Comenzar un texto analítico manifestando una opinión quizás sea un error. Condiciona de entrada al lector y revela el sentir de quien escribe. Si el tema a tratar es Cristiano Ronaldo, poco más hace falta para agitar las pasiones. Yo me voy a atrever: A noviembre de 2012, el futbolista portugués me fascina. La sentencia, después de todo, podría sonar vacía. Al fin y al cabo, hablamos de un ganador de Ligas, Copas, Champions, Bota y Balón de Oro o Fifa World Player, entre otros logros. Lo que de verdad hace relevante a esta premisa es el proceso vivido hasta llegar a ella. El crack de Madeira es una de las figuras históricas más interesantes de estudiar con el paso del tiempo. Desde su eclosión, en aquel mediático partido contra el Manchester United, el luso ha ido añadiendo capas a su juego. A escasas horas de un gran duelo ante el Atlético de Madrid, nos paramos a desmenuzar su fútbol, perfectamente resumido en los 90 minutos del Etihad, frente al City. Así es Cristiano Ronaldo en noches de gala.
Ayer, hoy y siempre, Cristiano será verticalidad. Profundidad; conceptos que se relacionan en gran medida con los espacios exteriores. Pese a que apenas quedan gotitas de aquella versión, todavía se le sigue dibujando como extremo en las alineaciones del periódico. Es la manera más sencilla de ubicarle. Y claro, un extremo ha de desbordar. El regate de Ronaldo ha pasado por muchas fases diferentes. El artilugio de sus inicios ha mutado en una sobriedad palpable. Tras un periodo en Manchester donde superar contrarios le costaba demasiado, su madurez se ha extendido también en el uno para uno. El aspecto clave; su dominio de la salida por fuera. Para el lateral, el primer paso de Cristiano no es alcanzable, pero podía contrarrestarse desde la previsibilidad y el deseo anticipado de buscar el disparo. Su acierto en la toma de decisiones en esta acción (que no deja de ser la más simple de su repertorio) genera un gran beneficio a sus equipos, pues permite a estos ser anchos cuando no se consigue la victoria en las zonas interiores. Contra el Atlético de Madrid, escuadra maestra en la defensa de estos huecos, la amplitud es fundamental. A Ronaldo le sale el mano a mano. El recurso cuando el colectivo no le regala otra cosa.
Este apartado de su fútbol, moldeado pero primario, es el que le conecta con la esencia lúdica, que para todos es tener la bola en los pies. Es el momento en el que más segundos la soba. Sin embargo, hace mucho que Cristiano comprendió que por ahí solo iba a quedarse en un gran futbolista, nunca una leyenda. Para remediarlo, se inventó, con la ayuda de los mejores, el juego sin balón más portentoso que hayamos conocido. Para explicarlo, lo ideal será dividirlo en tres grupos: ruptura, apoyo y comportamiento posicional.
El juego sin balón de Cristiano Ronaldo, uno de esos milagros del fútbol
Ronaldo al espacio no necesita presentación. Su potencia y velocidad punta son marca registrada. Sobresale a la vista. Por contra, permanece ajeno al elogio cómo accede a esas situaciones. ¿No es extraño que, yendo a mil por hora, Cristiano caiga tan poco en offside? ¿Cómo es que halla metros para correr continuamente? La respuesta es fácil: no para quieto. Su manejo del eje horizontal es el que abre la puerta a todas las carreras hacia la portería adversaria. Leyendo el contragolpe no tiene límites: Si Di María está implicado en trabajo defensivo (habitual en choques duros), le compensa lateralmente (imagen superior), tanto si el argentino busca envío largo como si sale en conducciones –con frecuencia, confusas–. Si Benzema se acuesta en la izquierda, su perfil favorito, Cristiano es carril central. Su empatía con Karim se basa en esto. El francés no pone freno a nada. Contextos de inferioridad númerica como el del City of Manchester agrandan este talento diferencial a la vez que activan su ego. A tope de concentración, Ronaldo engaña a este deporte; un hombre menos no se nota.
El doble falso 9 es la gran aportación de Jose Mourinho al fútbol de Cristiano. Un sistema que, en pleno funcionamiento, le aleja de la raya para acercarlo al gol, a la definición. Para ejecutarlo, el entrenador portugués se ha valido de la riqueza táctica del 7 madridista. La constante es la posición de Ronaldo (y su compañero), permanentemente entre central y lateral; invisible para el primero, muy lejos del segundo. La imagen habla por sí sola. El Madrid castiga con doble ruptura, pero el devastador es Cristiano; Karim no es agresivo y al Pipa le cuesta trasladar su virtud a la élite. ¿Por qué Ronaldo es indefendible en este instante? El motivo principal, como decíamos, es su ubicación. El central “está ciego” y el lateral, muy lejos para seguir su diagonal. Muchos zagueros tienen piernas para igualar a Cristiano en un sprint, pero atraparle partiendo dos segundos tarde es imposible. Los dos últimos goles ligueros en el Camp Nou son la perfecta representación del movimiento. Mascherano es una bala en línea recta, pero ve estéril su aceleración. No tiene utilidad. Como extra final, el doble falso 9 maquilla una carencia técnica. Ronaldo sufre para según qué exigencias asociativas, pero destaca sobremanera en paredes cortas en la frontal. Ahí, su índice de pases convertidos es muy alto. Refuerza su seguridad y su autoestima. Nuevamente, es Benzema quien le aporta como ningún otro; se juntan y se complementan.
La ubicación que Mourinho dio a Cristiano Ronaldo en 2012 fue su penúltimo salto como jugador
Pero si algo legitima a este artículo, si queda un matiz imprescindible en Cristiano que no se está recogiendo, es sin duda su creciente peso en el juego de apoyo. Cierto es que solo se da cuando el Madrid roba y sale, es decir, en transición; en ataque estático, su rol es uno de los dos anteriores; “extremo” o doble falso 9. No quita. El pasado miércoles presenciamos cómo Ronaldo ha evolucionado en la lectura global de un encuentro. Mancini alineó tres piezas en el mediocampo; Yaya Toure como “5” e interiores débiles sin la pelota como Nasri y Silva, que por naturaleza, tendían a perderla muy arriba. Cristiano aprovechó para masacrar. Torturó la espalda de Yaya (imagen de la izquierda) una y otra vez con intervenciones a 70 metros del arco rival, incluidas apariciones a un toque que son la muerte para los, ya de por sí, intentos suicidas de defender esos apoyos. Ante el Athletic, más de lo mismo. Bielsa y sus laterales en marca individual quedaban expuestos ante la obligación de seguirle allá donde fuese. La prueba definitiva de la mejora de Ronaldo en el entendimiento de lo que sucede alrededor suyo es observarle cuando el oponente tiene el balón (foto de la derecha). El jugador ya había tomado consciencia de la fragilidad citizen, y se preparaba para explotarla. Decía Menotti que un futbolista podía dejar de correr o de tocarla cuanto hiciera falta, pero lo que no podía permitirse era dejar de pensar. Cristiano ya no desconecta.
El derbi de mañana representa un reto para las dos partes. El Atlético pasa por ser el sistema defensivo más destacado de nuestro campeonato. Niegan recepciones por dentro sin destaparse en los costados. Fue ahí donde Ronaldo los mató en la confrontación de abril. Si el ritmo es vertiginoso, volverá a acostarse en el sector izquierdo. Tarea para Juanfran y Gabi, que suelen cumplir con la labor. Simeone recibe el primer toro bravo de la temporada, cuyos embistes medirán la destreza de su capote. Disfrutémoslo, es exclusivo de nuestra Liga. Como Cristiano Ronaldo; una bestia sin parangón que dejó muy atrás al resto de jugadores del planeta salvo a uno.
PD. Hay una demarcación, un lugar que no hemos señalado. Jose Mourinho, desde su aterrizaje en Madrid, no ha estimado oportuno usar a la estrella portuguesa en banda derecha de manera fija. Las razones son meramente tácticas, y no guardan correspondencia con algún tipo de debilidad del futbolista. Jugando para el Manchester, Cristiano Ronaldo dominó una eliminatoria de Champions frente al Inter desde el carril diestro. Su partido en San Siro fue legendario.
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Referencias:
Cristiano Ronaldo vs Manchester City
Kundera 30 noviembre, 2012
A bote pronto sólo quiere añadir otro análisis que se hiciese del jugador en este mismo espacio.
http://www.ecosdelbalon.com/ecos/2009/05/24/el-vi…
Cristiano Ronaldo, el vistoso jugador invisible. Eran épocas de delantero por derecha y falso 9 central. De Ronaldo moviéndose por todo lo ancho y en vertical del campo rival mientras Tévez y Rooney hacían de las suyas con el escenario que dejaba un movimiento de Cristiano Ronaldo. Sus partidos de Champions ante el Arsenal, el Barcelona, el Chelsea, el Inter, el Porto o la Roma… Son históricos. El mejor jugador de la historia… en el juego sin balón. Más que Maradona, Messi, Cruyff, Di Stéfano y Pelé.