Cuando tu delantero más determinante viene ofreciendo una de sus mejores versiones pero en 7 partidos no ha dado ninguna asistencia y apenas ha podido celebrar un gol, conseguido además desde el punto de penalti, es que algo muy grave está limitando tu ataque.
El Celta ya no parece ser el mismo equipoQue el Celta de Vigo iba a notar la marcha de Nolito era algo que se daba por supuesto incluso antes de que el gaditano abandonara Balaídos. Lo que no entraba en los planes es que, sin él, el Celta también fuera perdiendo gran parte de su identidad. Es una cuestión de veneno y agresividad, pero también de intensidad, ritmo, dinamismo y fluidez. En esto, por supuesto, también ha tenido mucho que ver la lesión de Fabián Orellana, las molestias de Marcelo Díaz y el hecho de participar en tres competiciones, pero la mayor parte de estos problemas nacen de la ausencia de un jugador fijo sobre el que pararse, generar la ventaja y traducir la ocasión en gol. A partir de esa certeza, todo resultaba más fácil. Se presionaba mejor porque se atacaba más arriba, pues el rival se veía obligado a recular ante la amenaza de Nolito. Y tras la presión, llegaba el robo, el pase vertical y una nueva oportunidad. Es decir, más allá de su nivel, lo que ha supuesto la marcha del gaditano ha sido la ruptura del intenso y virtuoso círculo de acontecimientos con el que el Celta conseguía someter a sus rivales. Y, claro, ahora Iago Aspas, que está jugando muy bien, se está encontrando cómo, a cambio de ofrecerlo todo, no está recibiendo absolutamente nada.
Théo Bongonda y Pione Sisto no están resultando.
Esta asimetría entre lo que está haciendo Iago y lo que está suponiendo su juego no sólo encuentra una evidente explicación en quién ya no está, sino también en quienes le han sustituido. Théo Bongonda y Pione Sisto son dos futbolistas verticales, veloces, de buena zancada y teórico desequilibrio, pero en este inicio de temporada sólo han aportado intenciones que apenas duraban un par de segundos, que apenas alcanzaban un par de pasos. Sin desborde por fuera, también sin gol, el Celta se ha convertido en uno de los conjuntos más inocentes de la Liga. Sus primeras seis partidos se fueron con 0-0 al descanso, y luego únicamente lograron anotar cinco. Es un balance deficiente. Muy deficiente. Y en esto también tiene que ver la falta de creatividad en la zona central. Sólo Iago Aspas, que tiene que abandonar la punta con demasiada frecuencia, consigue hacer algo un poco diferente. Algo inesperado. Pablo Hernández o Daniel Wass son dos futbolistas de apoyo, en dos sentidos muy diferentes además, que poco o nada tienen que ver con el fútbol entre líneas que ofrece Fabián Orellana.
G. Rossi sí está respondiendo a un gran nivelLo curioso de todo esto es que, dentro de lo que es indudablemente un inicio muy pobre, Berizzo ha recibido un par de noticias, John Guidetti y Giuseppe Rossi, de las que no ha tirado tanto como cabría esperar. Ambos puntas, aunque carentes de velocidad, suponen un plus de creatividad, desequilibrio y determinación que, unidos a la simple figura de Aspas, han reportado de momentos de muy buen juego para el Celta. Es más, la diferencia que ha existido entre los momentos en los que Iago jugaba solo y en los que estaba acompañado por uno de ellos ha sido tan gigantesca que hasta incluso parecía lógico probar con los tres juntos. Sin embargo, pese al gran nivel de Rossi, el «Toto» parece seguir prefiriendo jugar con dos velocistas por fuera y con tres centrocampistas por dentro.
Da la sensación de que esta idea forma parte del cambio de estilo del que técnico el argentino viene hablando desde hace semanas, pero lo cierto es que hasta el momento no está conllevando nada positivo. Aspas necesita compañía. Al menos hasta que regrese de su lesión Fabián Orellana… Y probablemente también después.
Foto: BRUNO FAHY/AFP/Getty Images
Arroyo 30 septiembre, 2016
Lo que queda claro de toda la situación del Celta actual es que la figura de Orellana es todavía más importante si cabe de lo que ha sido hasta ahora el chileno. Cuando vuelva veremos cómo ha influido su ausencia en Sisto y Bongonda, porque alguien tiene que poner una pausa en tres cuartos. Un punto de apoyo. Los extremos son muy desordenados y no logran desbordar ni aguantar la pelota.