Santiago Bernabeu. Un día cualquiera de cualquier competición. El estadio silencia, de súbito, su murmullo ante el pálpito del mismo mantra que desde hace veintiséis años resuena al caer el minuto siete. “Illa, Illa, Illa, ¡Juanito maravilla!”. Es la oración por el alma perdida. La de Juan Gómez, Juanito, delantero del Real Madrid durante una década. Probablemente, el jugador más querido, jamás, por la afición blanca. Un grito que honra su memoria pero que también trasciende de la figura del emblemático fuengiroleño, invocando a un espíritu consagrado en su dorsal. Desde hace treinta y cuatro años, el número siete del Real Madrid ha pertenecido, básicamente, a tres personas: Juan Gómez, Emilio Butragueño y Raúl González (también antes, pero de forma discontinua, a Amancio Amaro). Aunque de características distintas compartieron, no obstante, un perfil común: españoles, segundos atacantes o medias puntas, de gran capacidad goleadora, un espíritu ganador inquebrantable y con un peso diferencial, tanto dentro del vestuario, como en el terreno de juego.
Desde la concentración de astros auspiciada por Bernabeu en el Madrid de los cincuenta (Di Stefano, Puskas, Kopa, Gento, Didí) hasta su intento de réplica por parte de Florentino PerezAmancio, Butragueño, Juanito y Raúl han aportado 888 goles con el ‘7’ de dorsal. (Figo, Zidane, Ronaldo, Beckham) el equipo quedó supeditado a una especie de “suerte del siete”. Durante esas cuatro décadas el potencial de la plantilla fue sensiblemente más limitado no sólo con respecto a esos dos referentes históricos, sino también en comparación al máximo rival que tuvo por costumbre coleccionar a los mejores jugadores del mundo (Cruyff, Maradona, Schuster, Lineker, Laudrup, Stoichkov, Romario Ronaldo, Rivaldo). Durante ese periodo, el siete blanco ha constituido el eje central del equipo tanto por aportación (888 goles avalan a esos cuatro jugadores) como por garante y propagador de un espíritu ganador sin igual que ha sido reconocido por todos como la esencia de esa camiseta.
Aunque tradicionalmente se ha denunciado la carencia de un estilo propio por parte de la escuadra blanca, también se ha establecido como dogma que nadie consigue tanto con menos. El perfil del Madrid, por tanto, no se establece formalmente sino desde el fondo, como una fuerza heredada, de siete en siete, cual linaje artúrico. En pocos lugares como en el Bernabeu la afición niega al 10 la condición de crack, aunque históricamente el del Madrid fuera reservado a buenos jugadores (Puskas, Velazquez, Martin Vazquez, Laudrup, Seedorf, Figo, Robinho). El siete siempre gozó del especial cariño del público. ¿En que estaría pensando Ramón Calderón cuando, meses antes de su caída, propuso la retirada del dorsal el día que Raúl colgara las botas?
Con el retorno de Florentino Pérez y su lluvia de estrellas y el cada día mas próximo retiro de Raúl, cabe preguntarse si el dorsal siete quedará hendido en la roca a la espera de que alguien lo extraiga en el futuro.El debate sobre el que será futuro heredero del ‘7’ aún no tiene solución. Muchos son los que, desde hace años, esperan la llegada del Buda blanco. Incluso hay quien asegura que el dilatado retiro de Raúl González, es más producto de la ausencia de un heredero que de su afamada obstinación. ¿Pero quien recogería el testigo? Las pocas opciones ofrecidas por la cantera blanca en los últimos tiempos han fracasado, en muchos casos con estrépito (Jurado, Alberto Bueno, Corona, Borja Valero, Diego León, David Moreno, Javi Hernandez…). Pocos son los jugadores nacionales con condiciones, sobre todo carismáticas, para dar la talla. Otros, incluso han insinuado la conveniencia de transgredir el factor nacionalidad en favor del Pipita Higuain, que encarna, como pocos, esos viejos valores. Aunque entregados a la numerología quizás tengamos que encontrar una respuesta en la kábala ¿Qué dorsal debería llevar, en la actualidad, un jugador destinado a recoger el testigo del Siete, cuando Raúl ya no esté dentro de dos años? Probablemente el 27. Encuéntrenlo.
Raúl Gonzalez
Nada puede medir mejor la trascendencia de Raúl que el F.C Barcelona. Desde que debutara hace dieciséis años, en el enfrentamiento entre un club modelo en organización, estrategia y estilo contra otro de dinámica anárquica, sin referencia táctica y cambios constantes en su dirección, la figura de Raúl ha supuesto el peso necesario para equilibrar el combate. Resultado: 6 ligas y 2 Champions para el Barcelona contra 6 y 3 para Raúl. Dotado de un tesón fuera de lo común que le ha hecho cosechar todos tipo de récords goleadores, el capitán blanco se ha convertido en un elemento vertebrador del club. A la edad de 17 años acudió invitado al domicilio de Butragueño en una escenificación pública de la entrega del cetro al heredero.
Emilio Butragueño
Recibió de manos de Juanito el dorsal número siete con el que jugó en el Real Madrid durante doce temporadas (1983-1995) en las que conquistó 6 Ligas, 2 Copas y 2 UEFAS. Fue el líder discreto del equipo en la época más romántica del club con el ascenso de una quinta de canteranos que fue bautizada con su sobrenombre, el Buitre. Famoso por sus paradinhas hipnóticas (superaba a los rivales por deceleración), sus paredes milimétricas y la forma de definir ante el portero. Fue el precursor de un estilo de relación más personalista con la presidencia. Su peso en el vestuario era total.
Juanito
Si todos señalarían a Di Stefano como el mejor jugador de la historia del club, pocos serían los que no nombrasen a Juan Gómez como el jugador más madridista de cuantos vistieron esa camiseta. Fue uno de los principales artífices del Miedo Escénico del Bernabeu, razón por la cual se apela a su espíritu para las grandes remontadas. Juanito llegó al club en el año 1977 y no lo abandonaría hasta diez temporadas después, dejando la impronta de su genio (en todas sus acepciones). A pesar de sus “excesos”, Juan Gómez fue, junto a Camacho, el alma del Real Madrid “de los García” que logró, con un equipo bastante limitado, alcanzar la final de la Copa de Europa.
Amancio Amaro
Aunque posteriormente adoptó como dorsal el ocho , Amancio Amaro, “El Brujo”, fue el primer “siete” (en sentido dinástico) del club de Concha Espina. El gallego, jugador de un endiablado regate, permaneció durante catorce temporadas (1962-1976) en dicha institución liderando al “Real Madrid ye-ye” con el que conquisto 9 ligas, 3 Copas y una Copa de Europa.
1-Aunque Raúl heredó el 7 de Emilio Butragueño en el año 1994, el «primer» 7 único del Madrid fue Juan Eduardo Esnaider en el año 1995. Durante esa temporada Raúl jugo con el 17 a la espalda. Aquí algunas imagenes del actual capitán con dicho dorsal.
2-Hasta la temporada 1995 no se utilizaron dorsales únicos. La titularidad era el único medio para conservar un número concreto. Míchel debutó en el Santiago Bernabeu contra el Barcelona con el 7 a la espalda.
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DBEcos 25 marzo, 2012
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