Ya se acabó. La explosión de euforia que siguió al instante final vino acompañado de un profundo sentimiento de liberación. El líder de un grupo que estaba condenado a vagar por el desierto sin rumbo fijo y sin hogar esperando , tras asestar el golpe final, se despojó de sus armas y empezó a correr hacia su ejército. Su carrera, era la de la alegría absoluta, debido a que eran libres.
La maldición ya duraba demasiado, tanto que habían encanecido sin recordar el por qué de tanto infortunio. A penas, los podían recordar todos: el fantasma Luís García, el mago Ronaldinho, el hombre-araña Reina, su antiguo general derrotándoles en su templo… y entre medias, la diosa fortuna desequilibrando el pie de su otrora hombre mas carismático en el momento definitivo.
Este, como Moisés, no pudo cruzar alcanzar la gloria de la tierra prometida tras haber guiado a su pueblo durante tantos años. Se quedó a las puertas, pero el disfrute también es el mismo, es otro redimido.
Han sido muchos años, tantos que ni los recordamos a todos. Ya no sabemos quienes fueron los 11 que se batieron contra el Liverpool, a pesar de que los conozcamos a todos. Pero ahora, son libres. Han vencido en la batalla del tiempo, de la lógica, del fútbol, de la suerte… de la vida.
Tras el ruido y el trofeo alcanzado, llegará el silencio, y ahí Frank, Didier, Petr y John se mirarán y no dirán nada. No hace falta, saben por lo que han pasado, saben lo que significa esto. Saben que ya son eternos.
Por fin podrán descansar…
Mientras, en la retina del pueblo derrotado, debe quedarse grabada una imagen que augura futuras batallas: la mirada del centurión romano Mario Gómez, mirando a su enemigo disfrutar de una victoria que a él de momento le ha sido negada. Pero a él, como a Arjen, Frank y Bastian, el fútbol le debe una desde hoy.
Y el fútbol siempre paga sus deudas.
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Referencias:
Usuario Autor: @Cerdido_
@morolopez 20 mayo, 2012
Tienen toda una Eurocopa para cobrar. Gran texto.