El Atlético de Madrid es más de Jan Oblak que de ningún otro jugador en estos momentos. Para una plantilla que no termina de hacerse a la idea de su técnico, sobre todo con marcador a favor, el cuadro rojiblanco ha encontrado en el esloveno a estas alturas su mayor certeza para conseguir los resultados. Esa determinada indeterminación, que está llevando al Atlético a acularse cada vez más abajo, incapaz de mantenerse erguido todo el tiempo y/o de asumir una defensa posicional con el balón, está motivando que el equipo madrileño encaje muchos disparos contra su propia portería; especialmente, y no por casualidad, en las segundas partes: que es, por norma general, cuando la pizarra va perdiendo altura. Un escenario que, hasta que Diego Pablo Simeone consiga encontrarle el punto, y los nombres indicados para ello, está dejando al Atlético a merced de sus contrarios. Un paisaje en el que la figura del ‘9’ (o ’19’) está siendo más representativa que desafiante desde la punta.
Simeone sigue retrasando mucho al equipo con marcador a favor
Eso mismo, de hecho, ocurrió el pasado fin de semana en La Cerámica. Tras ponerse en ventaja, el Atlético volvió a echar mano de su plan más utilizado en este tipo de casos. La estructura fue concediendo metros a su rival, dejándole llegar cada vez más arriba, tal y como sucedió ante el Rayo y ante el Huesca en el Wanda Metropolitano; y a diferencia del día del Betis, también en casa, donde la necesidad de buscar el uno a cero obligó a ejecutar exactamente el plan contrario. Una diferencia entre ambos planes en los que este Atlético, en medio de dos aguas, no acaba de estar cómodo. Como si la manta, demasiado corta, no sirviese para tapar pies y cabeza de golpe. Algo que la pizarra, vaya por delante, está echando muy en falta. Sobre todo de mitad de campo hacia arriba. Ya que el delantero, ya sea Nikola Kalinic –como ante el Villarreal- o el propio Diego Costa, no está logrando dar de sí a un método que, por momentos, viene dejando sumo encogido al Atlético de Madrid.
Pero el problema es mucho más profundo que correr para atacar el espacio. Sin un patrón claro de ataque, con balón y sin él, este Atlético viene dependiendo en exceso de los primeros toques de Griezmann. Si la pizarra, saliendo desde atrás, precisa de la movilidad de Koke y Saúl –ya sea por fuera o desde dentro- para juntar al equipo entre sus pases, lo cierto es que la misma manta se está quedando algo estrecha debido al poco desborde que está encontrando el colectivo desde fuera. La amenaza lateral ha pasado a ser unos de los grandes debes del Atlético, con un Filipe Luis al que le está costando encontrar la forma y la parcela, y un lateral derecho que, a la espera de ver las opciones que consigue garantizar Arias, está dejando muy a adeudar con Juanfran. Así que en esas, algo que el Atlético de Madrid arrastra desde inicios de curso, lo lógico fue encontrar en la diagonal hacia fuera de Diego Costa el principal argumento para ensanchar y generar profundidad.
Costa lleva tan solo tres tantos a estas alturas de la temporada
Por todo ello, es de vital importancia que, mientras la estrategia –con ventaja- se mantenga así, el Atlético consiga recuperar al mejor Costa. El internacional español es, por sí solo, el mejor argumento para atacar desde un bloque medio-bajo. Pero más importante, aun si cabe, es que el equipo consiga encontrar el modo de conectar con su principal referencia ofensiva. Algo que ante el Villarreal, con el marcador igualado (Kalinic, con 0-0; Griezmann, con 1-1) o por delante (el propio francés, con 0-1), fue toda una quimera. Es lo que deberá corregir el técnico argentino cuanto antes. Solo así, si Simeone siguiera optando por retrasar el bloque con resultado a favor, el Atlético podría volver a recuperar la coherencia –o parte de la misma, mejor dicho- en función de los nombres de los que dispone y las pretensiones de su entrenador. Pues mientras el bloque coge fondo y forma a su propuesta, lo más idóneo, de hecho, es que su camino volviera a cruzarse con el del delantero centro. Sobre todo hacia el costado, si este vuelve a desempolvar la diagonal hacia el lado izquierdo. Ya que esto, que podría ayudar a Filipe a recobrar el tono, parece lo más indicado para, al menos, empezar la casa por el perfil en el que hay cimientos de otro tiempo.
Un contexto que Costa, dicho sea de paso, podría aprovechar para reencontrarse con su mejor versión. Pues no es fruto del azar, por todo ello, que el hispano-brasileño encadene ya cinco partidos consecutivos sin ver portería; y su parámetro, hasta este momento, dice que tan solo lleva tres dianas en once encuentros. Porque si el Atlético necesita a Diego Costa, sobre todo si Simeone quiere ser más pragmático con los espacios que con el esférico; el ‘19’, por otro lado, también necesita del equipo para acercarse al área, en primer lugar, y recuperar su protagonismo, dentro y fuera de esta, después.
Jason 27 octubre, 2018
Complicada situación. El "problema" es que no sé si el Cholo tenga la gasolina para dar estabilidad. Al parecer no hay un punto medio en su propuesta: o se encierra o se va al "todo o nada". Y vamos, que si quieres competir por todo se necesita ser muy flexible con lo que demande tu rival, competición y plantilla. Físicamente el equipo se ve fundido, apenas aguantan 45 minutos o menos, las rotaciones se las sabe todo el mundo y encima a nivel de confianza únicamente Oblak está a tope, unos escalones abajo estarían Giménez y Rodri que deberían jugar más. Cosa que se está volviendo insostenible viendo los últimos resultados.
A día de hoy este equipo debe respirar con balón y/o al menos robar alto porque sus puntas no son las máquinas demoledoras al espacio que eran hace 2 años (no dudo de su capacidad pero a día de hoy no están para eso). Claro, luego ves en los partidos que les quema el balón, le tienen miedo. Buscan reventarlo lejos y que desaparezca de su vista.
En fin, creo que lo que importa hoy son los resultados. No hay mejor preparador físico e impulso anímico que el gol y las victorias. Al bueno de Diego le sucede casi lo mismo que a Suárez, como entre una ya vendrán poco a poco.