Yaya siempre se consideró a sí mismo un súper crack. Nunca ignoró su excepcionalidad. Supo que sus músculos manipulaban el césped y sus pies la pelota de una manera suya, única y exclusiva. Seguro que en Barcelona fue feliz. Demostró mucho, ganó más y se hizo un nombre, pero nunca terminó de ser Touré. Generoso él, readaptó su fútbol y se convirtió en mediocentro por primera vez en su carrera, invirtiendo todo su potencial en la oscura corrección de errores. El Barça jugaba en la frontal del contrario, la desventaja defensiva surgía muy lejos de Valdés y ése era su suficiente margen de maniobra. El Newcastle United-Manchester City que casi decidió ayer la Premier League explicó por qué, en el plano individual, acertó abandonando la Ciudad Condal.
Mancini sujetó a Touré Yaya muy atrás, como casi nunca hace. Salió con los cuatro artistas -Nasri, Silva, Tévez y Agüero- y cerró con Barry y elNasri se apaga prontito, pero mientras dura es muy bueno costamarfileño, siendo el inglés el más libre de la pareja, contra natura y pronóstico. En un principio no fue mal el tema, sobre todo porque el interesante Newcastle jugó en un 4-4-2 arquetípico que, como ha demostrado su propia temporada, no le va, y de la mano del irregular Nasri llegó un claro dominio territorial skyblue. Samir es decepcionante e irritante, pero tiene muchas cosas. Entre otras, su habilidad para jugar por detrás de la línea del balón. Da soporte a sus equipos, les permite un pase atrás y un paso adelante. Duró 30 minutos, también es verdad.
30 minutos tan cómodos como improductivos para el Manchester City. Silva está físicamente tieso, Tévez carece de ritmoLos Citizens, en ataque, tienen más talento que peligro y el Kun tiene su historia. El genio completó un partido más que notable, desequilibraba y hacía a su equipo ganar posiciones, pero su relación con la gloria siguió sin ser coherente con su nivel. No es aceptable que ayer no marcase un par de tantos. Con este panorama, las aleatorias y desordenadas intervenciones de Touré se hacían indispensables, y eran insuficientes por escasez. Para Mancini, lastrar una transición ofensiva con Ben Arfa, Jonás, Demba Ba y Papiss Cissé lanzados por Cabaye merecía su sacrificio. De ahí que viésemos al Yaya español, en vez de al inglés.
La salida de De Jong por Nasri, con el consecuente cambio de posición de Touré, fue la clave del partido.
Con el ánimo de rescatar su mejor versión sin perder argumentos defensivos contra las salidas locales, Mancini hizo el De Jong por Nasri, y Yaya pasó a la línea de Silva. Él carece de agilidad para ser un mediocentro TOP. Un ancla debe ser capaz de recibir orientado hacia la izquierda y girar todo hacia la derecha en tiempo récord, y él eso no lo tiene. Sin embargo, en tres cuartos no se ahoga, porque protege el balón de maravilla, y las soluciones se las dan otros: sus compañeros y las pésimas e impacientes defensas británicas. Así llegó el primero, un golazo. Tras el mismo, un repliegue inteligente que le dio espacios para correr a la contra. Hacia su primera Premier League, que viene a ser lo mismo. Es un jugador absolutamente trascendental. Sobre todo, cuando vuela.
@sepioes 7 mayo, 2012
Mancini acierta de manera innegable con el cambio de Nasri por De Jong. Pero para acertar en este cambio, primero se ha de equivocar en el planteamiento inicial.
Alinear a Nasri en este tipo de partidos aguerridos es algo inútil. El francés no va a luchar y a trabajar, y es harto improbable que justo le toque marcarse su partido del año (ese en el cual parece compensar todas las desapariciones de una temporada). Es un jugador absolutamente prescindible, cuyo solo fichaje por parte del City me pareció ridículo. Sin ir más lejos, el mismo Marin que acaba de fichar el Chelsea hubiera costado infinitamente más barato y podría aportar prácticamente lo mismo (un partido bueno de 30).
Me gustaría destacar también la presencia de Zabaleta. El argentino se ha ganado la titularidad por delante de un Micah Richards en buena forma con todo lo que ello supone, y el equipo no lo está acusando. A veces, saber competir es más importante que tener talento.