Cada vez parece más evidente que el gran mérito de Manuel Pellegrini, más allá de un fútbol atractivo para casi cualquier paladar, es haber relacionado tan pronto al Málaga con la rutina del grande. Esa que dice que no es necesaria tu mejor versión para sacar adelante un partido. El Málaga no jugó mal, pero tuvo delante a un gran Valladolid, que perfectamente pudo haberse ido con puntos en el zurrón. No fue así. Entre otras cosas, porque en la Costa del Sol disfrutan de un genio diferente, ilusionante como pocos.
Monreal se ha convertido en un activo fundamental del Málaga. Tanto es así que su ausencia se dejó notar en los planteamientos de los dos equipos de maneraLo de Manucho en los primeros 45 minutos fue para grabar inmediata. Sin el lateral zurdo, el Málaga cargó su triángulo de posesión en el carril derecho. Isco, que gusta más de acostarse en la izquierda, esta vez se pegaba a Gámez, buscando asentar a sus hombres arriba, como es costumbre. El Valladolid, con unos implicadísimos Omar y Ebert, trabajaba con doble línea de cuatro y no permitía nunca la superioridad. Tras recuperación, transitar mediante pases quedaba lejos. La solución: pelota directa a un Manucho con un grado de acierto portentoso. El delantero angoleño regaló media hora para grabar en vídeo. Mereció el gol que anotó. Ayudó Omar, con slaloms en inferioridad posicional que sacaban al Valladolid de atrás con asiduidad. Los de Djukic estaban siendo mejores. En 45 minutos, los visitantes fueron derrotados una sola vez en el 2×2 en banda. Terminó en gol, pues el balón acabó en los pies de Isco. Perfilado hacia puerta, el de Benalmádena no falla. Apetecía que, por fin, uno de los genios españoles fuera determinante de cara a portería.
Pese al empate, Pellegrini se sentía menos. Roque Santa Cruz entró por un Portillo que no hallaba su espacio. Los malacitanos cambiaban continuidad por área, algo que siempre es legitimo en un conjunto que centra con enorme frecuencia desde línea de fondo. Djukic reaccionó brillantemente, soltando por primera vez en el choque a Rukavina y Balenziaga, a sabiendas de que Isco y (sobre todo) Joaquín no están para retornos defensivos permanentes. El Valladolid empujaba más que nunca, la tarde pintaba blanquivioleta.
Contra el riesgo de Pellegrini, Djukic reaccionó soltando sin temor a sus laterales
Y entonces volvió Isco. El poder del gesto técnico en el fútbol es inmenso, y este niño es capaz de las frivolidades más virtuosas. Giró el encuentro con una serie de recursos al alcance de los elegidos. El Valladolid, que era mejor, vio como un simple control cambiaba la tendencia del juego. La Rosaleda se conectó al número 22. El Málaga obtenía tres puntos que, si bien no fueron inmerecidos, llegaron a estar muy complicados. El Valladolid dejó las mejores sensaciones… pero son los andaluces los que tienen un par de genios en sus filas. Y uno de ellos no tiene techo.
SharkGutierrez 21 octubre, 2012
Lo que me gusta de este Valladolid de Djukic, es que tiene una flexibilidad en cuanto a mezclar planteamientos que hace confundir a los equipos que buscan una posesión con los que buscan más no tenerlo. Cara A y Cara B, como los grandes. Me recuerda (con salvedades obvias) al Inter de Stramaccioni.
Manucho ha pasado por la derecha a Javi Guerra; tanto Ramos como Ebbert son chinchetas posicionales, pero con una percutibilidad en la que los laterales sufren y el mediocentro a la espalda, también. No obstante, faltaba Demichelis. Y no lo digo porque no se alineara (que si que estuvo), sino es que Manucho le ganaba una y otra vez en ese recurso del juego directo y la descarga. Más velocidad por delante con un Óscar (nuevamente) imperial.
El Málaga empieza a ganar como los grandes, es decir: con individualidades. Isco es una de ellas, es el que "tira del carro", el que lidera con descaro y solvencia un proyecto que temporada tras temporada (y superando las adversidades económicas presentes), prometen dar mucha guerra. A día de hoy, este Málaga es un candidato a rondar las plazas europeas e inclusive de Champions. Veremos como aguanta el rítmo, pero Málaga está vibrando con un futbolista irrepetible como Isco y otro en buena forma e incisivo como Saviola, faltando aún Jerémy o Monreal.