Ha pasado tanto tiempo que apenas recordamos lo que sentimos aquella primera vez. Han pasado tantas cosas que ponerse a hacer memoria no serviría para nada. Nuestra forma de pensar ya no es la misma, es imposible razonar como lo hacíamos antes, todos cruzamos una etapa cuando Casillas alzó la Copa. Y todos la misma, sin importar la edad, aunque es difícil distinguir si éramos adultos y somos viejos o si éramos niños y somos adultos. Internet, el verdadero archivo de la gente, nos muestra fielmente el ayer si nos atrevemos a mirar atrás. Llama que la intensidad del seguimiento, o de la inmersión, fuese algo inferior, y también que el debate era más sano, más inocente, menos agresivo. Se entiende que, en un lugar capado por la dualidad mediática, del fracaso no quería apoderarse nadie, y todo estaba más tranquilo. Cuatro años después es hoy. No se puede decir que España se haya convertido en un país de selección, pero sí que ha tomado consciencia seria de ella. La calle respira un ansia de victoria que ni siquiera vivió en nuestro viaje al continente negro. Como si hubiese comprendido que merece la pena ser uno, pero de verdad, hoy a las nueve menos cuarto. Ganar es trascender como nadie pudo nunca. Ni Brasil, ni Maradona, ni la Europa que nos hace sentir pequeños cuando de por medio no hay una pelota.
Pasamos al análisis. Deportivamente tenemos un precedente y una evolución. El precedente dice que Italia llegaba al debut en la primera jornada con el 4-3-1-2 por sistema base y que pasó al 5-3-2; pero no paraPrandelli derrotó en la pizarra a Del Bosque con el 5-3-2 y su bloque de presión alta encerrarse, sino para presionar sin miedo a que España desbordase a Pirlo. Lo hizo bien. El 3 vs 0 de centrales contra delanteros permitía a De Rossi -líbero- y sus dos compinches volar sin miedo y definir la altura a la que querían que jugase la Selección. Y esa altura era alta, valga la redundancia. Italia metía por norma a 5 o 6 jugadores en terreno rojo, exprimiendo el principal defecto del 4-3-3 que España heredaba del Mundial de Sudáfrica -la base de 3-, y del que no tardaría ni 46 minutos en despojarse. Tras robo, la centralizada transición defensiva española veía como Maggio y Giaccherini corrían por fuera, aparecían los espacios y Pirlo machacó. En su momento Europa divisó una victoria táctica contundente de Prandelli sobre Del Bosque. Con perspectiva la sensación se acentúa. El 5-3-2 hizo pupa. Por eso sorprende que Cesare lo haya descartado al 100%. ¿Nos ve débiles?
Sin preámbulos, pasar del 5-3-2 de referencia inmediata al 4-3-1-2 es lo que parece: un cambio ofensivo, asumir más riesgos, querer ir al ataque. Lo que ocurre es que Italia tendrá que matizarse, porque suEl 4-3-1-2 italiano debería regalar a Busquets su partido más cómodo del torneo proceder contra Alemania a España no le haría daño… táctico. Cuando Pirlo y Montolivo son vértice y vértice el sistema carece de amplitud a lo bestia. No hay sutilidad en el asunto, nadie va por fuera. A ver, intentan engañar como todos, y en este caso se valen de la posición de Marchisio, interior derecho al que disfrazan de Figo en algún momento que otro; pero los costados del rival están a salvo casi siempre. Sobre el papel, para Del Bosque es una buena noticia, pues el boquete nacional se ha localizado a espaldas de Silva y Xavi, en el carril derecho, que ha dado a Busquets más trabajo del que ha podido sostener. Cambiando a Busquets por otro mediocentro a dedo no nos hubiese ido mucho mejor en ese menester, el problema era el contexto. ¿Cómo puede ajustar las piezas Prandelli? Quizás lanzando al lateral izquierdo, pero se espera a Chiellini y no a Balzaretti, así que a priori de De Rossi dependería. No es lo suyo, aunque no hay nada en lo que éste no haga sus pinitos.
Entonces, ¿estamos a salvo? No. El 4-3-1-2 nos va bien, pero a Pirlo le va incluso mejor, y es muy bueno. La presencia de Montolivo garantiza a Andrea un mínimo de dos líneas de pase por dentro -BalotelliSin el apoyo de los tres centrales Pirlo queda expuesto ante un Xavi que busca su noche no cuenta porque nunca está desmarcado-, y además le ofrece espacio. En el debut vimos algún lance en el que Xabi Alonso salió al acoso de su homónimo, con el consuelo de que atrás dejaba más amigos que enemigos, algo que con Montolivo pululando no puede hacerse. Que le pregunten a Parker y Gerrard. Decidida España a insistir en Xavi en esa zona, el duelo resultante parece a priori desigual. En fin, esto es una cuestión de fe. Ellos tienen una leyenda, nosotros tenemos a otra y ambas tienen la misma edad. Del Bosque no le ha dado los privilegios futbolísticos que hubiese deseado, pero sí la confianza y los minutos que no ha ofrecido a Silva, Cesc, Navas, Pedro, Cazorla o Mata. Si Xavi está activo y ligeramente dinámico, como en la segunda parte del empate de la primera jornada mismamente, Pirlo sufrirá y además su embrujo desaparecerá. Es un día para él.
Fernando Torres, el mejor delantero de España en este torneo, es el ideal para jugar contra Italia.
Tanto Xavi como el resto de centrocampistas españoles lo tendrían más fácil si Fernando Torres coronase el ataque. Su desaparición se ha notado para mal, y no parece justo, ni normal, que un rato desafortunado ante Francia tras una liguilla de notable nivel le haya costado la confianza de Del Bosque. Su presencia sería perfecta por multitud de motivos. El más básico, porque es el único jugador español que hace a España profunda por sí mismo. No se precisa más, él solo y España ya puede correr. Entrando más en el terreno de la particularidad, el rol ofensivo que Prandelli tendrá que dar a sus laterales se antojaría de peaje escaso si nadie castigase el espacio abandonado, y Fernando es el hombre. Como lo es para sacar a Bonucci y Barzagli a los picos del área y retarles ahí que les duele. Como añadido, sus magníficos minutos en el debut -fue el punto de inflexión del encuentro- generarían optimismo. Fernando Torres será titular a menos que Del Bosque lo considere anímicamente muerto y enterrado.
Cuatro genios distintos tratarán de desequilibrar la balanza a su manera.
Si Pirlo, De Rossi y Xavi (y Torres si juega) definirán el nudo del encuentro, los detalles más determinantes deberían salir de las botas y guantes de Cassano, Iniesta, Casillas y Buffon, lasPedro en España es un jugador de acción. Si juega arriesgará, para lo bueno y lo malo patas que sostienen el atril de la Copa perseguida. El niño de Bari, sonrisa de Italia, lo tendrá complicado. Por un lado, Prandelli le animará a caer al costado más de lo que a él le gusta. Por otro, ocupará la zona de Busquets y Xabi, que lo tendrán entre ceja y ceja los 45 minutos. Por el último, Piqué no es Badstuber ni Hummels, aunque pareciese algo peor contra Portugal. En cualquier caso, Cassano es un portento, va a crear peligro. Como Iniesta a favor nuestro, que se reencontrará con el rival que sufrió su mejor actuación en esta Eurocopa. Sin Pepe intercediendo, la banda izquierda no debería suponer un problema insalvable para él, pese a que no sea su lugar favorito. También hay que decir que ese sector izquierdo será una cosa u otra dependiendo de lo que haya en la otra orilla. Lo más lógico sería Silva, titular en todos los choques hasta hoy y potenciador del discurso de Del Bosque. El eléctrico Pedro es la alternativa. Un chip suelto que puede electrocutar a Italia… o a España si vienen mal dadas.
Lo de Iker y Buffon es punto y aparte. Gianluca es perfecto, un futbolista portentoso, un líbero antiguo que puede cogerla con las manos. Y que siempre la acaba cogiendo. Casillas es el factor independiente que, en los momentos más delicados, vulgariza lo imposible. Nadie puede dudar de que ambos lucharán por dar una alegría a su país, pero los dos tendrán en mente que hoy podrían estar jugándose el título de mejor cancerbero de todos los tiempos. Es algo de lo que podremos hablar la semana que viene. Lo que importa hoy es el título. Un pase de Xavi Hernández a Fernando Torres, por última vez. Así todo iría bien.
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NRG 1 julio, 2012
Para que uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol español(Xavi) brille DB debe dejar de "mutilarle" con un sistema que le obliga a recibir de espaldas a la portería y sin jugadores profundos por delante a los que pasar el balón. Debe dejar de priorizar a Alonso, un jugadorazo pero muy inferior a Xavi en la creación de juego. No es casualidad que la última exhibición de Xavi la hayamos visto en la final de Copa.