Maurizio Sarri viaja a Londres con su librillo táctico debajo del brazo. Y el perito de su atractivo método, Jorge Luiz Frello Filhjo, Jorginho, sentado en el asiento de al lado. Después de estas tres temporadas de mayor éxito estilístico que resultadista, los dos principales artífices de uno de los mejores proyectos napolitanos de la historia se marchan juntos a Londres. Y con ellos, la intención de hacer que el Chelsea vuelva a comandar la Premier; pero con un plan, a priori, muy distinto al que llevó a Antonio Conte a alcanzar la gloria hace ya dos campañas. En las antípodas de su homólogo y compatriota, el técnico de Lecce, la estrategia de Sarri también deberá pasar por el aro de la competición: adaptarse a un ritmo y estilo más vertical y frenético que el italiano. Un proceso para el cual el mediocentro, acostumbrado a ser él quien haga acelerar a sus equipos, parece listo, por cualidades, para llevar al Chelsea a una nueva dimensión.
La llegada de Jorginho es un salto cualitativo para el Chelsea
El Chelsea 2018/19 ya ha echado a andar sobre el arquetípico 4-3-3 de su nuevo técnico. Y en dicho esquema, como invita a pensar la lógica, el ítalo-brasileño ya se está ocupando de la zona axial del centro del campo. Una posición para la que, más allá de su propia adaptación al fútbol británico, será muy importante la función de los dos interiores: Cesc Fábregas y N’Golo Kanté, presumiblemente. En el Napoli, con Hamsik –izquierda- y Allan –derecha- partiendo cada uno a un lado de Jorginho, Sarri consiguió idear la fórmula para hacer que este, el motor del conjunto, consiguiera recibir siempre de cara, que es como más efectivo resulta su fútbol. Porque Jorginho, entre las muchas cualidades de las que puede presumir, tiene una especialmente valiosa dentro del contexto de la Premier. Sus pases controlan, arrinconan y superan. Y ese talento, el cual lleva ya bastantes años puliendo en el Calcio, representa(rá) la piedra angular de este nuevo proyecto. Siempre y cuando, eso sí, Sarri consiga hacer funcional –desde la pizarra- la labor de su número ‘5’.
El napolitano es un maestro en esto de facilitar procesos, como así le ha curtido su experiencia en San Paolo entre lesiones y obligaciones para con el mercado, con unas plantillas que, casi seguro, han estado estos tres años rindiendo varios escalones por encima de sus posibilidades. Ahora bien, para que esta práctica llegue a buen puerto no solo será responsabilidad de Kanté y Fàbregas que Jorginho reciba el esférico en las mejores condiciones, sino de todo el colectivo. Empezando por sus centrales. Desde su etapa en el Empoli, Maurizio Sarri siempre ha querido para sus equipos defensas con una buena determinación, tanto a nivel físico como técnico, con la que delegar a su presencia y salida de balón la responsabilidad de mantener el bloque –con y sin pelota- a varios metros de su área. Una faena, encomendada hasta hace nada a Koulibaly y Albiol, con la que Sarri logró el primer paso: que el esférico llegase hasta Jorginho, y no al revés; que no es lo mismo.
Haciéndolo recibir arriba, entonces, y no obligándolo a hacerlo cerca de su propia portería –con la pérdida de tiempo y esfuerzo que ello supone-, Sarri consiguió posible que, ante rivales no muy exigentes en cuanto a la presión, Jorginho pudiese controlar el esférico con parte de su cuerpo ya mirando hacia el otro lado del campo. Algo que en la Premier League, donde el dominio de las segundas jugadas es tan relevante, vale su peso en oro; como así reza la máxima de que tiempo y espacio son sinónimo de ventajas. Una tarea que, si el rival presiona, que presionará, este nuevo Chelsea de Sarri deberá completar con la colaboración de sus interiores, e incluso de sus extremos. Como así está probando ya en estos primeros partidos del verano. Construyendo, para ello, una especie de cuadrilátero en la que, con Jorginho en medio de todos ellos, el balón va de atrás (centrales) hacia delante (interiores), y de delante (interiores) hacia atrás (Jorginho), para que el pivote, finalmente, sea quien lance al equipo (de nuevo hacia delante) hacia suelo contrario.
El Chelsea 2017/18 tuvo muchísimos problemas en salida de balón
Porque esa, sea así o a de una manera más lateral, que también se vio en el Napoli y durante este stage veraniego del Chelsea, es la intención que deberá explotar el cuadro londinense para que todo llegue a buen puerto, en función de la ideología táctica del napolitano. Permitir que Jorginho pueda recibir de cara es, por así decirlo, estar un poquito más cerca del éxito. A fin de cuentas, que todo fluya de una forma rápida y ligera es parte del credo de Sarri. Para eso se lleva al mediocentro; porque el Chelsea 2017/18 experimentó muchísimas dificultades para conseguir que el balón rodase entre sus centrales y el ataque. Algo que ahora, si se consiguen completar todos los pasos, no debería ser un problema. Pues de lo contrario, si el colectivo no pone los medios para que Jorginho pueda jugar más sencillo, el Chelsea deberá depender del giro de su nuevo mediocentro. Y entonces, si eso ocurre, cabe el riesgo de que el fichaje de uno de los mejores organizadores no sea tan buen negocio; y que la propuesta naufrague entre sus carencias.
AdrianBlanco_ 31 julio, 2018
Este Chelsea ya está dejando cosas muy interesantes. Y una de ellas, es su trabajo sin balón. Con Jorginho como pivote, lo más lógico es que Kanté ocupe el interior izquierdo. Y ahí, por cómo defiende (hacia arriba), el francés puede ser un activo muy valioso para Sarri. Tengo muchas ganas de ver cómo evoluciona el proyecto.