Reconozco que el título es un poco fuerte, pero creo que va al pelo para nuestro país vecino. No hay rival que más mitos españoles haya liquidado en los últimos 20 años. O, en su defecto, dejado una mancha imborrable en sus curriculums e incluso puesto en peligro el legado de jugadores que deberían ser indiscutibles.
Todo comenzó un verano de 1984 cuando a los chicos del gallo en el pecho se les ocurrió acabar con el jugador más indiscutible y más asentado en la élite mundial que tenía el fútbol español. Durante la Eurocopa que se organizó en su país, la selección francesa tuvo un paso triunfal a lo largo de todo el torneo.Platini era el líder de «Le Carré Magique», en la España de Miguel Muñoz lo era Arconada Ganaron todos sus partidos hasta la final. Jugaron de una manera absolutamente brillante y consagraron a un centro del campo que con el tiempo sería ejemplo de calidad técnica y fútbol de alta escuela. «Le Carré Magique» -Tiganá, Giresse, Fernandez y Platini- dominó a todos sus rivales con mano de hierro, y Platini se convirtió en el estilete perfecto del equipo, llegando a la final de la Euro con 8 goles en su haber, incluyendo 7 en la primera fase –con dos hat tricks- y el gol decisivo que derrotaba en semifinales a la excelente selección portuguesa de Manuel Bento, Jordao o Chalana. El otro finalista fue, cuanto menos, sorprendente. Una selección española que había eliminado a la poderosa Alemania en la fase de grupos con un gol in extremis del fantástico Antonio Maceda, un líbero de los que ya no hay, con capacidad para defender y proyectarse al ataque, marcando goles decisivos. El de Sagunto estaba siendo el jugador más destacado del equipo nacional junto al guardameta Luis Arconada, quien ya era un mito viviente de la Real Sociedad al liderarla a dos títulos de Liga, y que buscaba refrendar su condición de ser uno de los tres mejores porteros del mundo. En el partido decisivo contra los alemanes, además, tenía en frente a uno de sus mayores rivales, el portero del Colonia Harald Schumacher. Arconada, literalmente, selló su puerta a cal y canto, aguantando los ataques de Karl-Heinz Rummenigge, al que acabó desesperando y permitiendo que la selección llegase viva al último minuto de partido, cuando Maceda marcó el gol más importante de su carrera.
En semifinales aguardaba la sensación del torneo, la «Dinamita Danesa», liderada por el sensacional Elkjaer Larsen, que comandaba todo un ejército de jugadores de clase descomunal como Morten Olsen, Allan Simonsen, Soren Lerby, Jesper Olsen, Michael Laudrup, Frank Arnesen, etc. En Lyon, los daneses se adelantaron rápido por medio de Lerby, lo que parecía indicar bien a las claras los derroteros del partido, pero España consiguió igualar más o menos la contienda, siempre amparada en la tremenda actuación de Arconada, que era el mejor portero del campeonato con mucha diferencia. Amargó la existencia de Elkjaer y Laudrup como había hecho con los alemanes permitiendo que, una vez más, España llegase viva para el salvador gol de Maceda, que llevó el partido a la prórroga, donde Arconada realiza alguna intervención absolutamente increíble, y más tarde a los penalties. Allí, el guardameta detuvo uno, aunque el árbitro mandó repetirlo y los daneses marcaron. Finalmente, la presión pudo con Elkjaer que falló el decisivo y dejó a España en la final.
Más difícil imposible: final de la Eurocopa de Francia, en Paris y contra los anfitriones. Los de Miguel Muñoz plantaron mucha más cara que cualquier otro equipo del torneo, incluído Portugal, aunque un arbitrajeEl destino enfrentó a los dos referentes, separando lentamente el éxito del fracaso excesivamente casero, especialmente con las amonestaciones, los lastró desde el principio. No digamos ya cuando a la hora de partido, Platini lanzó una falta sin peligro aparente y Arconada increíblemente fue incapaz de sujetarla. Cayó justo encima de la pelota, que se coló bajo su cuerpo y sepultó las esperanzas españolas y, con ellas, el legado del genial guardameta vasco. Un acto de injusticia total, un fallo eterno que perseguirá siempre al portero español y que cubrió con un oscuro velo su maravillosa trayectoria. Arconada siguió contando en un principio para Miguel Muñoz durante la clasificación para el Mundial de Mexico, pero finalmente, el seleccionador optó por darle continuidad a Zubizarreta, dando carpetazo a la carrera internacional del mejor guardameta español. Fue la primera de varias leyendas españolas manchadas por un enfrentamiento con los franceses. El homenaje que Palop le hizo luciendo su camiseta cuando España recuperó el trono europeo en 2008 deja bien a las claras lo mucho que marcó aquel error a toda una generación de jugadores españoles, y lo presente que ha estado siempre Arconada como referente para los porteros nacionales.
Durante los años 90, Francia se cobró más víctimas entre los futbolistas españoles.
Aunque evidentemente no tuvieron tanta trascendencia como aquella final del 84, franceses y españoles tuvieron sus enfrentamientos también durante los 90. En la fase de clasificación para la Eurocopa de Suecia, España pasaba por un momento muy malo. Eliminada pronto del mundial italiano, con Luis Suárez saliendo de la selección por la puerta de atrás y Miera dirigiéndola durante unos pocos partidos, España completó una de sus peores clasificatorias, y Francia le dio matarile, tanto en Paris como en Sevilla (primera derrota en años en la capital andaluza), con total autoridad y con un Papin desatado. Decepcionante a todas luces. Tanto que, cuando Javier Clemente asumió el puesto de seleccionador, decidió dar carpetazo a toda una época, la de la Quinta del Buitre, generación tan prometedora como decepcionante en la selección. Sus comienzos fueron ilusionantes, con un brillante Mundial de Mexico, sólo para caer de manera triste en la Euro 88 y el Mundial 90. Lo de Francia fue el capítulo final para toda una generación, que además salía por la parte de atrás y veía manchado su legado. Francia, siempre Francia.
Ya en la Eurocopa de 1996 se produjo el enfrentamiento más descafeinado entre los dos países, aunque fue un muy buen encuentro. Francia venía reconstruyéndose tras el fiasco de la no clasificación para USA94, el nuevo entrenador Aimé Jacquet estaba creando lo que luegoMientras España caía en cuartos, la Eurocopa del 96 fue un punto de inflexión para Francia se llamaría la Francia multicolor y preparando su mundial de 1998. España estaba asentada bajo el férreo mando de Clemente, lo habían hecho muy bien en el Mundial y habían pasado la fase de clasificación sin problemas. El postrero empate de Caminero ante el gol de Djorkaeff parecía un buen resultado, que dejaba el grupo abierto. España debía derrotar a Rumanía para pasar a cuartos de final, cosa que hizo. Pero aquel empate con los franceses tuvo el regalo envenado del cruce contra los anfitriones ingleses en Wembley, donde España jugó muy bien, fue asaltada con ciertas decisiones arbitrales y perdió en los penalties. Es lo que suele pasar cuando existe la imposibilidad de que tu portero detenga alguna. La presión se dispara. Mientras, los franceses derrotaban a una Holanda cuyo vestuario había explotado por los aires –acusaciones de racismo por parte de Davids- y se clasificaba para unas semifinales que les sabían a gloria tras una década sumida en la absoluta mediocridad. Miraban hacia atrás y se veían incapaces siquiera de defender su corona europea en el 88, sin participar en dos mundiales y ridículamente eliminados en primera ronda del 92 por la débil –aunque sorprendente- Dinamarca. Miraban adelante y veían Mundial y Eurocopa en sus vitrinas. Con esta Euro 96 como punto de inflexión. No es mal balance desde luego…
La Euro 2000 significó una de las mayores decepciones del fútbol español…
Llegaba Francia al cambio de siglo como auténtica dominadora del fútbol mundial y la Euro 2000 lo refrendaría. España, con un Camacho que había lavado la cara al conjunto, había seducido a la afición con una fase de clasificación bestial, plena de goleadas y fútbol muy bello. Contra rivales de segunda y tercera, vamos a decirlo todo. Al llegar al torneo final, una tremenda pifia de Molina contra Noruega puso muy en peligro la clasificación para los cuartos de final. El ambiente se enrareció, se dudaba ya de todo. Raúl fue decisivo para la victoria contra Eslovenia y en la última jornada se pasó a cuartos merced a uno de los partidos más míticos de la historia de la selección española: la remontada contra Yugoslavia. El gol de Alfonsito. Dos frases que ponen la piel de gallina y que forman parte de los recuerdos más memorables de la afición española antes de 2008.
Así que España y Francia se medían en los cuartos de final. ¿Se podía? ¡Claro que se podía! En Brujas se vivió un encuentro jugado de poder a poder, pero con la sensación de que la jerarquía de Francia podía romperlo en cualquier momento. Djoarkaeff adelantó a los del gallo, Mendieta, infalible en los penalties, empató, y un golazo de falta de Zidane ponía el 2-1 para los franceses. Todo en una primera parte frenética. En el segundo tiempo hubo más toma y daca, con una de las imágenes más curiosas y que mejor reflejan el espíritu de los torneos de selecciones: Munitis dominando a Thuram. «El más tonto hace relojes». O la viva representación de que el estado de ánimo es capital en estas competiciones cortas.
Parecía que la victoria francesa estaba casi confirmada cuando, en los estertores del encuentro, llegó la oportunidad española. Penalty. Y la diosa Fortuna había decidido que fuese tras laNo fue su mejor torneo ni era el elegido para hacerlo, pero Raúl debía tirar ese penalti sustitución de Mendieta, el mejor lanzador español. Raúl asumió la responsabilidad. Se dice que él no era el segundo lanzador pero sabía que ese momento debía ser suyo, como el mejor jugador español del momento. Es lo que hacen los grandes. Raúl no hizo en Bélgica y Holanda su mejor torneo ni mucho menos, pero cogió la pelota y asumió los galones que por fútbol le correspondían. Chutó y, como les ha sucedido a todos los grandes, falló. En un lanzamiento que recordó mucho al errado por Platini en los cuartos de final de Mexico 86, la pelota se fue por encima de la escuadra derecha de Barthez. Adiós semifinales. La selección de Camacho no volvió a ser la misma tras esos cuartos de final. Y Raúl vio manchada su leyenda con un penalti que sus detractores le recuerdan como el peor de sus pecados. Injusto a todas luces, como con Arconada. Francia, siempre Francia.
Por último, seis años después, los últimos miembros de la generación de Zidane daban sus pasos finales con el equipo nacional. Y de nuevo la suerte volvió a confrontar a españoles y franceses. Octavos de final del Mundial de Alemania. España volaba guiada por una nueva generación de jugadores, pero envuelta en ciertas polémicas por la presencia de veteranos como Raúl, Michel Salgado y Cañizares. Francia pasó el grupo de milagro. La prensa española clamaba victoria antes incluso de jugar, dando por muertos a los viejos héroes franceses. Lo nuevo contra lo viejo, eterno combate. El ímpetu contra la experiencia. Rara vez gana el primero. En una de sus últimas batallas, el Zid francés dio una lección a los que lo daban por muerto, destrozando la cintura de nuestro defensa más cualificado y sellando la victoria a la que habían abierto las puertas Ribery y otro viejo soldado como Vieira.
Al otro lado, la impotencia de los nuevos y los viejos soldados españoles se reflejaba en sus rostros y en todo lo que pasó tras el Mundial. Los veteranos fueron licenciados, con una mancha imborrable en su expediente. Acusados de perjudicar a su país. Y frente a unos viejos que dieron su última estocada al fútbol español. Un fútbol que tras esta derrota, y algunos tiempos de zozobra, renació de sus cenizas más fuerte que nunca.
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Una fortiva lágrima
@DavidLeonRon 23 junio, 2012
@Vilariño
"España jugó muy bien, fue asaltada con ciertas decisiones arbitrales y perdió en los penalties. Es lo que suele pasar cuando existe la imposibilidad de que tu portero detenga alguna"
Jajaja, aquí detecto una tirria personal importante, SergioxD
La verdad que lo de Zubi con los penaltis era el colmo. Él solía decir que era injustísimo pedirle a un portero que parara un penalti, lo cual es bastante cierto por otro lado… pero es que lo suyo era fortísimo. Ni de casualidad adivinaba el lado y si lo hacía, la estirada te dejaba la sensación de que no tenía posibilidad alguna de detenerlo, quedaba lejísimos del balón. Era brutal lo malito que era Zubi en esas jugadas.
"Raúl fue decisivo para la victoria contra Eslovenia"
Bueno, Raúl marcó a los 5 minutos… y ya. Nos empataron y luego Mendieta se marcó una galopada mágica dejando a tres rivales por el camino y asistiendo a Etxeberría, golazo.
Lo de Raúl en ese torneo es una de las cosas más inexplicables de los torneos de Selecciones. Ahí era DIOS, un megafutbolista que destacaba, amén de por lo obvio de sus goles, por tener una presencia en el juego descomunal y constante. Pues es en esa Eurocopa, creo que lo comenté, es que no le veías. No aparecía, no la tocaba. Contra Francia hubo momentos de no TOCAR el balón en decenas y decenas de minutos.
Yo creo que no estaba para competir en esa Euro, ni idea de por qué. Ahí era un genio absoluto y ni se le vio, solo en ese tiro ante Eslovenia.
Por cierto, después del penalty de Raúl tuvimos un cabezazo de Urzaiz claro no, clarísimo. Se fue arriba. Qué dolor de eliminación aquella, madre mía.
Me has puesto nervioso para hoy, Vilariño… pero qué le vamos a hacer, ya sabes que adoro leerte:D