Periodista: «¿Cuál es tu estilo de juego?» Ibra: «Técnico» Periodista: «¿Técnico? ¡Pero si eres muy alto!» Ibra: «Tengo unos pies técnicos.» No iba a ser la reencarnación de Garrincha, pero creo que no jugaba nada mal al fútbol. Lo suficiente para sentirme bastante protagonista en el equipo de mi colegio y hacer de ello una de las prioridades de mi poco compleja vida. Hasta que, en el transcurrir de un verano, di ese estirón que tanto había ansiado, sin caer en las desventajas que ello tenía: Mi carrera futbolística fue al mismo lugar que mi comodidad en los aviones. Me di cuenta de que coordinar 190 centímetros no tenía nada que ver con coordinar 160: los regates que antes hacía casi instintivamente se volvieron previsibles y aparatosos, las carreras más lentas y pesadas, así que, casi por ley natural, tuve que ir retrasando mi posición hasta convertirme en portero.
Hay muchos jugadores altos en la élite, pero a ninguno he visto desequilibrar, decidir e influir de esa forma y desde tantos sitios como a Zlatan Ibrahimovic. Verle casi cada semana en los highlights me hizo identificarme pronto con él y no fue por su carácter conflictivo de bad boy: la forma en la que coordina su espigado cuerpo, esos regates en estático… ¡Ese gol increíble al NAC Breda! ¡Con 195 centímetros y es capaz de todo! Cada vez que le veo jugar es un cierto consuelo, una motivación para salir a jugar a las pachangas sin ninguna limitación mental. Por eso no puedo evitar sentir cierto dolor cuando, como ayer, veo a Ibra perder, y eso que lo he visto bastantes veces. Como a mí.
@ecosdelbalon 16 junio, 2012
Es bueno descubrir que hasta Ibrahimovic tiene adeptos ^^
Guillermo es la primera persona que encuentro que sufre de manera especial por las derrotas de Ibrahimovic. Me consta que ni los seguidores del Milan se identifican. De hecho, en la jornada de debut todos iban con Ucrania.