No defraudó. No hicieron falta goles para vivir un partido riquísimo en detalles, mejor jugado de lo que transmitió en un primer momento, con alternativas y actuaciones memorables. Pasó España porque fue mejor a una Portugal cuya actuación resultó la conclusión a un torneo en línea ascendente, fruto de los grandes futbolistas que posee. Pasó España porque esta generación de jugadores no se dobla jamás, ya no siente miedo. Tardará en repetirse un equipo con tanta piel de campeón junta. Y pasó España porque, entre otras cosas, un chico de Camas decidió jugar el partido de su vida en el momento más oportuno.
Como comentábamos en la previa del partido, Portugal y Paulo Bento habían asumido por fin la calidad de su equipo y muy especialmente,Portugal no se esperaba a un Silva, de nuevo, tan interior de su línea defensiva. Las fases eternas de repliegue no eran el contexto adecuado para unos Bruno Alves, Coentrao o Pepe capaces de influir a muchísimos metros de distancia de su portero. Con todo, el inicio de España fue bastante prometedor. Silva sorprendía recuperando su tendencia más interior, movimiento que de salida sorprendió a Portugal, cuyos pronósticos incluían al canario en su rol más externo, como ante Francia. Negredo se escoraba sobre la derecha para compensar junto a Arbeloa. Buscando hacer valer la triple posible recepción (Xavi-Iniesta-Silva), Xabi Alonso se incrustaba más entre centrales que nunca, filtrando pase desde muy atrás. España había salido bien, empujando a un conjunto portugués que solo podía intentar constante juego directo sin acierto alguno.
Curiosamente, no iba ser Cristiano Ronaldo, ni tan siquiera Pepe, el jugador que entregara el dominio a Portugal por primera vez en el encuentro.Coentrao fue la llave para dominar de los portugueses La posición centrada de Silva permitía a Coentrao pasar al ataque tras recuperación. El canario no tiene aptitudes defensivas, y su ubicación ayer terminaba de abrir la puerta al lateral madridista, cuyo nivelazo defintivamente se ha hecho invisible entre circos mediáticos. Es un futbolista extraordinario. Por sí solo lograba hacer recular a todo el bloque español. Pepe hizo acto de presencia y comenzó a trabajar sobre las mejores recepciones por delante del balón de Xavi en todo el torneo, pelotas que quedaron en nada porque Negredo, tras un inicio esperanzador, quedó sepultado entre centrales, siendo incapaz de ofrecer algo diferente ni en asociación ni en rupturas. Con todo, la impresionante defensa de Arbeloa (especialmente) y Jordi Alba de los apoyos interiores de Ronaldo y Nani, el salto de Ramos y un correcto Piqué sin balón dejaron a Portugal sin chutar a puerta entre palos, una vez más. El partido del central catalán quedó manchado por su horripilante desacierto en el primer pase, si bien hay que decir que cargó con todo el peso cuando Portugal adelantó líneas.
Coentrao activó a Pepe y a Cristiano Ronaldo
Paulo Bento tenía más claro que nunca el partido y no dejó que se le escapase en la reanudación. El técnico portugués ordenó la presión más salvaje de lo que va de Eurocopa.Cesc solo pudo sumar detalles ante un enorme Pepe Los lusos metían por momentos seis o siete hombres en campo español. Tras cinco minutos de gracia para Negredo, Cesc entraba al campo en busca del mismo movimiento ganador que ante Francia. Atacar la falta de talento de Veloso en posicional no iba a ser un problema para Cesc… ni para Portugal, que tenía esta opción como la más probable en su hoja de ruta. Pepe influía más que nunca sobre las caídas del falso nueve español, que si bien producía y mejoraba a Negredo, no reventaba como ante los franceses. Portugal ya empezaba a vivir de su mejor defensa. Para sacar provecho de los milagros de Pepe y del acierto técnico de un Moutinho que lograba girar ante Alonso y Busquets, Ronaldo y Nani permutaban posiciones. La intención principal era liberar a Ronaldo de la defensa de apoyo de Arbeloa y, sobre todo, buscar los metros que Jordi Alba se ve forzado a dejar por el sistema español. Fue en ese momento cuando Sergio Ramos comenzó a edificar su partido legendario. Ya no se detendría.
Del Bosque, otra vez acertado en los cambios, introdujo a Navas de forma inmediata, pues Super Pepe pesaba más que las intenciones de Fábregas. Jesús es profundidad individual y eso es algo impagable y demasiado poco valorado. Con Coentrao atado y abierto, Cesc disfrutaba de suficientes espacios para caer sobre ese sector y optar por pelota a banda o disparo. España volvía a ganar metros, si bien el mal trabajo de Xavi sobre Veloso y otro intercambio de posición de Cristiano (de 9, tres carriles para huir de Ramos) permitía a Portugal filtrar contras. España dominaba pero apenas encontraba a Iniesta, demasiado fijo en izquierda. Es una pena que la Selección habilite tan sumamente poco a Andrés, jamás llegó a una gran cita con este nivel de acierto técnico. Del Bosque lo vio y asumió que era el momento de centrarlo. Fuera Xavi, entra Pedro. Prórroga.
Pedro entró para hacer valer a Iniesta por dentro
La tremenda energía de Pedro y Navas por fuera volcó el campo casi sin retorno. Nuestros extremos reclamaban a los interiores portugueses una lateralidad insostenible en ese punto del partido. Por dentro aparecían los espacios para Iniesta (Paulo Bento introdujo rápidamente a Custodio casi en marca individual sobre Andrés), mientras que se concedía a Jordi Alba el tiempo suficiente para llegar. Aunque España fue muy superior, la mayor verticalidad originaba a su vez un número mayor de pérdidas. Daba igual, estaba Sergio Ramos. Su exhibición a campo abierto contra Cristiano Ronaldo es ya historia del fútbol. Rozamos la victoria con un nuevo Iniestazo, que esta vez no entró. Fue mejor así. Más justo. El punto de penalty fue la excusa perfecta para inmortalizar el partido de Sergio Ramos García, el mejor de su carrera, por el que será recordado. Con su penal nos dijo que estuviéramos tranquilos, que era su noche y nadie se la iba a arrebatar. A lo Panenka. A lo Curro Romero.
@Nerea_Zusberro 28 junio, 2012
Es posible que se tache en ocasiones como algo negativo, pero yo pienso que es todo lo contrario: tener suerte no tiene que dar miedo ni causar vértigo. Estar tocado por la suerte solo puede ser bueno y la selección española lo sabe, y nosotros debemos aceptarla y recibirla con los brazos abiertos. Ante un equipo tan competitivo, capaz de reinventarse en los contextos más complicados, pensamos "estos tíos no van a perder nunca". A mí la selección española me viene dejando una sensación similar a la que me deja Nadal en tierra batida, la de un monstruo imbatible. Y un contexto así hay que aprovecharlo porque, probablemente por primera vez en la historia, España es un equipo ganador y así lo siente. Ni más ni menos.
Destaco la dupla Jordi Alba-Pedro que me pareció interesantísima, repitiendo en alguna ocasión algún mecanismo ché al doblar Jordi Alba por dentro a Pedro, como si este último fuera el Mathieu extremo. Ahí se puede originar una sociedad más que provechosa y, sobre todo, profunda, la palabra que nos trae de cabeza.