España sigue desafiando al fútbol y pasando rondas. Y el fútbol sigue preguntándose por qué sin sentirse demasiado molesto. Lo de ayer fue fuerte. La noticia del 11 no era la presencia del falso 9, sino la ausencia de un solo jugador profundo, algo que sí o sí es un defecto grave, una debilidad de peso. Sin embargo, no impidió que la Selección dejase sin opciones a la talentosa Francia. Ni que, por momentos, los famosos centrocampistas alcanzasen un equilibrio más que notable en su juego. La primera mitad del España-Francia es inimitable e imperfecta. También una mina de conocimiento.
El partido para España estuvo en el reparto de presencia y peligro entre el sector derecho y el izquierdo. Desde que empezaseLa consigna era que la derecha tuviese vida la Euro vino cargando su fútbol sobre Xabi, Alba e Iniesta, obligando al rival a bascular sobre ellos y creando aclarados en el lado débil que se habilitaban bien (posición de Arbeloa) pero resultaban improductivos (mala lectura de Xavi y Silva). Ayer la idea era activar los tres carriles para que en todos hubiese espacios, y Del Bosque no se conformó con instruir a Silva y Xavi para aprovechar la ventaja, sino que quiso que la derecha también se parase con la pelota.
Los primeros minutos fueron un mensaje. La táctica era la natural dentro del 4-2-3-1 que ha desatado el mejor juego español,Silva clavaba a Clichy antes de irse al medio con Xabi a la izquierda del doble 5. Se salía por él y al mirar a la derecha no encontraba a Arbeloa solo, sino también a Silva, más creativo y, sobre todo, atrayente tras su recepción. Como continuadores, Xavi y Cesc, que se unían y esperaban a Iniesta y Alonso para atacar bien alzados. Consecuencia: Al estar juntos y en la frontal, Busquets y Xabi controlaban segundas jugadas. La transición defensiva era poderosa. Como contra Irlanda. Pero ante Frank Ribéry y Karim Benzema.
Fueron los momentos más plásticos, si bien Iniesta aparecía poco y eso con 0-0 no es bueno. Como Cabaye, Jordi Alba pudo correr a gusto por fin mediapunta circunstancial, estaba trabajando sobre Alonso, Del Bosque aligeró el sector pasando a Xabi a la derecha. De esta forma se llevó la marca al otro lado y limpió de allí un francés, ya que sobre Busquets no existe nunca trabajo específico. La verdad, España perdió agilidad y verticalidad, porque el hombre, como quedó claro desde el día 1, es Alonso; pero la medida resultó un éxito desde que Iniesta atrajo a tres, hizo que Jordi Al-Bolt corriese y anotásemos el decisivo 1-0.
Cesc exprimió la ventaja del sector derecho como ni Xavi ni Silva habían hecho hasta ayer.
Desde entonces todo fue a menos, en ritmo y calidad. La actividad de Cesc iba perdiendo de manera paulatina velocidad y constancia, la base cada vez era menos agresiva y España tendía a Francia el reto de dar el siguiente paso. Benzema aleteó y Ribéry jugó como el brillante, riquísimo y contundente futbolista que es, pero las individualidades defensivas hispanas estuvieron entre el notable y el sobresaliente, y apagaron el mechero. Bueno, quizá Busquets no llegó al notable. En realidad, no lo ha alcanzado en toda la Eurocopa. La buena noticia es que, pese a la leve pendiente, la recta es ascendente. Contra Portugal será imprescindible su mejor partido del torneo.
Pedro y Fernando Torres anularon cualquier conato de reacción francesa.
Los cambios de Del Bosque pudieron ser algo más tempraneros, ciertamente el inicio del segundo tiempo no fue más que un pasa-minutos del que se podría haber sacado más tajada; pero tarde no llegaron. Además, al coincidir con las sustituciones ofensivas de Blanc, el efecto anímico hizo contrapeso y todo quedó donde estaba. Salvo en el día contra Croacia, en el que el valor suficiente del empate le hizo dudar de que el ritmo de Alonso es el conveniente, Vicente está cuajando una Eurocopa superior a su Mundial. Espera Portugal. Probablemente, considerando momentos, el reto más grande y difícil al que nos hayamos enfrentado desde aquellos cuartos de Final de hace 4 años.
musicvectors 24 junio, 2012
Difícil expresarlo mejor Abel. Los primeros 25 minutos fueron de lo mejor de España desde que Vicente es seleccionador. A partir de ese momento los jugadores han conseguido gestionar el partido como nunca antes me hubiera imaginado por parte de una selección española. Brillantes en esa faceta también.