El Shakhtar Donetsk alegra al fútbol continental desde hace un lustro. El proyecto ucranio recibió dos bendiciones en su concepción: por un lado, la dirección técnica de un viejo lobo europeo, Mircea Lucescu, ganador de, entre otras cosas, una Copa de la UEFA con el Galatasaray (un perfil de club similar). Por otro, Donetsk pasó la prueba del frío, ejerciendo de albergue a una legión de futbolistas brasileños, quizás no de primerísimo nivel, pero sí muy bien elegidos. Los Luiz Adriano, Willian, Ilsinho o Fernandinho, presentes en el gran éxito de este ciclo, continúan siendo fundamentales hoy día. España recuerda al Shakhtar, principalmente, de su enfrentamiento ante el Fútbol Club Barcelona en la Champions League 2011. Los de Lucescu toparon con el mejor Barça de la era Guardiola y nada pudieron hacer, pese a que el resultado de aquella eliminatoria no reflejó la buena imagen del conjunto. El Shakhtar 2012-2013 sufrió pocos cambios. El más significativo no tiene que ver con un fichaje: la explosión del armenio Mkhitaryan ha conmocionado a todo el mundo por la potencia de sus cifras goleadoras, a más de un tanto por choque. El mediapunta es, desde tiempo atrás, una figura esperanzadora, pero ha sido en este inicio de campaña cuando ha roto en el terreno mediático. Podríamos preguntarnos por qué, pero la cuestión más interesante sería: ¿qué es Henrikh Mkhitaryan?
Para empezar a comprender esos guarismos anotadores, más propios del trío español, hay que acudir a la pequeña modificación que Furbescu ha llevado a cabo en el Shakhtar esta temporada. El 4-2-3-1 que viene plasmando el entrenador rumano se mantiene en esencia durante los partidos. La diferencia está en el comportamiento del mediapunta, del hombre por detrás del 9. Si hacemos memoria, recordaremos el nombre de Jadson. El internacional canarinho destacaba por su tendencia hacia el balón. No era un cerebro pero se involucraba en la creación de ventajas. Era centrocampista vaya. Mkhitaryan es un giro de 180º.
Desconcierta calificarle como tal, pero Mkhitaryan está mucho más cerca lo que podríamos considerar un delantero. En fase ofensiva, su posición de partida es casi siempre a espaldas de los mediocentros rivales,Es llamativo el poco peso de Mkhitaryan en la creación del juego influyendo sobre centrales. Su peso en la elaboración del juego pasa por etapas de nula participación. Valga un detalle: Rakitskiy (una de las zurdas más dotadas) y Mkhitaryan jamás se encuentran. El de Armenia no ofrece nunca una línea de pase. Ni el jugador la pretende, retrasando su ubicación, ni el Shakhtar la espera. Los ucranianos salen siempre de forma lateral, ya sea mediante unos larguísimos y autosuficientes Srna y Rat o, especialmente, Willian. El “extremo” no es tal. Cada año su rol es más interior, y esta vez hay mucho de Mkhitaryan en ello. Vive por detrás de la pelota, la retiene durante periodos enormes, habilita al carrilero opuesto con cambios de orientación y suma desborde. Es, de largo, el atacante con más peso creativo del equipo. Resumiendo, el Shakhtar ocupa el ancho del campo de forma constante, con recepciones al pie de los volantes o llegadas sorpresivas de los laterales. A Mkhitaryan solo se le exigen movimientos de apoyo y no excesivamente amplios. Fijar por dentro es su tarea. Más área. Más gol.
Willian pone todo el juego por detrás del balón que Mkhitaryan no aporta. El lateral izquierdo Rat, parte este año más arriba que de costumbre; está más que llega.
Es en transición donde Mkhitaryan disfruta de verdad. En el ataque vertical, con las marcas distraídas, Henrikh da lo mejor de sí. Lanzador de contragolpes excepcional, prefiere correrlos sin balón, aunque su conducciónLuiz Adriano, más que fundamental para las rupturas a portería de Mkhitaryan es potente y precisa. Su primer toque en acciones rápidas es determinante. Se trata de un llegador salvaje que encuentra su pantalla protectora en el trabajo de Luiz Adriano. El punta es uno de esos jugadores que si los valoras por cómo se mueven, solo puedes decir cosas agradables sobre él. Le condena su falta de talento ante portería, tanto para encontrar situaciones de remate como para convertirlas. Da igual. El nueve brasileño es indispensable para el Shakhtar. Auténtico prodigio en el envío directo, baja cualquier melón. Mkhitaryan, gran lector de la segunda jugada, aprovecha para acelerar y descargar a banda, a menudo a pocos toques. También en profundidad destaca Luiz Adriano. Sus diagonales dentro-fuera son exitosas en grandísimo porcentaje. Atrae y suelta hacia un Mkhitaryan que aparece en vuelo. Si Willian le exime de labores de gestación, Luiz Adriano lo separa de la zaga, poniéndolo de cara a puerta, algo clave para quien anda bendecido ante el arco.
Aunque estamos comprobando cómo su mutación a “simple” anotador ha reducido y relajado sus funciones, todavía conserva algunas características de mediocampista. Por ejemplo, su implicación defensiva cuando el oponente tiene el cuero. Era habitual verle en esfuerzos intensos sin pelota y aún resulta importante. Tenemos su reciente actuación frente a la Juventus. No marcó en individual a Pirlo, pero su labor retrasó (impedir es imposible) muchas recepciones del genio italiano. Tiene sacrificio y ciertas condiciones para pesar en fase de repliegue.
Es un jugador de intensidad y esfuerzo; no escatima trabajo defensivo. Aportó sin balón ante Pirlo
Su versión rompedora y meramente central ha tapado varias capacidades punteras y desequilibrantes. Su 0-100 para encarar por fuera supera muñecos con frecuencia. Su evolución global ha ido borrando toda relación con el juego que implique más de cinco segundos con balón controlado. En octubre de 2012, Henrikh Mkhitaryan es un futbolista que vive por y para el gol. Con sinceridad, no hay que reprochárselo a nadie. Comiéndose el área es de los mejores del continente. Y eso es un lujo para el Shakhtar.
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MrRealStinson 12 octubre, 2012
Qué jugadorazo es este Mkhintaryan! He de confesar que no he visto más de 4 ó 5 partidos suyos, pero me ha gustado mucho. El partido contra la Juve me encanto sin que fuese, estoy seguro, una de sus mejores actuaciones.
Muy grande David!