Monchi debió de acordarse de Samir Nasri porque en su memoria están todos los que en algún momento le dejaron huella. Sin importar que en los dos últimos años el mediapunta francés pasara a la reserva del máximo nivel mediático, el Sevilla actual, reformado a base de hallazgos y nuevas oportunidades, ha culminado su verano con un más que significativo relevo entre Yevhen Konoplyanka y el hoy nuevo jugador sevillista. Dos jugadores muy diferentes para ocupar una banda, el lugar desde que el que Nasri, como tantos otros y en su mejor momento, encajó a la perfección, en mitad de una época que se definió por ubicar allí a talentosos creadores que no eran extremos ni puros centrocampistas.
La foto es hoy muy recordada. Benzema besa la copa de campeones del europeo sub-17 de 2004, junto a Ben Arfa y Samir, el triunfo de la generación francesa llamada a relevar a la más importante de su historia. Nasri, estrella del combinado, En su Marsella destaca rápidohace su aparición en el Marsella de 2006 como un talento libre, de brillante calidad individual para dejar detalles, fabricar jugadas, liderar una ofensiva y generar expectativas a todos los niveles. Como todo futbolista en origen, de inocencia y frescura, su descaro individual va llamando la atención para, sin tardar, tocar techo en la Ligue 1. Apenas unos meses bastan para que la ilusión rodee sus pasos y es Arsene Wenger quien lo ata, dos años después, tras contemplar la fulgurante progresión del que por momentos fue comparado con Zidane, por maneras y ascendencia. 15 goles y 6 asistencias lo llevan al Emirates.
Su fútbol, característico de los mediapuntas que juegan en banda
Aquel Arsenal, dentro de la jerarquía que sumaba en el top-4 a Liverpool, Chelsea y Manchester United, ya había comenzado a introducir jugadores con capacidad para mezclar control con verticalidad -Rosicky, Fâbregas, Wilshere-, y con Nasri en banda no se cedía nada en esas intenciones. Todo lo contrario. La tendencia era evidente, y lo sería aún más en años posteriores. El 4-2-3-1 más propositivo tendría en los costados jugadores con tendencia interior con el pie natural enfocado hacia el carril central y laterales largos que formaran superioridades en campo contrario. Nasri atesoraba en su fútbol las virtudes técnicas para explicar dicha moda. El francés se convirtió en titular de una banda izquierda que los gunners reforzarían meses despùés con la llegada de Arshavin.
Al año siguiente y tras una grave lesión, Nasri se queda sin Copa del Mundo (2010), una decepción que lo remueve. Como punto de inflexión, el galo cuaja su mejor temporada en Londres, dando un paso más, y necesario, en términos de producción En el City, un Nasri madurogoleadora. Su consagración culmina con una formidable eliminatoria de Copa de Europa ante el Barcelona de Leo y Pep, incluyendo una sensacional noche en el Camp Nou. Nominado a los premios individuales de la Premier e incluído en el XI ideal de la temporada, Nasri cotiza. Tan al alza que el Manchester City lo considera un pilar cuya justificación no tarda en demostrarse. En su primer año, con Agüero, Silva y Negredo, Samir se consolida como uno de los grandes mediapuntas del campeonato.
La selección francesa, el gran lunar de su carrera
Definir al Samir más cuajado, el del Arsenal y sobre todo el del Etihad, el que intenta recuperar Sampaoli, es sencillo con teclas y de enormes posibilidades sobre el campo. Buscando a un socio -lateral o ’10’- su conducción, su capacidad para recibir de espaldas, sus giros y sus diagonales hacia dentro para encontrar los desmarques del lado opuesto se convierten en un clásico compartido por multitud de jugadores, mediapuntas en origen, que caen a la banda para darle al juego un carácter protagonista. Nasri acelera pero también pausa y se retrasa. La primera temporada con Mancini y especialmente la del campeonato de 2014, hacen del francés un jugador responsable cuando recibe, que junta a los suyos y los lanza con criterio. Sólo su irregularidad, la aparición de lesiones y su maldita historia con el combinado francés le impiden cosechar temporadas sin peros.
Con los bleus, todo para olvidar. Demasiado joven para acudir a 2006, relegado de las convocatorias finales de 2010 y también de 2014, se retira del fútbol de selecciones a los 27 años, después de jugar únicamente la Eurocopa de 2012 junto a Laurent Blanc y de terminarla con un nuevo episodio negativo. Sombras que tienen continuidad en un City que le renueva por cinco años. Sin embargo, una grave lesión lo condena en su última temporada. Después de cinco temporadas en el Etihad, y a sus 29 años, el marsellés se embarca, con especiales ganas según sus propias palabras, en el atractivo proyecto del argentino Sampaoli, donde su fútbol, de ser recordado y encontrar inspiración, podría volver a nacer.
Foto: CRISTINA QUICLER/AFP/Getty Images
Stark 3 septiembre, 2016
Si nasri recuperara gran parte de su nivel, en lugar de quien jugaría en el esquema de sampaoli?