La dificultad en el fútbol es una constante. Y el ciclo que lleva a reciclarse emocionalmente a través de la figura de un nuevo entrenador va de la mano de esa circunstancia. El Deportivo Alavés comenzó la temporada con la dificultad añadida de partir de un punto en el que ya no arrancaban Mauricio Pellegrino, Marcos Llorente, Deyverson Silva o Theo Hernández. Repetir lo de la temporada anterior quedó reflejado cuando en los dos primeros tercios de campeonato, la cara de los alaveses denotaba impotencia. Su historia posterior es la de un equipo que necesitaba un mensaje nuevo. Alguien que tuviera experiencia, precisamente, en trasladar mensajes. En penetrar en las dudas del jugador, transformando su mentalidad para transformar su presente.
Abelardo Rodríguez tiene la virtud de levantar al futbolista, de ver en la dificultad y la incertidumbre un motivo perfecto para transmitir no sólo que todo es posible, sino que todo está bien porque cuando se busca alcanzar un momento positivo en el futuro, el presente también es positivo, pues es la parte del proceso que permite construir una narrativa que conecte y cale. Cada rueda de prensa de Abelardo forma parte de su manera de ser y de manejar un vestuario mentalmente dubitativo. Sólo así ha logrado meterse en la mente del futbolista para que su plantel crea cada semana. Y lo ha hecho con el único ánimo de que su equipo lograra disfrutar.
Abelardo recorrió la mentalidad de los suyos hasta despejarlas
Ahí residió la clave. Futbolísticamente, hay postulados del ideario de Abelardo que podrían encajar con el de Giani De Biasi, su inmediato predecesor, pero el enfoque fue en todo momento completamente diferente. Para llegar a rendir como un conjunto en el que el jugador recuperara la iniciativa por cambiar las cosas y desmentir las teóricas dificultades e inferioridades que surgían de su particular parcela ofensiva, con carencias a la hora de salir en velocidad o desbordar en estático, Abelardo tuvo un punto de suerte, con una victoria tras remontar un 0-2 ante el Girona en su debut con el Alavés, y un mensaje de posibilidades que fue despejando las nubes de cada futbolista.
El técnico asturiano varió el 4-2-3-1 con el 4-4-2, formando dos líneas de cuatro en fase defensiva. En casi todo ciclo en el que se busca recuperar competitividad, el orden defensivo es uno de los primeros pasos que acometen objetivos como el que el Alavés trataba de alcanzar. Tanto en Gijón como en Vitoria, Abelardo dotó de continuidad defensiva a sus bloques para desde la capacidad para asegurar muchos minutos durante los partidos con marcadores cerrados, poder construir lo que más dificultad tiene, y sobre todo presentaba este Deportivo Alavés.
Munir dio muestras de su crecimiento ante la máxima adversidad
Es ahí donde resalta la figura de Munir El Haddadi, cuyo valor ha crecido sobremanera entre tanta dificultad, seguramente un escenario muy propicio para ello. Su historia se entrelazó con la colectiva para potenciarse entre las dudas. Si bien Abelardo le acompañó con John Guidetti pasadas las semanas, Munir representó otra de esas historias que ponderan la importancia y la adaptación de los delanteros en Liga española. De la mano de la confianza y de su sensibilidad para moverse y tocar como alternativa a la velocidad punta de la que carece, el punta español sumó nueve goles y seis asistencias en el campeonato. No hay mejor oportunidad para redescubrirse que cuando asoma la dificultad. Abelardo estuvo ahí para transmitirlo.
AArroyer 101p · hace 358 semanas
Tenía poquito margen para explotar esta plantilla en mi opinión, pero su ritmo de puntuación ha sido muy bueno desde que lo cogió. 14 victorias, 11 derrotas y 2 empates. Pero sobre todo, recuperó al jugador desde el primer momento.
Javier · hace 358 semanas
AlanAlberdi 60p · hace 358 semanas
Gran frase. Espero tenerla presente.
Alejandro Arroyo, filósofo contemporáneo.