España vuelve a ser campeona de Europa. El cuadro de Luis de la Fuente se impuso a Alemania en una final que controló -quizá más que dominó- a partir de la calidad técnica y colectiva de sus futbolistas sobre el tablero. Repitiendo el mismo once titular que ante Francia, aunque con la pequeña gran novedad de que Ceballos -por izquierda- recibía la pelota un escalón por delante de su pivote (Marc Roca) y del interior derecho (Fabián). Esa disposición, que en lo teórico figuraba como 4-3-3 pero en lo práctico, en ocasiones, estaba más cerca del 4-2-3-1 que de cualquier otro dibujo, le permitió a España dominar -entonces sí- y superar a su rival hasta prácticamente el ecuador de la primera parte con una velocidad, un dinamismo y una fluidez con el esférico difícilmente contrarrestable.
Roca le permitió progresar a España siempre de manera vertical
Clave en este tramo del encuentro volvió a ser Marc Roca. El centrocampista catalán ha venido encadenando actuaciones poderosísimas desde su entrada en el once. Jugando y haciendo jugar. Exhibiendo una inteligencia posicional de alta cuño. Y una imaginación técnica con el balón que, como él mismo reconocía abiertamente en una entrevista a EL PAÍS, es “fruto de su instinto”. Ya analizamos en su día que su presencia por delante de la defensa le ha permitido a Ceballos y Fabián, los dos interiores de esta selección, una colocación mucho más coherente con el plan y con su manera de entender cada acción. Pero es que anoche, con Ceballos unos metros más arriba de lo que había sido habitual, no fue una excepción. Generó superioridades en la salida de balón, condujo para dividir, batió líneas de manera vertical y recuperó sin perder nunca su puesto. Es decir, juntó al equipo y le hizo progresar.
Luis de la Fuente volvió a acertar desde lo táctico, una vez más
Pero España no vivió constantemente en campo rival. Alemania ha demostrado durante este Europeo sub-21 ser una selección extremadamente versátil. Madura. Y, sobre todo, muy competitiva. Aprovechando que España fue perdiendo fuelle en su presión inicial, apretando de una manera cada vez más desacompasada en el esfuerzo colectivo, los de Stefan Kuntz encontraron el modo de adueñarse del esférico, encontrar la mejor opción para progresar y, sin perder los nervios bajo ningún concepto, ir empujando a España contra su propia área. Un tramo del partido en el que Dahoud, como interior izquierdo, dotó a Alemania de una mayor armonía con la pelota. Y en la que Klostermann -lateral- y Oztunali -extremo- consiguieron girar a España a partir de un constante 2×1 con Junior.
La ruptura, la constancia -también sin balón- y la verticalidad de Olmo le han sentado realmente bien a la sub-21 de Luis de la Fuente. Con Oyarzabal en punta, que ha hecho de ‘9’ dentro del sistema: fijando centrales, ofreciéndose en apoyo, atacando el espacio y rellenando el área, España ha jugado sus mejores tramos a lo largo del torneo. Incluida la final. Pero Luis de la Fuente entendió que el encuentro necesitaba otras cosas cuando Alemania estaba mucho mejor. Y lo cierto es que estas decisiones, el 2-0 de Dani Olmo y la personalidad intrínseca de Ceballos fueron, a la postre, las cartas ganadoras de una final que, a pesar del tanto postrero de Amiri, España dobló, recogió y se llevó al bolsillo. Fue, en resumidas cuentas, una final en la que Unai Núñez se impuso en el área. En la que Fabián, MVP del torneo, le dio agilidad, energía y determinación en campo rival. Y en la que Ceballos, primero más arriba y luego a uno y otro lado, le permitió sentir eso que, de alguna forma, hemos estimado todos por ‘TV’: han sido los mejores.
AdrianBlanco_ 1 julio, 2019
Qué personalidad la de Dani Ceballos en los últimos 20' de partido. De futbolista grande. Élite. Como decía anoche por Twitter, fue un "dame la pelota" que yo hago todo lo que más le conviene a la selección con el 2-0.