El calendario del fútbol europeo es una tropelía contra el jugador de élite. Se conoce y reconoce que no está precisamente a salvo disputando 80 partidos en 365 días, pero los juega, y los clubes deben partir desde ahí. Tal punto de arranque convierte al entrenador moderno en poco menos que un ilusionista. Los libros le dicen que mantener un rendimiento alto y lineal no es factible, su obligación es alcanzarlo y la única herramienta que le queda para hacerlo es la psicología, conseguir que la adrenalina de la competición, la alegría del triunfo y la motivación ante la crítica lleven las piernas a donde no pueden ir. Athletic y Barça no jugaron el sábado pasado un buen partido por hacernos un favor. Lo jugaron porque quieren ganar al Schalke y al Milan. Esto es una maratón y vienen a favor del viento que levantaron en los kilómetros precedentes, si paran ahora no podrán volver a arrancar. Ya llegó abril. Ya no da tiempo.
Guardiola, mago, encuentra crecimiento en mitad de esta agonía. Esta vez convirtió un partido incierto en una portada para Piqué, a Toquero y la concepción hombre a hombre del sistema defensivo delPep fue el gran motivo del muy buen choque de Piqué Athletic en una terapia para el necesitado central. A saber, los de Bielsa se organizan en un 4-1-4-1 y presionan muñeco a muñeco desde el campo rival. Pep mandó a Adriano y Alves más arriba de lo habitual, y limpió a los extremos vascos. Alineó a Thiago e Iniesta de interiores y los abrió, llevándose las dos marcas hacia fuera. Y a Busquets le desvinculó de la salida, pese a que no jugaba Xavi. El pasillo interior era enorme y estaba lisito, situación a la que Piqué sacó un gran rédito visual. Una y otra vez penetraba en campo contrario con Toquero corriendo tras de sí, luciendo técnica y galones. Siendo francos, el Barça no sacó demasiado del movimiento, porque el Athletic no se deshacía -nadie salía a su paso- y el central la soltaba sin crear ventaja, pero Piqué se sintió importantísimo. Guardiola le ha regalado un punto de inflexión, que era lo complicado. De él depende a partir de ahora.
Piqué y Javi Martínez podrían luchar por un puesto en el 11 durante la próxima Eurocopa.
Con la otra camiseta, Javi Martínez, quien nos sirve para explicar los ajustes defensivos del Athletic. Ajustes de esos que Bielsa te cuenta al oído, porque no pueden dibujarse en la pizarra. Su equipo defendió de una manera totalmente distinta a la habitual, manejando por momentos conceptos más típicos del Atlético de Madrid. Para empezar, el Athletic comprendió que no podría robar la pelota, que la tendría el otro hasta que quisiera, y la reacción del grupo fue madura y técnicamente impoluta. Cada futbolista del Barça era ligeramente flotado por su par -a menos que estuviese de espaldas- , y no corría riesgo real de perder el balón, porque el vasco nunca metía la pierna. Prefería mirar a los ojos del conductor, reunir información sobre los posibles destinos del pase y colocarse en consecuencia, pacientemente a la espera del gesto. De esta manera Bielsa no solo evitó que el Barça eliminara efectivos defensivos con regates, sino que se curó en salud ante el típico “fijar y pasar” que manejan los culés con efectividad histórica. Las paredes azulgranas no desequilibraban porque el que pasaba no tenía donde moverse, pues su marca no había dejado el espacio libre. Y en todo este engranaje defensivo conservador, casi paraguayo o uruguayo, destacó Javi Martínez. Exhibió tantos conceptos propios de la posición que, como Mascherano, nos lleva a preguntarnos si es el Athletic (y el Barça) o si es central de verdad.
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@DavidLeonRon 2 abril, 2012
No he tenido Internet hasta ahora Abel, te contesto lo del Valencia aquí. De verdad, que te dejen sin conexión un domingo por la tarde tiene tela…
Pues… no, no me gustó mucho el Valencia
La verdad es que los de Emery transmiten ya una tristeza sin retorno. Sería una sorpresa grande para mí el éxito final en la UEFA. No lo descarto por la gran calidad de Emery en planteamientos aislados. que a tres partidos de Bucarest puede ser fundamental, y porque Europa es un alivio mental para esa plantilla que a buen seguro halla los jueves la ilusión que pierde los sábados y domingos.
Me estaba llevando una grata impresión de Parejo. No sé si por esa capacidad que tiene de encontrar al jugador abierto en banda (qué sencillo parece ese pase y cuántos misterios esconde, qué pocos lo dominan realmente) que hoy, con Aduriz como foco de atracción en el área, tenía un peso importante. Luego fue cayendo. Tengo la intuición (no puedo confirmarlo) de que es un jugador que convive bastante mal con el paso de los minutos.
Luego, hay futbolistas que de verdad, no sé si es el club, la situación o qué, pero cómo han bajado.
¿Ramí es así? ¿El Ramí de inicio de año fue mentira? ¿Ramí es aquello en un contexto deportivo mejor?
Claro que lo de Víctor Ruíz…. buff, tela.
No, no me gustó el Valencia. Esperemos que la vuelta de Soldado y su fiereza ante el AZ sirva para meter al Valencia en semifinales, que ante el Atlético (esperemos también), siendo un duelo español, abriría de par en par las puertas de una final europea. Y eso llena de ilusión hasta al vestuario más golpeado.