La coleta entrecana y el adriático de la mirada lleno de melancolía; como una canción que se perdió en el viento y llegó a Brescia cuando ya nadie la quería escuchar, pero terminó sonando en un vinilo gastado entre sombras y vino, suspiros

Ningún equipo había conquistado Europa después de ganar el Mundial. En el orden contrario, la generación dorada de Alemania, la de Beckenbauer y Müller, enlazaría la Euro de 1972 y el Mundial realizado dos años después. Nadie más había

Lo descubrió el lúgubre Italo Allodi en un equipito de la zona de Prato. Era frágil, pero tenía clase y dieciséis años que le auguraban aún margen de mejora. Allodi se lo llevó a la Juventus, el

«For club and country», expresión inglesa con la que los aficionados al fútbol se refieren a los jugadores que juegan al máximo nivel para su equipo y su selección nacional. El Aston Villa, por ejemplo, lo lució

Ainicios de los años 50, en un pueblo del norte de Italia había un niño, el hijo de don Mario y doña Anna, que soñaba con ser portero de fútbol. El sueño no estaba en la gloria de la celebridad, sino en hacer que su padre, a quien veía salir

La fase final de la Eurocopa 1976 tuvo lugar en Yugoslavia. Con el formato antiguo y tras un proceso de clasificación, cuatro selecciones disputaron las semifinales: la anfitriona Yugoslavia, Alemania Federal, Holanda y

“Extraña” es una palabra que podría perfectamente definir la relación de la Juventus con la Copa de Europa. Uno de los más grandes, clásicos y tradicionales clubes del Viejo Continente, el más laureado de su país

Aunque parezca mentira, nunca a estas alturas de Eurocopa se habían encontrado las dos mayores potencias europeas (7 Mundiales y 4 Eurocopas entre ambas). También es cierto que el campo de batalla europeo no es el favorito de los italianos