Mauricio Pellegrino afrontó el reto de construir un equipo en tiempo récord y lo ha conseguido. Su Deportivo Alavés esgrime un espíritu colectivo basado en el orden y el esfuerzo en defensa que le ha convertido en un ente sumamente reconocible dentro de la Liga española. Dicho esto, el fútbol consiste en marcar goles, y todo el que se cimienta sobre un esquema protector debe gozar de claridad para contragolpear si desea que su apuesta luzca como completa.
A este respecto, sobre los vitorianos se pueden contar dos cosas: que están inmaduros y que, aun así, compiten bien. O sea, a título táctico, no existe una línea de movimientos prefijados que favorezca una rápida o fluida transición defensa-ataque; se podría decir que hay algunas sociedades o tics, como buscar a Ibai cuanto antes en su adelantada posición de extremo izquierdo, pero no se vislumbra un sistema clavado por razones evidentes (llevan apenas tres meses trabajando juntos). Sin embargo, como se avisaba, la contra del Alavés sí representa una amenaza, y seria, para todos sus rivales.
El rapidísimo Édgar bebe de la pausa y lectura de Femenia.
La clave de las salidas vitorianas se llaman Kiko Femenia y Theo Hernández. Ambos carrileros poseen una calidad ofensiva por encima de la media, y cada uno en un registro distinto. Kiko destaca porque sabe lo que hacer; se trata de un lateral que barniza su fútbol incluso con pausa, lo que le permite atraer presiones, limpiarlas luego con un pase y hacer que Marcos Llorente o Daniel Torres encuentren a un extremo en ventaja. Conceptualmente, Kiko es uno de los atacantes más importantes del conjunto de Pellegrino.
Dicho lo cual, el escándalo es Theo Hernández. La proyección del canterano del Atlético de Madrid invita a pensar en un jugador dominante en la Copa de Europa del futuro, su capacidad para iniciar una conducción cerca de su propio área, eliminar rivales con suficiencia y aproximarse a la línea de fondo con la misma frescura de quien ha comenzado a correr un metro más atrás… no admite comparativa. De momento, Theo es sólo eso, no se le pueden atribuir más virtudes destacables, pero en esa jugada en particular, no es una tontería plantearse si es el mejor del momento. Y por supuesto, supone una vía de escape, por no decir una lanzadera espacial, tras cada recuperación del Alavés que facilita muchísimo la creación de peligro. Su lunar, la irregularidad; pero cuando tiene el día, Theo Hernández en un contexto de contragolpe es lo más imparable que se puede hallar en la Liga de media tabla para abajo.
Deyverson es esperanza, pero debería estar mejor acompañado.
El otro nombre determinante de la transición defensa-ataque del Alavés es el delantero centro Deyverson, pero más por lo que implica anímicamente que por lo que produce de manera objetiva. El brasileño es un incordio insoportable odiado por cada central del campeonato, le encanta el contacto, su actividad es permanente y, además, un poco rara, lo que le vuelve indescifrable. Su limitación radica en que no es un jugador autosuficiente y en que con el único compañero que se le atisba cierta sintonía es con Víctor Camarasa, que por ahora, por H o por B, no se ha impuesto como titularísimo. Los demás logran encontrarle con frecuencia pero no le acompañan después como a Pellegrino le gustaría. De momento. Recuérdese, para no perder la perspectiva, que todavía no ha llegado noviembre.
Foto: CRISTINA QUICLER/AFP/Getty Images
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La trilogía del Deportivo Alavés:
1. Pasador contra pasadores
2. El continuo aprendizaje de Mauricio Pellegrino
3. El contragolpe del Deportivo Alavés
Vincent 29 octubre, 2016
Qué aporta exactamente Édgar Méndez al juego ofensivo del equipo de Pellegrino? Concordaremos todos en que su inicio de temporada está siendo bien positivo.