Dejando a un lado el choque planetario que vivimos con los grandes de nuestro fútbol, un Bayern-Real Madrid pasa por ser el gran duelo que la Champions puede ofrecernos. Por el nivel de los equipos (nadie los bajaría nunca del actual TOP-5) y por la legendaria historia que hay detrás. El bombo del día 20 tiene la posibilidad de emparejar de nuevo a germanos y españoles, y eso atrae. Ha transcurrido poco más de medio año desde la reciente semifinal, pero ya se sabe que, en este mundillo, las cosas van muy rápido. ¿Qué ha cambiado desde entonces?
Para empezar, los colectivos no son los mismos. Se parecen en la configuración (ambos añadieron centrocampistas relevantes a sus plantillas), pero no en lo que realmente importa; la ascendencia lograda. Lo que se piensa de ellos. El Real Madrid, tras su brillante título liguero, tiene la asignatura pendiente de una gran noche europea que hace una década que no llega. Es el último salto para un grupo de tan brutal potencial. El Bayern Munich, por su parte, tampoco respira igual. Aquella infravaloración mediática, previa al emparejamiento de abril, ha desaparecido (curiosamente sin que los muniqueses hayan levantado copa alguna). El Bayern es consciente de que tiene menos mimbres que los dos gigantes nacionales, pero también que, con suerte y acierto, pueden vencerlos. No sonaría a bombazo.
Los partidos de la temporada pasada vinieron definidos por las diferentes actuaciones de los principales mediocampistas. Como decíamos, para el Bayern hubo un antesSchweinsteiger y Xabi Alonso, perfectos para dañar al rival, no estuvieron a su mejor nivel y un después de esta eliminatoria. Incluso puede decirse que fue el gol de Mario Gómez en la ida el que les hizo creer que podían. Hasta ese momento, los de Heynckes vivieron en una precipitación fruto de las dudas. Tuvo que ver el estado en el que compareció Schweinsteiger, nexo de unión de todo. El interior alemán forzó para jugar, y no terminó de fusionarse con el partido. Los teutones son una formación ambiciosa en la elaboración del juego. Involucran a mucha gente, con permutas permanentes. En el instante de la pérdida del balón, los espacios vacíos existen. Mourinho reaccionó en el Allianz con una versión absolutamente centrada de Di María. El argentino recibió fácil e hizo daño. Junto a él, Ozil desde su conocida falsa banda derecha. Los locales se exponían demasiado, y solo una floja actuación de Xabi impidió que el Madrid gozase de varias transiciones extra. Bastian y Alonso son la más absoluta élite internacional, y sin embargo, no mostraron su cara más dulce. Serían fundamentales, pues el juego de cada uno daña especialmente al oponente.
Alonso y Schweinsteiger, las piezas que definirán estos partidos
Que Modric fichó para este contexto señalado lo tenemos claro. No tanto que, cuando vuelva a darse, consiga imponerse en dicho escenario. El Madrid necesitaría de LukaPara el Bayern es fundamental que Lahm no se asuste delante de Cristiano exactamente lo que Kroos exhibió en el Bernabéu. El “diez” alemán mezcló apariciones en la base con diagonales a espaldas de un Cristiano Ronaldo que, como debe ser, no realiza trabajo defensivo casi. Tanto Madrid como Bayern regalan huecos ahí, conceden metros que, en estas batallas, equivalen a tiempo, a descanso y a sensación de dominio. Este sábado tuvimos la oportunidad de contemplar a un Valladolid que, con valentía remarcable, soltaba a sus laterales hasta campo contrario. Con Lahm, los bávaros están obligados a ello. Generan una superioridad que Mourinho no tiene con qué contrarrestar, si bien los riesgos al contragolpe son mareantes. En Alemania, el Real disfrutó de salidas irreales para una semifinal de Champions League. En global, la pelea Cristiano-Lahm es apasionante; uno quiere llevar a su terreno al otro. En defensa posicional, Lahm no descifra a Ronaldo. El doble falso 9 tritura su gran defecto.
Alrededor de ese sector corrieron ríos de tinta. Arjen Robben conserva el aroma de cuchillo sangriento. Mourinho, que en estas siempre tira hacia la precaución, se lo creyó, alineando a Coentrao Coentrao ya no evoca debilidad contra Robben; Marcelo puede resolveren Munich. Lo primero que hay que aclarar es que el “3” luso es otro. Aquel manojo de nervios se ha consolidado, dando paso al que quizás sea el lateral defensivo más sólido del continente. Aspecto clave, por supuesto. El análisis integral ya es bastante menos sencillo. A Robben hace mucho que su “diagonal de la muerte” dejó de salirle. Casi apetece asegurar que ya no la tiene. Por ahí, el plus de concentración de Fabio no es tan, tan necesario. Distinto es el cierre del segundo palo. Alaba rompe mucho desde el costado izquierdo y la pelota suele volar de orilla a orilla. En esto, Marcelo sí erró de forma grave. Además, si juega Thomas Müller, el Bayern te mete dos terribles referencias rematadoras en el área, y hay que sufrirlas. El tema está en que Marcelo es imparable con la bola. Su antinatural regate en zonas centrales se aleja de Robben para reclamar a Bastian o Kroos. Una faena para un engranaje que como venimos explicando, arriesga muchísimo. Luiz Gustavo se ve solo a menudo. No fue casual que bordeara la expulsión de manera flagrante los 180 minutos.
Coentrao subió de nivel; Robben bajó. Marcelo es un genio.
Las zagas también tienen su aquel. Pepe y Ramos fueron humanizados por el corpachón de Mario Gómez. Mandzukic tiene más velocidad y dinámica, que jamás sobra ante los bichos madridistas, pero es más pequeño. Un hipotético dominio del Bayern vale el triple con SuperMario en el punto de penalti. En la otra portería hay más manteca. Badstuber es baja para cinco meses y no estaría disponible. Boateng, compañero suyo, fue expulsado ante el BATE Borisov y deberá cumplir un encuentro de sanción. ¿Qué pierden? En el caso del defensor rubio, su zurda. Filtra y encuentra sin sudar a Kroos o Bastian. Ahí es crack. Boateng son piernas, físico en el sector de Cristiano. Sin ser ningún talento, salvó numerosas ocasiones de gol. Dante, Javi Martínez o Van Buyten inspiran más incertidumbre; el primero depende de la excitación, mal negocio. Con Javi conocemos la película; fuera de Bielsa es un central con asterisco. Van Buyten, la opción más sobria, es demasiado pesado para los apoyos de Benzema. Problemita para Heynckes.
Disputar una final de Champions en Octavos tiene su miga. Te expone a una derrota que, de producirse, destruye por completo lo que resta de campaña. La Champions es el alimento, el motor anímico que mueve todo. Sin ella no hay vida. Ni Bayern ni Madrid podrían vender como positivo un enfrentamiento en febrero con el que es, junto a Leo Messi, el gran escollo hacia la Orejona. Si el sorteo se pone tontorrón, confirmaremos un superfavorito, perderemos a otro y, por el camino, viviremos dos citas futbolísticas maravillosas. Si no hay contratiempos inesperados, mejores que las anteriores.
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@SharkGutierrez 12 diciembre, 2012
Del Bayern del pasado abril a este Bayern, hay un mundo de sensaciones. En primer lugar, porque el Bayern de finales de abril había dejado escapar la Bundesliga ante un regular (y fresco) Borussia Dortmund en liga. El Real Madrid estaba en trámites de sentenciar la liga a su favor (lo hizo entre la ida y la vuelta de la semifinal de Champions), daban otras sensaciones ambos. Por eso, creo que se infravaloró a aquél Bayern; craso error por otra parte.
El Bayern de este año es mucho más fuerte anímicamente, tiene el 60% de la Bundesliga en su bolsilla, rotando 5 elementos en su once titular, pese a tener a Luiz Gustavo y Badstuber lesionados. Insisto, Holger no me parece para tanto, de hecho me parece más debilidad que acierto; personalmente Boateng y Dante me parecen una pareja más que sólida (sin ser Pepe-Ramos). Responden mejor a las expectativas. Creo que en un posible cruce, me produce muchísimo más respeto Ribéry-Kroos-Mandzukic, por todo lo que generan. El croata ha desbancado a Gómez como titular esta temporada y contra el Madrid encontraría su escenario ideal.
En cambio, este Real Madrid genera contradicciones; alterna partidos memorables de 30 minutos en una sola de las partes y luego vive de las rentas conseguidas de la ventaja, pero se convierte en desesperación cuando esa renta no la consiguen. También es un equipo menos frío y más emocional que el año pasado, al menos eso percibo yo con respecto a la temporada pasada. Como madridista, no querría cruzarme con el Bayern de hoy en día ni en pintura, a doble eliminatoria. Es el rival más complicado para el Real Madrid (y ya no lo digo por la estampa de rival histórico), sino por ser un rival futbolistico solvente, efectivo. Muy efectivo, una efectividad que el Madrid ahora mismo está careciendo con respecto al año pasado.