El sucesor y el heredero | Ecos del Balón

El sucesor y el heredero


El Barça hoy es un tema complicado. Hay tantas variables en el análisis que cada aficionado va por un lado distinto, así que intentaré situar claramente el mío para cimentar el resto del artículo. Hecho 1: En este año natural, el Barcelona empezó regular y encima fue de más a menos. Hecho 2: Esta temporada Guardiola ha probado muchas variante que ha derivado en un juego más vertical y arriesgado. Opinión 1: Creo que esto es debido a que el año pasado el equipo se apoyó como nunca en Xavi, y a que este año el futbolista no está respondiendo, al menos hasta hoy, de la misma forma, lo cual exige, mínimo, un plan B operativo. Opinión 2: Si he llegado a este punto sin fallar -que ya es mucho suponer-, me parece que la posición de Pep es difícil pero correcta, y que está dando pasos valientes y acertados. Opinión 3: No creo que el Barça ayer jugase un gran partido, pero sí que ofreció claros síntomas de mejoría que hacen pensar que el equipo, como cada temporada, va a llegar pletórico a marzo. Opinión 4: Aunque me distancio bastante de la hoy muy leída frase «El Barça ha vuelto», porque yo nunca antes había visto al Barça que ayer superó al Valencia. Fue algo distinto.

Pese a la suficiencia general que exhibió el finalista, el arranque del partido fue desfavorable: El rival presionó muy arriba, el Barça seEl fallo de D. Alves fue el fin del Valencia en el Camp Nou esforzó en sacar el balón siempre controlado y terminó perdiéndolo en campo propio más de lo deseable. Justo aquí reside una de las dos grandes diferencias entre el equipo de ayer y el del año pasado. Con Xavi a toda máquina y el contrario defendiendo tan arriba -o lo que es lo mismo, en tanto espacio-, la pérdida de balón no era ni siquiera una posibilidad. Busquen en el archivo de los tres primeros años y apenas encontrarán los pecados de juventud de Busquets y alguna irresponsabilidad de Piqué o Alves. Nada sostenido. Hoy la pérdida del Barça en campo propio no es solo una posibilidad, sino la base de planteamientos como el de Emery en toda esta eliminatoria. Lamentablemente para él, su equipo  volvió a verse condenado por lo mismo que le ha dejado fuera de la parte caliente de las dos últimas Champions, los errores individuales. El tempranero de D. Alves cambió el choque.

Apareció un Barça capitaneado, como casi siempre, por Messi pero esta vez dirigido por Thiago y Cesc. Thiago va a ser un futbolistaEl repertorio técnico de Thiago sitúa su potencial en el infinito indefendible en el sentido más textual de la expresión. Técnicamente es excesivo, elimina rivales muy fácil y el espacio amenazado cuando él la tiene es todo el ancho y todo el largo del campo. Inabarcable. Sin embargo, para obtener cosas positivas de él desde ya Guardiola se ve obligado bien a abrirlo mucho sobre la banda izquierda bien a usarlo como mediocentro. Pierde determinación, sin duda, pero gana el espacio que le permite orientarse y jugar de cara. Es decir, ser continuo en su aportación. El día que el hispano-brasileño aprenda a jugar sin pelota y pueda desenvolverse en la zona Xavi-Iniesta sin perder constancia… quizá empecemos a hablar del FC Barcelona de Thiago Alcántara.

Pero el centrocampista que más condicionó el choque fue Cesc. Su actuación se fundamentó en una de sus grandes virtudes: el dominio del eje horizontal. Si Iniesta es el mago del eje vertical, aquél que aparece por delante o por detrás de los mediocentros a su antojo y siempre con la línea de pase hacia él habilitada, Cesc es su equivalente jugando con el ancho del campo. Y a fe que tiene una utilidad enorme a la que el Barça debería sacarle más partido, como ayer. En el juego de posición culé, el pase atrás desde la banda hacia el centro es clave, porque permite al conductor ganar metros, recibir de cara y enfrentar a un rival basculado sobre el sector del que ha venido la pelota. Así Cesc sacó al Barça de la presión ché y activó con regularidad a Thiago y a Xavi, montando el ataque posicional y exigiendo al rival repliegue. Ante el Valencia esta rutina fue especialmente productiva, porque con el paso de los minuto acabó atando a Mathieu a la altura que Cesc quisiese -o sea, muy atrás- y le aisló de las contras filtradas por sus compañeros. Sólo en una ocasión Mathieu encontró su jugada y en gran medida se debió a Cesc. Estuvo bien que fuese él quien castigase el error de D. Alves. Ayer se ganó la portada.


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