos (3-4-3, 4-3-3), y rompió las reglas no escritas destruyendo los triángulos que tácticamente habían definido el juego holandés desde los años 70. Se demostró que el Ajax no podía permitirse esa pérdida parcial de identidad. Fue un precedente dañino que a la larga confundió, dividió y vulgarizó a la entidad.
Sneijder inicia su carrera formando doble pivote con Galasek.
Jugar de pivote mejoró como centrocampista a W. SneijderPero aquel equipo sí compitió; era muy bueno. Además podía ser verdad que el 4-2-3-1 se adaptase mejor a los jugadores que había. Sneijder, que ni soñaba con la mediapunta con Van der Vaart siendo la bandera del país, se hizo hueco como acompañante de Galasek en el doble pivote. Al principio alternando la titularidad y el papel de revulsivo según las necesidades creativas; pero su crecimiento defensivo pronto le fijó en el once sin reparos. Su físico, perfil Davids, impactaba, y su visión panorámica entusiasmaba. Se orientaba fácil para recibir, aclaraba la salida con sencillez y sus pases dotaban al sistema de una agresividad especial. Se adaptó tan bien que hizo de mediocentro único en 4-3-3s tanto en el Ajax como con Holanda cuando le tocó, con resultados soberbios. Pese a que el tiempo demostró que no era su posición, su etapa en la base de la jugada fue capital en su juego. Le dio otra perspectiva. Al pasar a la mediapunta sabía con exactitud qué pensaban y veían los que había por detrás de él. Con certeza, parte de su excelso sentido de la colocación entre líneas nació ahí.
La venta de Van der Vaart al Hamburgo cambió su posición.
El ocaso de sus días ajacied estuvo marcado por su nueva posición y su relación con el recién fichado Huntelaar. Subió un escalón y pasó a jugar por delante del doble pivote, se podría decir que incluso más como segundo punta que como «10» clásico, justo en el rol que le daría la Champions League de 2010 con el Inter de Milan. The Hunter cambió su vida. El ariete, sublime en los apoyos y la sujeción de los centrales, le daba espacio en la frontal y muchos balones de cara a gol, precipitando su explosión como cañonero. Sneijder se había convertido en uno de los llegadores del momento en el momento de los llegadores (Lampard, Gerrard, Nedved, etc), y en una bendición para sus mediocentros. No había otro como él creando líneas de pase liberadas por delante del balón. Era muy fácil jugar con y para Wesley.
Jugar de pivote mejoró como centrocampista a W. SneijderSu llegada a un grande era un hecho, y desembarcó en el aeropuerto de Barajas. Aquello era un all-in, porque su éxito iba a depender de dos talentos no del todo fiables: Robinho y Schuster. No fracasó, estuvo notable y siempre se supo que ahí había un jugadorazo, pero Madrid destapó unas carencias que tampoco se pueden obviar. El Real 07/08 jugaba a tener el balón -es el último equipo que superó en posesión en un partido al FC Barcelona-, Sneijder se antojaba el medio referencia y demostró que era más de paso que de poso. No había pausa, no había protección del balón, no esperaba a nadie. Él creaba la línea de pase, se orientaba rápido, descargaba con precisión y buscaba otra posición donde recibir; pero ¿y si no había a quién descargar al segundo toque? Por eso su éxito anduvo unido a la figura de Robinho. El brasileño era delantero, pero sí escondía el cuero. De él se sirvió para darse sentido, hasta que se fue. Entre eso y la lesión sufrida en un amistoso contra el Arsenal en verano de 2008, en el Bernabéu no se supo nunca más de un Sneijder grande. Aunque debieron haberle esperado un poco.
Sneijder era el mejor futbolista del Inter de Mourinho.
Mourinho vio el cielo abierto. Lucio, Motta, Milito y Eto´o habían sido un buen trato por Zlatan, pero Sneijder era la pieza que iba a darle sentido a todo. Sin la pretensión de dominar desde el balón, creando un juego de posición de pura transición y resolución rápida, un Wesley sublime fue capital tanto en el 4-3-1-2 del principio como en el 4-2-3-1 del final. Siempre por detrás de Milito; siempre por delante de Cambiasso. El Calcio, que es un enfermo táctico, defiende con muchos las zonas favoritas del holandés, pero es de escuela antigua: rara vez mete el pie. La llegada a Italia de un mediapunta capaz de encontrar el espacio y, luego, una solución instantánea dinamitó el ritmo de la Serie A, al mismo tiempo que permitió a un Inter que por dentro era bastante lento (el Cuchu, Zanetti y Motta no tienen dinamismo, ni del británico ni del hispánico) competir en Europa. Su influencia defensiva, muy superior a la de cualquiera que ocupase esa posición tan alzada, y su dominio del balón parado dulcificaron su bonita relación con José. Fueron días estupendos. A punto de ser coronados en el primer Mundial de África.
Lo que ocurre es que este Calcio oculto, demacrado y bajo constante sospecha no es lugar para tan magnífico jugador. Quizás para un exilio de un año o dos puede, pero hasta ahí. Un futbolista, por más bella que queramos dibujar su esencia, es un animal de vida corta que quiere alimentarse de eternidad. La sensación de pérdida de tiempo le mata. Ojalá un golpe de suerte que ilusione a Sneijder y lo recupere para el fútbol. No es el mejor centrocampista, ni aspira ya a serlo, pero es mejor que casi todos. Y casi todos lo necesitan.
@chopi_8 11 enero, 2013
Con todo el respeto por el Galatasaray me encantaría que fuera a otro club. Y donde no le deberían faltar novias es en Inglaterra. ¿En qué equipo os gustaría verlo?