El Granada de Diego Martínez demostró el pasado sábado en La Cerámica que no está de paso por Primera División. La llegada este verano al club nazarí de futbolistas como Roberto Soldado, Yangel Herrera, Carlos Fernández o Domingos Duarte, además del regreso de Darwin Machís tras su paso por el Cádiz, elevan el techo de un equipo que la temporada pasada hizo de la seguridad defensiva su principal garantía competitiva. Un ramillete de fichajes, en suma, entre centrales, centrocampistas, extremos y puntas que llegan para reforzar y enriquecer a la que, técnicamente -de medio campo hacia arriba-, ya era la plantilla mejor cualificada de los recién ascendidos.
Diego Martínez mantuvo su sistema 4-2-3-1 ante el Villarreal
Roberto Soldado regresa a LaLiga después de dos cursos -y 20 tantos- en el Fenerbahçe. El ex de Villarreal, Tottenham, Valencia o Getafe siempre ha vivido para y por el gol en todos sus equipos, y ahora, a sus 34 años, deberá comandar la permanencia del Granada jugando por delante en el sistema del que fuera su máximo goleador la campaña pasada. A la espera de conocer la intención de Diego Martínez con todos los recién incorporados, lo único realmente cierto a estas alturas es que el vigués probó ante el Villarreal con Soldado, en punta, y Puertas, desde la derecha, en su arquetípico 4-2-3-1. Un esquema en el que priman dos consigas básicas. Su salida de balón siempre se efectuará sobre el carril central. Y si el pivote más creativo -Ángel Montoro- puede recibir abajo, el Granada saldrá progresando desde atrás, si no, tanto Duarte como Germán, central derecho e izquierdo, respectivamente, tienen la orden de buscar en largo a sus dos referencias -Soldado & Puertas-.
El Granada se ha movido muy bien en este mercado de fichajes
Pero lo más atractivo de este Granada aparece en campo contrario. Por encima del doble pivote confluyen diferentes nombres desde diferentes posiciones que, alejándose de su origen dentro de la pizarra, hacen sistema a través de sus intervenciones pidiendo el balón al pie. Fede Vico, el mediapunta en este dibujo, se asoma siempre a la divisoria para ofrecerle una primera opción de pase al propio Montoro. Vadillo, que en Castellón jugó por izquierda, también aparece por dentro para recibir, conducir, soltar y moverse, en ese mismo orden, pues así consigue darle mucha fluidez al juego. Mientras que Quini, el lateral izquierdo, irrumpe por fuera para aprovechar el aclarado que este último le ha generado en el costado. Una gran cantidad de movimientos, de fuera hacia dentro y de dentro hacia fuera, ideados para agilizar la posesión de un equipo que, por si las moscas, además de tener a tantos efectivos alrededor del balón, deja siempre a 4 o 5 por detrás en cada acción.
La misión de Diego Martínez será compensar la enorme diferencia que existe entre sus atacantes y los futbolistas que lo protegen. En ese equilibrio entre las dos áreas estará, como en toda salvación, la clave del éxito nazarí. La habilidad rematadora de Soldado, el oportunismo de Carlos Fernández, las rupturas hacia el área de Puertas, los toques de Vico cerca de la frontal, los centros de Vadillo o la acción individual de Machís desde la izquierda, encarando, recortando y chutando, son, por sí solos, argumentos mucho más maduros que los que nunca han llegado a presentar otros recién ascendidos estos años. Porque, como decíamos al principio de este texto, el Granada 2019/20 tiene entrenador, sistema y materia prima para, al menos de momento, ir evolucionando de arriba abajo.
AdrianBlanco_ 23 agosto, 2019
Me ha gustado mucho el verano del Granada. Sinceramente creo que por entrenador, sistema y materia prima, está un poquito más cerca que Osasuna y Mallorca por salvarse. ¿Cómo lo veis vosotr@s? 😀