Anda disgustado Thomas Müller por la falta de calor que, desde Alemania, está recibiendo la Mannschaft pese a los extraordinarios resultados que partido tras partido van cosechando. Como si se esperara un extra del equipo de Joachim Löw, que no sabe si va o si viene, si quiere correr o tener el balón, pero que por el camino gana y gana. Lo mejor para las dudas. Quien no las tiene es Grecia. Ocho años después, volverán a competir por estar en semifinales. Parece casi un imposible. Terreno idílico griego.
En el colmo de lo imprevisible, cabía plantearse cómo de posible hubiera sido una Grecia con ligeras fases de tenencia de pelota. Por cierto consentimiento alemán,Ozil, Müller y Schweinsteiger, solución ante el repliegue o porque la propia Grecia y lo emocional pudieran lograr esa gesta momentánea. Ocurre que la transición del equipo de Fernando Santos es seguramente, la más simple del torneo, y sin el sancionado Karagounis, eterno talento griego, casi ningún futbolista heleno tiene capacidad de aglutinar balón y mejorar una jugada por sí solo. Así pues, la fase ofensiva teutona se antoja como el claro discurso predominante. Durante los últimos dos años, Alemania ha desarrollado un movimiento muy sensible y de gran riqueza, que implica de partida a Müller recibiendo abierto en derecha, tirando la diagonal interior, complementada con otro «movimiento espejo» de un compañero, principalmente Ozil, que abre espacio para el futbolista que llega de cara, a menudo Schweinsteiger. En el otro costado, Podolski permanece atento a todo, clavado, aparentemente dormido, pero listo para ejecutar si le llega la ventaja. Un automatismo de una calidad abrumadora contra el que no existe defensa por la velocidad a la que es ejecutado. Müller, Bastian y Ozil simbolizan en esta circulación su importancia ante el repliegue griego. Holebas, habitual titular en la izquierda, también está sancionado, por lo que Grecia, quizás cambiando de perfil a Torosidis, deberá improvisar una solución. Ahí está gran parte del partido.
Se dio la entrada al debate en el pasado Capítulo Tres. Karagounis es baja, lo que convierte a Katsouranis en el jugador griego con más jerarquía,Dónde emplear a Katsouranis, la gran duda evidencia que se muestra en el uso que le da su entrenador, que ya lo ha alineado de central, mediocentro y mediapunta en lo que va de torneo. Emplearlo en una improbable presión en la base alemana contra Schweinsteiger no parece la mejor opción, sobre todo cuando la defensa contra el majestuoso movimiento sobre la horizontal de Ozil se presenta tan decisivo como comentábamos. En estático es Mesut quien crea la ventaja, casi siempre desde el desplazamiento inteligente sin balón, más difícil de leer y por lo tanto, de defender. En cualquier caso, resulta probable que Fernando Santos complemente al centrocampista del Panathinaikos con dos hombres de perfil defensivo (Makos y Maniatis como opciones principales). Queda comprobar la organización final del triángulo.
Acertar en el rol de Katsouranis será fundamental para Grecia
Grecia tiene claro que pasará momentos de calvario y sufrimiento, incluso para ellos, capaces de tolerarlo todo. Para hacerlo más digerible, han de hallar un plan de salida. Samaras acudirá a su cita con el salto y la segunda jugada. Curiosamente, el limitadísimo Gekas puede enfocarse como una esperanza para Grecia en el aprovechamiento de la prolongación. Badstuber y Hummels, excelsos con balón, tienen cierta «aprensión» al choque, a la fricción. Gekas la buscará con pasión guerrera. Salpingidis hará par con Lahm, y eso son muchos retornos defensivos. Tendrá difícil exhibir su diagonal hacia portería, su ruta más destacada.
Quedan opciones, pero parecen menos probables; que Kroos entrara a agilizar el doble pivote alemán. Löw sacrificaría el salto de Khedira, arma defensiva de peso. Un Fernando Santos que optase por añadir calidad a la transición griega con Fortounis, Fotakis o desequilibrio con el olvidado Ninis. Sería perder luchadores por el camino. No tiene pinta. Grecia buscará hoy un ejercicio (más) de resistencia al miedo y al dolor. Replegará, esperando que sus múltiples dioses sean benévolos. Alemania necesitará su mayor sensibilidad con balón de lo que va de Euro. Y la sensibilidad en este equipo se llama Mesut Ozil. Le toca.
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@ecosdelbalon 22 junio, 2012
Se carga de responsabilidad a Özil cuando la realidad es que ni Alemania ni Löw le están convirtiendo en el jugador contextual del equipo. El colectivo no asume ningún riesgo en pos de potenciar a Özil.
Por ejemplo, la salida alemana es eminentemente lateral. El pase de los centrales es hacia fuera siempre, los laterales se asocian con Podolski y Müller y, desde ahí, recibe Özil. O sea, pases horizontales desde las bandas. La recepción que menos favorece su juego.
No pido que reciba desde Hummels y Badstuber, eso sería hasta temerario, y tampoco que Mario Gömez sea su principal emisor -juego directo… no hace falta-, pero por qué no se fuerza más la conexión con Bastian para que Özil pueda castigar entre líneas? Para que habilitarlo implica de por sí una batida de líneas y el nerviosismo consiguiente?
Alemania, pese a todo, no está hecha para que Özil monte el cristo.