La riqueza expresiva del fútbol es uno de los puntos que más debate ha generado siempre. Decía Menotti que a esto solo hay dos maneras de jugar: bien o mal. La frase pinta simple, pero es muy acertada. Lo realmente interesante llega a la hora de abordar ese “bien”. Tenemos la fortuna de presenciar cada fin de semana en nuestro campeonato una variedad enorme de estilos que, en muchos casos, no guardan relación alguna entre sí. El balón es principio y fin de todo y para todos. Tenerlo suele ser la clave. O no.
El paradigma del control del partido a través de la posesión es el Fútbol Club Barcelona. Con intenciones más verticales (2009) o buscando el perfecto equilibrio ataque-defensa (2011),El Barça sufre como nunca en posicional la tenencia de la pelota supone el inicio del mecanismo. A partir del toque, mucha gente arriba, segundos para colocarse y agresividad inmediata tras la pérdida. Las diferentes evoluciones tácticas iban encaminadas a atacar mejor. El sábado, el 4-2-2-2 hacia el que Tito Vilanova ha girado en su debut en el banquillo culé, quedó aparcado. Los extremos (Pedro-Tello) dieron paso a delanteros, mientras que los interiores dejaban más solo que nunca a Busquets en el mediocentro. Se pretendía comenzar a potenciar a sus principales puntas, Alexis y Villa. No funcionó. Hoy por hoy, el Barcelona parece esclavo de las chinchetas externas. Solo con ellas pudo empujar y hacer útil su ataque posicional. Cuando el visitante la tiene es otra historia; la primera presión tarda más que nunca. Los rivales ya suman cadenas de pases en campo contrario en el Camp Nou.
El Atlético es la otra cara de la moneda. El conjunto de Simeone edifica su dominio en base a no tener el balón. Tiende trampas al oponente y espera su momento. El Valladolid, un equipo de buen pie y voluntad asociativa, parecía la víctima ideal. La baja de Ebert llevó a Djukic a situar a Omar y Bueno a pie cambiado, orientados constantemente hacia dentro. Se perdía explosividad y amplitud a cambio de una tendencia aún más participativa. Estaba cantado que el Atleti sacaría réditos del robo y transición tarde o temprano. Así fue. Con un 40% de pelota, los del Cholo se fueron 2-0 al descanso. Es un plan megacompetitivo el colchonero cuando la activación mental está en sus máximos. Cuando no, se presentan problemas. Permitir cruzar el mediocampo al adversario casi por sistema conlleva riesgos. El Atlético es una máquina de ganar finales, pero el día a día es otra cosa. Simeone tiene trabajo.
El plan del Atlético necesita evolucionar de cara a La Liga
Málaga y Athletic sí quieren el balón, aunque no como el Barcelona. Los de Pellegrini son la libertad, la imaginación. La dependencia del talento en la creación de ventajas es total. Sus cracks reciben al pie y a partir de ahí fluye el río. Bielsa lo leyó correctamente, mandando una marca vigorosa contra las recepciones de Isco y un Joaquín al que los tres partidos por semana pueden resultarle demasiado, y que resumió la actuación de su colectivo; desacertados. Sin inspiración individual, el Málaga no es viable. El Ingeniero cree más que nadie en el jugador. Este invento es de ellos.
El Athletic era energía y repetición. Como en fútbol, el esfuerzo extra lo pone el optimismo, los de Bielsa son menos intensos que hace 6 meses. Tampoco son los mismos en la pizarra. Muniain ahora ejerce de cartero en el carril central. Con Toulalan y Camacho, al Málaga le sobró protección en esa zona. A pesar de todo, el pequeño genio pamplonica dejó alguna. En la banda derecha, el mítico triángulo machacón ya no vive tan junto. El Athletic no encuentra la felicidad con la que recobrar las ganas de aplicar el libreto Bielsa: concentración e insistencia. Uno más de los muchos que hacen de la liga española la más rica en detalles de Europa.
Abel Rojas 24 septiembre, 2012
Me quedo por encima de todo con lo del Atlético de Madrid, porque ayer tuve exactamente la misma impresión. El plan del Atlético de Madrid no reconforta de por sí a sus jugadores. Conlleva demasiadas actitudes y demasiados movimientos que al jugador no le hacen disfrutar, que implican un trabajo a secas, y eso es un problema a medio y largo plazo. Ayer el Atlético se llevó 3 puntos, creo, porque el rival no tenía más mordiente.
Detecto que este proyecto del Atlético de Madrid necesitaba la Champions. Ese plus de tensión, esa necesidad de mejora.
Sin ella, alargar la competitividad y la concentración 9 meses… a ver. Todavía se viene de la goleada al Chelsea y ya hay cada pájara… Afortunadamente para el Atlético tiene a Falcao, que es un tipo que va a dar entre 10 y 15 puntos que el colectiva no se gane.