El Athletic Club de Bilbao se clasificó para la fase de grupos de la UEFA Europa League con un gol de Iker Muniain. Fue un gol realmente significativo, por la forma del tanto y la implícita evolución del futbolista. El arranque de la temporada 2017-2018 no está haciendo sino apuntalar todo lo sentido en bastantes momentos del curso pasado con respecto al futbolista navarro. El Athletic Club viene apoyándose cada vez más en un jugador que está reconociendo atravesar una etapa tan dulce como importantísima en su trayectoria profesional. A nivel de juego, parece haberse dejado atrás la intermitencia, y mirando hacia delante, Muniain parece ir comprendiendo lo que puede ir necesitando un equipo de fútbol, siempre vivo y sujeto a cambios.
El gol de Muniain fue un resumen de su evolución
«Estoy en el mejor momento de mi carrera, así lo siento». No es una frase que pueda decirse fácilmente, pues refleja una realidad que debe sentirse en un periodo de tiempo ya prolongado, como así está siendo. En la campaña pasada, Aritz Aduriz dio un paso al costado en cuanto a responsabilidad en el juego. Ese hueco estaba llamado a ser ocupado por las figuras ofensivas más jóvenes, pues Raúl García respondía y responde a un perfil fundamental para todo pero sin capacidad para formar de por sí una identidad diferente. Ese valor recayó en Iker, que comenzó a levantar la mano ante el Atlético de Madrid, allá por finales de enero, en San Mamés, y fue descubriendo que le había llegado su hora.
Por lo visto en agosto se desprende una evidente naturalidad a la hora de desempeñar su nuevo rol. Siendo fríos y esquemáticos, a Muniain se le pedía participación y regularidad, más toques, más ventajas creadas desde su recepción, más movilidad, apariciones por el frente de ataque tanto como en zona de creación. Tomar conciencia y decisiones. Pero lo que sucedió ayer en el gol ante Panathinaikos va más allá. El de Pamplona inció la jugada en zona del círculo central, apoyando al zaguero que estaba sacando la pelota, en este caso el diestro, Xabier Etxeita. Una vez éste decide buscar en largo a Aduriz, Muniain no pierde de vista la jugada y busca el espacio vacío en el área. Teniendo en cuenta que sobre el campo no estaban ni Iñaki Williams ni Raúl García, el déficit de remate y desmarque era doblemente evidente. La jugada, magistralmente construida por Aritz, es definida por Iker después de romper al sprint por el carril central, ocupar el área en posición de ‘9’ y rematar a puerta vacía.
No es participar. Iker Muniain acude donde se le necesite
La lectura es que Muniain no responde a las misiones antes encomendadas, sino que está donde le necesita la jugada, el equipo o el entrenador. El día que falte Beñat, Muniain aparecerá más en la base, cuando falten Iñaki o Raúl, ayudará cargando el área y el día que falte desborde por banda en lugar de recepciones interiores, la duda será mucho menor porque Iker Muniain va a estar allí. No es una cuestión posicional o táctica, sino jerárquica. Es un momento especial para Muniain y no hay vacilación en cómo lo transmite. Ziganda ya sabe que está para todo.
Foto: Juan Manuel Serrano Arce/Getty Images
AArroyer 25 agosto, 2017
El gol. Es el gol que define ahora mismo a Iker Muniain. Madurez a nivel personal y futbolística. 'Ayudo' en salida, 'estoy en esas tareas', pero la jugada se forma de otra manera y si Aduriz abandona el área van a ir Raúl o Iñaki, pero no están, voy yo y rompo desde 30 metros atrás hasta el área pequeña.
Arranque maravilloso de temporada de Muniain. Está disfrutando. Con naturalidad.