Bayern de Munich y FC Basilea son dos conjuntos muy similares. Esquemáticamente, casi calcados, con el único matiz de que Heynckes sitúa un mediapunta por detrás de Mario Gómez y Vogel apuesta por dos delanteros más tradicionales. En concepto, quedándonos en lo superficial, ambos prefieren vivir con balón que sin él, y además tienen muy claro qué hacer para crear una ocasión. Si pasamos a analizar los defectos, los parecidos continúan. El principal radica en que, siendo conjuntos de posesión, no tienen capacidad -o estructura- para encadenar circulaciones seguras y duraderas. Es decir, necesitando imperiosamente el balón para sacar lo mejor de sí mismos, no saben conservarlo. Y lo de necesitarlo no sólo es por una cuestión de autoestima o de valor visual, también es porque son un auténtico desastre en defensa posicional. En resumen, son dos equipos muy divertidos e incompletos que, enfrentados, están condenados a hacernos gozar.
Al partido. Dijimos que eran muy similares, no idénticos. Lo que ayer les distanció de forma más clara fue el carácter de sus hombres de banda. El Basilea tiene dos interiores de perfil asociativo que desatan todo su potencial cuando sus compañeros están cerca. En cambio, la amplitud del Bayern sin Müller es la que marcan Robben y Ribery, jugadores más -Frank- o menos -Arjen- completos de cara al juego pero que encuentran su versión más determinante en situaciones de aclarado, porque se van del par y crean la ventaja. El marco táctico del encuentro quedó definido por esta circunstancia. Cuando el FC Basilea era el poseedor del balón, éste imantaba a las 20 piezas sin guantes hacia sí. Cuando el Bayern atacaba, el grueso de efectivos quedaba al otro lado.
La idea del Basilea es quizá más seductora, pero la realidad es que el Bayern, sin llegar a dominar, fue superior. Y en parte lo fue porque Vogel, en mi opinión, no clavó el planteamiento tanto como comentabaLas diferencias entre Shaqiri y «Robbery» son las diferencias entre Bayern y Basilea Alejandro Arroyo ayer en Munich 57. El de Heynckes es un equipo que, sin Müller, se simplifica en exceso. Ribery y Robben reciben pegados a la cal, muy lejos del área, y comienzan a trazar la diagonal. Es siempre lo mismo, no existe otra variable destacable, y no se entiende por consiguiente la ubicación habitual de los laterales del Basilea: Retrasados y abiertos. En demasiadas ocasiones hubo una inferioridad posicional que el Bayern no castigó porque el pesado césped ralentizaba los slaloms de los dos cracks a la vez que penaba sus gestos técnicos. Xhaka y Huggel no fueron capaces de solventar con regularidad este defecto colectivo, aunque la exigencia fue tal que no se puede hablar de fracaso de los centrocampistas en este caso. Fue una cuestión de pizarra. Algo que Vogel debe solucionar para poder competir en la vuelta.
El encuentro tuvo muchos nombres propios, algo que nunca falla en la Copa de Europa. En Munich 57 se habló del delicioso Xhaka, el estelar Shaqiri, el decisivo Sommer y el trabajoso Mario Gómez, con mayor o menor profundidad. Se insiste desde la reflexión en que el hombre del partido fue Xherdan, aún teniendo menos presencia que otros protagonistas. Lahm y Alaba aún no saben quién debía ir a por él en cada caso, y no es una certeza que vayan a saberlo en el partido de vuelta. La sapiencia del viejo Frei, los decisivos reflejos de Neuer y la puntualidad del camerunés Zoua colmaron el partido más bonito de las idas de los Octavos de Final de la Champions League 2011/12.
DBEcos 25 marzo, 2012
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