La resistencia del Chimy

La SD Huesca quiere morir con las botas puestas. Y el que camina con los cordones abrochados hasta los tobillos es el Chimy Ávila. El futbolista argentino celebró ayer en La Cerámica su décimo tanto esta temporada, y lo hizo con un escorzo que bien podría acompañar a sus dos anteriores voleas ante Athletic y Eibar como uno de los mejores goles de la temporada. Está visto que el ‘19’ de los altoaragoneses no entiende de goles poco estéticos, pero más allá de las cifras su trascendencia en el juego de este Huesca es capital desde hace ya bastantes semanas acompañando a Enric Gallego en el frente ofensivo de los de Francisco Rodríguez, reproduciendo lo que en su día hacía el Cucho Hernández. Completando los movimientos del jugador catalán, yendo hacia fuera para dar amplitud y profundidad al sistema, y por dentro para venir al apoyo y atacar el espacio, el Chimy Ávila es, con todo merecimiento, uno de los nombres propios de la segunda vuelta. Sin duda.

El rosarino es un auténtico agitador como segundo punta. E incluso como extremo, que es donde lo ha utilizado Francisco en más de una ocasión dentro de los distintos dibujos que ha venido utilizando. Con buena capacidad en el salto, aun siendo un futbolista que no destaca precisamente por su estatura, y dotado de un tren inferior muy potente, con el que es capaz de aguantar el choque sin perder el espacio ni el control de la pelota, el Chimy Ávila ha experimentado una tendencia muy creciente en el último mes y medio. Algo que, aderezado con una destreza rematadora implacable, como prueban las cifras, le abrió de par en par las puertas de la titularidad, y se ha convertido en el principal foco de resistencia de un Huesca que no va a reblarse. Y menos este Chimy.