Con los elefantes y las cacharrerías ocurre lo mismo que con los pulpos y los garajes. No existe evidencia empírica sobre las consecuencias de la relación entre estos animales y estos espacios, pero la tradición popular tiene clara su sentencia para ambos casos. Y parece atinada: cuesta imaginar a un pulpo paseándose por un garaje con la arrogancia de quién lo conoce como la palma de esa mano que no tiene, y la visita de un elefante no parece la mejor noticia para una cacharrería que deba rendir beneficios a su dueño. Por suerte para los pulpos el océano no abunda en garajes y afortunadamente para Wakaso Mubarak un equipo de fútbol no es una cacharrería.
Porque en un equipo de fútbol no siempre es una mala noticia que se rompan cosas. A veces es lo que hace falta o, por lo menos, resulta útil. El caos puede ser la forma de poner fin a una rutina improductiva ante la cual la ortodoxia del futbolista académico y el buen discurrir de un equipo ordenado no encuentran solución. Y eso es maravilloso. Porque el fútbol encandila por varios motivos, y muchos de ellos contentarán sobrados los paladares más refinados, pero otros alimentan la (retorcida, si se quiere) fascinación del espectador que busca en este juego un sinfín de posibilidades en las que todos puedan tener su sitio. El fútbol también es maravilloso porque admite en su seno a futbolistas como Wakaso.
Wakaso pertenece al grupo de los jugadores hiperactivos.
El ghanés es lo más parecido que ha dado este deporte a esos controvertidos elefantes que albergaban algunos ejércitos de la antigüedad. Severamente juzgados por la historiaWakaso puede ser muy útil en el día a día de la Liga BBVA, como ocurre a menudo con los futbolistas caóticos, se ha destacado de aquellos paquidermos su inconsistencia táctica y el peligro que suponían incluso para sus propios ejércitos cuando enloquecían en el fragor de la batalla. Lo cierto es que los elefantes de Aníbal no daban para conquistar Roma y los de Poros y Darío no pudieron vencer a Alejandro Magno, pero sucede también que a Roma y a Alejandro Magno no les derrotaban cada día. Con Wakaso tampoco es probable conquistar la Champions, pero en la competición cotidiana el ghanés puede resultar muy útil en un equipo que no ande sobrado de recursos para desequilibrar partidos. Al fin y al cabo, en las viejas epopeyas era necesario un rival formidable para hacer frente a esos imponentes colosos cuya sola presencia aterrorizaba al enemigo y cuya carga, a poco que que fuera dirigida con cierto tino o fortuna, podía resultar devastadora.
Cuando Wakaso contacta con el balón no puede anticiparse lo que ocurrirá a continuación. Esa no es necesariamente una buena noticia, pero el suspense tiene su encanto. El peligroSu fútbol es acelerado, pero tiene una gran técnica en este caso es confundir la elección errónea con la torpeza, porque Wakaso de torpe tiene poco. Algunos de los mejores controles, regates y primeros toques de esta temporada en el Espanyol han salido de los pies del ghanés, que no solo luce en sus piernas una potencia endiablada: también cuenta con una sorprendente calidad técnica. Bendición o maldición según como le pille la jugada, ahí radica la naturaleza del 22 periquito: es un futbolista que puede hacer muchas cosas sobre el césped y cada intervención abre ante él un mar de posibilidades que desborda su confuso criterio futbolístico. Su afinidad con la decisión desafortunada es tal que, pese a su marcada tendencia a la aceleración, a veces se para en momentos inconcebibles, ni que sea para demostrar que tampoco la pausa garantiza una buena elección.
Wakaso no es solo un jugador conflictivo en lo futbolístico, lo es en su sentido más literal. Por este motivo son muchas las dificultades que plantea intentar aprovecharlo como unJavier Aguirre quita gravedad a su propensión al error activo relevante de un equipo a pesar de sus innegables condiciones. No pocos lo considerarían una causa perdida de antemano y este no sería un juicio censurable, pero no es el caso de Javier Aguirre. El mexicano, que observa el fútbol con una mirada pragmática y poco dada a la sofisticación, parece el entrenador ideal para sacar partido a las esquivas virtudes de Wakaso. La naturalidad y la sonrisa con la que el técnico gestiona los avatares del agitado día a día futbolístico quitan hierro a las sombras que asedian tan a menudo las apariciones del africano, reconociéndole de esta forma una valiosa condición que el jugador, por si mismo, nunca tendría asegurada: el ser una opción a considerar.
Aguirre ha confiado en Wakaso en distintas posiciones.
Si bien el primer plan de Aguirre para el Espanyol se asentaba sobre dos extremos a pierna cambiada y mandaba a Wakaso a la banda derecha, hoy las cosas son diferentes. Consolidado el hallazgo de apostar en el extremo diestro un rematador para el segundo palo, la opción de un Wakaso enfocado al desborde exterior desde el lado contrario gana enteros de cara al futuro inmediato. Mauricio Pochettino ya rescató algun partido reseñable del ghanés en esta misma posición y Aguirre sabe que el extremo zurdo es, dentro de lo que cabe, el rol en el que Wakaso reincide más a menudo en la decisión productiva. Para disponerlo a pierna cambiada o jugando por dentro se necesita más valor, ya que, si bien la suficiencia técnica y la agresividad del futbolista pueden dar lugar a apariciones valiosas en el carril central, lo más frecuente es que este potencial se pierda entre acciones desconcertantes. Tampoco estas son opciones que Aguirre descarte, no porque desconozca sus riesgos sino porque, a pesar de ello, el mexicano se atreve a confiar en el jugador. Wakaso no puede pedir más.
@DavidLeonRon · hace 626 semanas
Es tremendo como, en ese sentido, han cambiado tanto las cosas en 25 años. Futbolistas así yo creo que antes no existían. Los habría idénticos en esencia, pero muy distintos en la forma.
kay · hace 626 semanas
@migquintana · hace 626 semanas
Por sus cualidades y condiciones, yo sin duda lo situaba en banda izquierda. No sólo porque es la posición donde más cómodo está y esto repercute en su balance aciertos-errores, sino porque también el error es menos grave. Al fin y al cabo, mejor perder el balón en un costado y con el propio Wakaso cerca, que hacerlo a cualquier altura del carril central donde el problema es mayor.
@colombeti · hace 626 semanas
Otro jugador que a mi me resulta de comportamiento parecido a pesar de ser diferentes es El Zhar.
@migquintana · hace 626 semanas
A mí El Zhar, más que hiperactivo me parece desordenado, que parece sinónimo pero para mí no lo es.. Tiene un lenguaje corporal parecido con Wakaso en este aspecto, en los fallos, pero no es una cosa tan exagerada. Yo siempre he comentado que me parece un jugador bastante justito, pero la verdad es que esta temporada ha tenido un par de momentos de juego bastante interesantes.
@Marc
Es que con su calidad técnica, esa diagonal fuera-dentro le permite un montón de posibilidades. Imagino que todo depende del contexto, el rival y el marcador, pero a mí en un partido ''random'' me da más seguridad, dentro de lo que cabe, por la izquierda.
Abel Rojas 130p · hace 626 semanas
Para mí Wakaso es la antítesis del futbolista moderno. Lo que pasa es que tampoco es antiguo.
Identifico al futbolista moderno como una máquina física, técnica y mental que, por encima de todo, obedece órdenes. Se le asigna una función dentro de un sistema y de la desempeña sin salirse de la misma.
Wakaso está constantemente tomando decisiones y saltándose directrices.
@ Colombeti
Yo no termino de entender el paralelismo entre El Zhar y Wakaso ^^
@colombeti · hace 626 semanas
Joder son los dos el caos. Juegan diferente pero como dice Marc están hermanados con las malas decisiones. Además yo creo que están ahí para lo mismo, ser la nota discordante que con un poco de suerte te aporte ventaja. De otro modo casi casi que preferiría a Pedro Ríos. En definitiva, los veo muy parecidos.
Abel Rojas 130p · hace 626 semanas
@J_Garcia_7 · hace 626 semanas
@alvarofrances9 · hace 626 semanas
El Zhar no es suspense, para entendernos. Wakaso, como bien dice Marc, sí.
"Eso que es él" es la mejor definición de Wakaso de la historia.
CeltaAnalisis · hace 626 semanas
Wakaso es suspense porque puede acertar o no. Además, cuando falla, lo hace de muchas formas, a menudo, inverosímiles.