El secreto de los sabios | Ecos del Balón

El secreto de los sabios

En el fútbol hay buenas ideas que salen mal y muy pocas malas ideas. Se trata de un deporte complejo que mezcla infinidad de variables que lo vuelven imprevisible: lo juegan 22 personas a la vez, se practica al aire libre y en una extensión de terreno vasta y de suelo cambiante, se utiliza una de las partes menos precisas de nuestro humano para tocar el objeto protagonista… y para más inri, su fin, el gol, cuesta tanto de conseguir que el 0-0 es un resultado corriente, y al imponerse marcadores por lo general tan bajos y estrechos, el peso de cada pequeño detalle de los muchísimos que influyen se eleva a la máxima potencia. Pese a semejante volatilidad, la parte más intelectual de su mundo, la de los entrenadores, se prepara siempre y bien para restarle el mayor grado posible de azar a los 90 minutos. Intentan dotar a sus futbolistas de la información suficiente para que nada les sorprenda y puedan jugar seguros. Y entre el 95 y el 99% de las veces, proponen ideas que, en teoría, acercan a los suyos a la victoria. Lo que hacen casi siempre o siempre tiene sentido. Resulta difícil que no sea así.

Por eso sorprenden tanto puestas en escena como la que ayer mostró el Celta en El Madrigal. Causaba baja Krohn-Dehli, que no sólo es su cerebro, sino su único centrocampista con calidad para filtrar pases interiores, y lo que carburó Berizzo fue disponer un 5-2-3 que daba prioridad a que Jonny y Mallo, los carrileros, activasen los costados. Para ello, los extremos Nolito y Orellana, motores habituales junto a Michael, cerraron sus posiciones. Todo esto fue muy visible, pero… ¿por qué? ¿Con qué intención? ¿Y con qué esperanza? El Villarreal ataca por banda que da gusto, por lo que Moi y Campbell, aunque no brillaron, asustaron lo bastante a Hugo y Castro como para que no subiesen de más, estrechando así el ataque celeste. Y por consiguiente, estrechando también la defensa amarilla. O sea, el proceso derivaba en un Villarreal que centraba su atención sólo sobre un carril central donde Nolito y Orellana, girados, esperaban el gran pase de un mediocampo sin grandes pasadores. En apariencia, el plan no desbordaba astucia. Pero no es posible que el Toto, autor de un equipo que ha dado tardes de fútbol fantástico, pidiese a los suyos una sandez. Sencillamente, algo se torció por el largo camino, en uno de los múltiples obstáculos. Cuando esto sucede -por suerte no es a menudo-, sólo queda la sala de prensa para descubrir qué buscaba el sabio.

Comentarios (6)

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¿Y qué dijo Berizzo, que no sale en la sección Sala de Prensa?
@ Javimgol

Se le preguntó poco.
La columna es extraordinaria, Abel.
Muchas gracias, Adam. Me alegra que te haya gustado.

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