Atlético de Madrid, Real Madrid y Fútbol Club Barcelona son, seguro, tres de los mejores colectivos de Europa. Son la élite. Por eso, por lo buenos que son, desde 2013 ningún otro equipo español había sido capaz de apartarlos de la Copa del Rey; siempre se habían superado entre ellos. Incluso en las dos últimas ediciones de la Champions la tendencia había sido muy similar. Anoche, el Celta de Vigo dejó fuera de la competición al Atlético al superarlo por 2-3 en su propio estadio. Para los de Eduardo Berizzo, el triunfo, de sobra merecido, supone la consagración de un proyecto precioso. El Atleti, instalado en la aristocracia europea, comprueba hoy lo duro que es perder un título cuando de verdad piensas en ganarlo. Fue una derrota dolorosa.
El Celta tuvo el control físico y emocional de un duelo muy copero
Atlético y Celta se citaron sobre el césped del Calderón con onces de lujo y la mejor actitud. La cara más afinada de ambos conjuntos en la presión derivó en una primera mitad más que cerrada, donde hacer un regateF.Orellana y la fuerza de Saúl, el primer acto no parecía al alcance de casi nadie. El Atleti mordía y apretaba en los costados, y de ahí solo podía salir Orellana, porque el chileno parece líquido y sale de cualquier lado. A Iago Aspas en cambio ni se le veía en la derecha. En el bando colchonero, el desequilibrio lo ponía un heroico Saúl, que como interior derecho volaba hasta el área como único factor sorpresa del cuadro de Simeone. El partido era el clásico de 0-0, pero un córner rematado por el Tucu Hernández y un mal despeje de Rubén Blanco lo vistieron de 1-1 al descanso. Tras 135 minutos disputados, la eliminatoria por fin cambiaba. El Atleti estaba obligado a marcar. El Celta ya no.
Nunca hubo espacios para jugar. Estaba ganando el Celta
El choque se reanudó sin que aparecieran constantes futbolísticas reseñables. Se seguía sin poder regatear y nadie retenía la pelota más de tres segundos. El mérito, de los pupilos de Berizzo, que además empezaban a recibir la gran noticia de la noche: su delantero, John Guidetti, estaba especialmente enchufado a la batalla. Al espacio y al choque, ni más ni menos que superando a Diego Godín, el sueco estaba sacando cosillas para su equipo. Un córner, un saque lateral… pequeños triunfos que anticipaban el bote mayor, un chutazo a la red que hacía saltar por los aires la eliminatoria.
A golpe de riñón, el Cholo optó por dar entrada a Ángel Correa, que tiene ese punto salvaje de desequilibrio y autonomía que tanto recuerda al joven Tévez. Suyas fueron las ideas más claras en los arreones colchoneros, menos abundantes de los esperados gracias a la maravillosa reunión de valientes que es este Celta. Con 1-2 en el Vicente Calderón, los celestes nunca dejaron de presionar arriba. Así concibe el fútbol el bloque vigués, capaz de meter a cuatro hombres al remate tras un saque de banda en busca del tercer tanto. El mayor halago que hoy se le puede regalar a los gallegos es que obtuvieron la clasificación sin realizar un partido soberbio. No vimos al huracán que aplastó al Barça y complicó al Real Madrid. Simplemente “vimos al Celta”. El que va a todas. El equipo de Eduardo Berizzo.
Polaquito 28 enero, 2016
El Celta es el segundo equipo, tras Juventus, que elimina a Madrid, Barcelona o Atlético de una eliminatoria de copa o Champions desde que lo hicieran BVB y Bayern en las semis de UCL 2013. Vaya dato.