Diego Lugano, mirándose en un espejo, se hizo una pregunta al final de la entrevista, cerrándola preciosa: «Diego, ¿hay algo que todavía te quite el sueño cuando apagas la luz?», «Sí -se contestó-, en lo deportivo hay algo. Es levantar la Copa del Mundo, en Brasil, en Maracaná. Lo visualizo todas las noches». El Málaga CF no ha incorporado a un cualquiera, y eso hay que entenderlo. Lugano es un líder natural vinculado al éxito; un referente futbolístico y humano en lugares tan dispares como Montevideo, Sao Paolo o Estambul, que le ponen donde a muy pocos jugadores. También es uno de los centrales que han definido la última década del rico fútbol sudamericano. Debió ir a Italia; a suceder a Montero en la Juventus, o a unirse a Nesta en el AC Milan. Con 32 años, e ignorado por Ancelotti, quiere ser el Joaquín de la zaga malaguista. Le sobra talento. Su nivel físico es la cuestión.
Lo más decisivo de Lugano se da cerquita de su propio áreaEl capitán de Uruguay es un central de los del otro lado del charco. Es cierto que los brasileños (Pepe, Thiago, Luiz, Dante, Dedé, Marquinhos) son muy expeditivos y anticipan más que reculan, pero la cultura allí asentada es defender el área, más que otra cosa. Y no es una cuestión de velocidad; Iván Ramiro Córdoba es el central más rápido que se recuerda y era mejor replegando que con la línea adelantada. Lugano define esas normas: técnicamente excelso dentro del área, tanto en el quite corto como en el tackle milagroso, soberbio contra juegos directo y centros laterales y con un gran dominio de la frontal cuando tiene que salir a achicar. Sin ser una tortuga -aunque la edad castiga-, fuera del área sufre de más, sobre todo porque la cintura le responde si luego toca meter la pierna, pero no si luego tiene que pegarse un sprint. De ahí su fama de duro. En ésas quedó expuesto hasta en su mejor momento, y pega fuerte.
Cuesta pensar que un líder de la talla de Lugano no vaya a jugar.
La 2012/13 de Weligton y Demichelis, centrales titulares de Pellegrini hasta hoy, oscila entre el notable y el sobresaliente. Sin duda, son muy partícipes del éxito deportivo cosechado. Y es cierto que la rotación del equipo en esa zona es corta, que las sanciones pesan ahí más que en el resto de puestos y que ambos dos pasan de los 30 años; pero aún así, llegado un Porto-Málaga, o quién sabe qué reto relevante, sentar a uno o a Lugano no sería muy normal. Puede pasar, cómo no, pero cabe plantearse la posibilidad de que Pellegrini cuente con Demichelis para acompañar a Toulalan en el centro del campo.
El mejor Málaga es con rombo, el 75% de sus mejores minutos fueron con él, si bien sería absurdo negarle el pan al doble pivote. Su rombo depende de tener la pelota muy arriba, y para ello necesita meter en el último tercio al menos a 6-7 hombres para que puedan asociarse, y eso supone un riesgo que Pellegrini interpreta con prudencia. En unos días conviene y, en otros, no. Ahí tira del doble pivote, que le da más respuesta sin balón. El problema es que, cuando sí que tiene el balón, puede quedarse corto. Arriba hay menos líneas de pase, por ende están mejor defendidas y encontrar a un amigo cuesta más; aumenta la exigencia técnica (control, conducción, pase), y ni Toulalan, ni Iturra, ni Camacho son virtuosos. Demichelis sí lo es. Martín Demichelis tiene técnica para controlar, para conducir y para filtrar pases, tiene talento para imaginar y también personalidad para atreverse. Ya ha cambiado partidos jugando en esa posición. Da el poder defensivo de los otros y un plus creativo diferencial. Es probable que la idea de Pellegrini fuese hacerse con un central de garantías para alternar al Micho de posición cuando le plazca, que alguna vez será. Si Diego Lugano (21 goles en su etapa turca) tiene piernas frescas, por lo que es y lo que permite, habrá dado un salto de calidad a un equipo que ya juega muy bien.
Abel Rojas 23 enero, 2013
Los aficionados del Sao Paolo se ofrecieron a poner una suma de dinero cada uno para recuperar a Lugano cuando estaba en Turquía. País que le despidió a lo grande en el aeropuerto cuando se fue a París. Y no podemos imaginar sin ver 4 o 5 entrevistas lo que este hombre significa en Uruguay. Recordemos que bajo su capitanía el país quedó 4º en Sudáfrica y ganó la última Copa América.