No es precisamente el talento estructurando equipos la mayor virtud de Roberto Di Matteo, y aunque es cierto que la plantilla que maneja tiene ciertas carencias en puestos clave, que obligan a tener que tomar decisiones alejadas de la grandeza que se le presupone a un equipo cuya inversión en los últimos lustros está al alcance de muy pocos en el fútbol europeo, también es cierto que se echa en falta un poco de imaginación y de fluidez en sus planteamientos. Y esto son cantos de sirena directos a los oídos de un viejo marinero como Sir Alex Ferguson, que tuvo claro cómo salir en Londres para maniatar a un equipo que llegaba a uno de los momentos álgidos de la temporada habiendo concedido únicamente un empate en ocho jornadas. No es extraño analizar un partido entre dos equipos potentes de Premier League y encontrar un contenido poco complejo, y un ejemplo evidente lo encontramos en el Chelsea – Manchester United que ayer se disputó en Londres a la hora del té.
El Chelsea llegaba al partido como líder y con cuatro puntos de ventaja sobre el United.
La continuidad en las alineaciones del tridente Oscar – Hazard – Mata focaliza las recepciones productivas en ¾ de campo, por lo que Ferguson trató de ensuciar esas recepciones y otorgó al Chelsea ventaja en zonas donde no se iba a sentir amenazado. En la primera captura vemos como el Manchester United propone un repliegue muy bajo, donde ya no solo permite espacio a los centrales rivales, si no que los propios mediocentros del equipo (Obi Mikel y Ramires), tienen mucho espacio para jugar. El Manchester United defiende en un 4-5-1 donde su fijación absoluta es eliminar las recepciones donde exista el suficiente espacio para girar y encarar de la línea clave de este Chelsea, la de los mediapuntas. Propuesta de lo más sencilla pero tremendamente efectiva, si además tenemos en cuenta que los laterales no están preparados para dañar en el esquema Di Matteo, y que Fernando Torres, a día de hoy, si puede intimidar en algún escenario, desde luego lo es con espacio a la espalda de la defensa.
El Manchester United también simplificó bastante los ataques. En los robos la tendencia en el despliegue era lateral (de ahí la alineación de Ashley Young y del gran protagonista del primer tiempo, Antonio Valencia). Las transiciones debían ser exteriores, y eran a raíz de ellas donde el equipo debía de progresar si tomamos como referencia la altura de su repliegue. Algo totalmente comprensible, aunque lo que más llamó la atención fue la estructura en fase de salida que adoptó el Manchester United, y concretamente la que llevó al equipo a conseguir el 0-2. Es una tendencia lateral donde el jugador contextual es claramente Antonio Valencia. Ferdinand obtiene recepción en el inicio, Rafael gana metros a la espalda de Hazard y Valencia se empareja con Ashley Cole. Si Ferdinand encuentra a Rafael, Hazard va a estar muy lejos para encimar, por lo que un buen control del brasileño le deja encarando a Cole y con la obligación de dividirse ya que tiene proyectado a Valencia desde el inicio de la jugada. Con tan poco le hizo un siete Ferguson a Di Matteo.
Sin embargo, el planteamiento de Ferguson, que no cabe duda de que fue efectivo, (los dos goles que tomó de ventaja así lo reflejan), era demasiado simple. Y enfrente había futbolistas a los que su entrenador y sus compañeros les dan bastante poco, pero que talento para jugar tienen de sobra. Ese fue el caso de Juan Mata, el hombre de este mes en la Premier League, que además de hacer gala de un fenomenal estado de forma, hace también uso de un orgullo que está herido después de que Del Bosque se viera obligado a sacarle de la última lista por la cantidad de nombres que hay para su zona. Juan Mata entendió la situación, comprendió que no se podía girar la línea de cinco que había presentado Ferguson porque no había espacio entre ellos y los centrales, y comenzó a acumular recepciones de cara, a dar un apoyo detrás de la pelota y a atraer a Cleverley y a Rooney, con lo que Carrick quedaba más expuesto y sus compañeros tenían más sitio para producir. Mata le dio la cara al juego y el Chelsea se la encontró al partido.
En la segunda parte, el principal detalle fue la percepción de Ramires. Abandonó con bastante asiduidad el doble pivote, y el hecho de que fuese él el que llevara el 2-2 al marcador no fue casualidad. Quizá a Di Matteo no le convenció la opción Mata, pero la realidad es que durante los primeros minutos del segundo tiempo el asturiano acumuló sus recepciones acostado en el sector derecho, más lejos de la zona de influencia en el carril central vista durante los últimos minutos de la primera parte. Es cierto que la agresividad de Ramires permitía poblar mejor las zonas de remate, y sumado al hecho de que Mata y Hazard recibieran en los carriles exteriores hacía que Oscar entrase más veces en contacto con el balón, quedando continuamente por detrás del brasileño, con lo que la propuesta de Ferguson, en cierto modo, sufría una agresión con la que no contaba en la primera mitad.
El Chelsea (en la primera parte gracias a Mata y en la segunda a una medida un tanto precaria pero agresiva al fin y al cabo), consiguió sacudirse el dominio espacial del Manchester United, que ya no conseguía defenderse con comodidad ni tampoco desplegarse con continuidad. Sin embargo, los de Di Matteo se quedaron con nueve y a partir de entonces el partido se desvirtuó bastante. Eso sí, sería injusto acabar el análisis sin mencionar porqué el equipo de Ferguson hizo tres goles, y ahí aparecen dos de los mejores delanteros del planeta. En primer lugar, Robin Van Persie, al que su abanico de recursos fuera del área otorgan gran continuidad a los ataques de su equipo, pero que en este caso dio un recital de sensibilidad para afrontar la producción exterior de sus compañeros. Los instantes previos del 0-1 y el 0-2, la forma en la que lee la situación para acabar conectando los dos remates, son de una percepción tremenda. En segundo lugar, el caso de Javier Hernández. Es cierto que se benefició de un error arbitral, pero no menos cierto es como en décimas de segundo lee la dirección de la jugada, se posiciona, y saca un remate inverosímil. Puro talento.
Chicharito llevaba únicamente diez minutos en el campo cuando marcó el 2-3 final.
El partido, en líneas generales, fue más entretenido y polémico que bueno por complejidad. La realidad es que ninguno de los dos equipos hizo gala de planteamientos brillantes (algo que es costumbre en Di Matteo, y habitual aunque con excepciones bastante decentes, como el día del Newcastle, en el caso de Alex Ferguson). Seguramente fue la personalidad de Juan Mata la que puso la primera piedra para que el Chelsea no se derrumbase, y el hombre clave para que la simplista pero sólida idea inicial de Alex Ferguson no quedase en las crónicas como una lectura de maestro. Las alabanzas al asturiano y las merecidas críticas a Fernando Torres será lo que justamente quede en el bando blue (porque Fernando ya no es que no tenga ritmo, es que ofrece soluciones débiles), mientras que en el Manchester United volverá a quedar patente esa facilidad para competir bien debido a la legendaria facilidad de adaptarse a diferentes escenarios con sus planteamientos. Sean como sean, simples o complejos, teníamos ante nuestros ojos a dos candidatos a ganar la Premier League 2012/2013. Que cada uno considere si quedó o no colmado. En mi caso, creo que se cumplieron las expectativas.
@undefined 29 octubre, 2012
Es increible como los Mexicanos nos comemos a un Tipo como Javier Hernandez, es uno delantero Practico y sumamente efectivo, se menciona mucho que sus goles son producto de la "suerte" pero viendo sus numeros creo que son mas en base a talento y Oportunismo !