Cuando era invierno y hacía frío no me quedaba otra opción que ponerme una sudadera para bajar el piso que separa mi casa de la de mi abuelo. Era la rutina que cumplía cada sábado por la noche minutos antes de que diese comienzo el partido de la jornada que hace años emitían las autonómicas. Me gustaba verlo con él. Si había suerte hasta me preparaba la cena. Luego, según se diera el caso, aguantaba noventa minutos o me quedaba frito en el sofá frente a la tele. Los fines de semana molaban, ese concepto tan de la infancia, porque veías un partido y al día siguiente jugabas con tu equipo. Y claro, quién no se ha sentido futbolista alguna vez, quién no ha marcado el mejor de los goles en el entrenamiento que nadie vio salvo tus compañeros y el entrenador. El detalle.
Pero los sueños se van en el sabor de un café, uno crece y ve cómo esos recuerdos van quedándose en páginas lejanas. Vas cambiando: del disfrute de jugar al placer de observar. El paso de los años me ha convencido de que el recuerdo más puro de los campos de tierra de los domingos lo refleja la FA Cup. La competición del detalle.
Mi memoria no llega a alcanzar una final en directo anterior a la de 2006. Se llegó a la prórroga porque Gerrard marcó un gol en el descuento desdeLas gestas de la FA Cup son esos detalles… el mismísimo Stanley Park. Después decidió Reina parando tres penaltis (uno de ellos a Konchesky, quien casualmente, por un amargo tropiezo que tuvo el destino, jugó años después en el Liverpool) para darle el trofeo a los reds frente al West Ham. Desde entonces no he sido tan valiente como para perderme una final. Porque las gestas de lo desconocido son lo más parecido a lo que yo me creía de pequeño. Y es a lo que me agarro cuando puedo. La FA Cup regala esos detalles.
Se supone que el partido que se juega esta tarde en Wembley, que evidentemente veré en compañía de mi yo más infantil, mi yo más cercano aVardy, Swindon y Stevenage explican esta competición. las noches en casa de mi abuelo, engloba todas las historias que han tenido lugar en la edición de 2012: las ilusiones del Fletwood y el guerrero Vardy en la tercera ronda, las alegrías del Swindon de Di Canio, los problemas del Tottenham contra el Stevenage o el susto de Muamba en aquella tarde de marzo. Esos cuentos que luego nunca se leen pero que se viven, que permanecen y que, cuando quieres explicar lo que significa la FA Cup, están.
“¡Dime algo que me motive, joder, que así no puedo salir al campo!”, recuerdo que le dijo un amigo al que fue nuestro entrenador. Pedía un objetivo y unos requisitos para salir ahí fuera con la lluvia y pelear cada pelota. La charla motivadora de la FA Cup la sirve la propia competición, por su significado, por el escenario que la rodea. Lo segundo que más aprecio del torneo es que los iguala a todos, pudiendo jugar el pobre club de un barrio de Sheffield contra el equipo más potente de Manchester. Lo primero, efectivamente, es el detalle.
@DavidLeonRon 5 mayo, 2012
Grande.
Yo tengo un recuerdo precioso de la FA Cup, de verla de crío en Canal Plus, con esa prevía que hacían de una hora, dando mucha importancia al escenario donde se jugaba, una cosa llamada "Wembley".
Recuerdo que mi padre me explicaba que se trataba de un torneo muy antiguo, que se disputaba a un partido. No era la Liga que yo veía cada semana, se trataba de un trofeo diferente. La FA Cup me enseñó el concepto de final, dos aficiones en un mismo estadio, el colorido en las gradas.
Sobre todo, ya digo, me emocionaba aquella hora previa al choque. Ese pasillo larguísimo por el que entraban los aficionados, esa liturgia, ese campo… En fin, recuerdos.
La FA Cup fue parte fundamental de mi educación futbolística. No puedo sino seguir mirándola con cariño y un respeto absoluto. Disfrutemos, que hoy toca.