Al pie derecho de Manuel Pellegrini le llamaban cariñosamente «la empanada». Dicho apelativo hacía referencia a la extraña forma de su empeine, la cual no era sino una consecuencia bastante evidente de haber padecido osteomielitis

Tras 40 minutos vacíos y 50 que tuvieron casi todo el sabor de la Copa Intercontinental de los 90, el Real Madrid hizo uso de su 22ª victoria consecutiva para proclamarse campeón del Mundial de Clubes.

Seguramente aturdido por la presión, San Lorenzo de Almagro ofreció una imagen muy pobre en la semifinal contra el Auckland City. Cuando el mundo presupone tu victoria y una hipotética derrota implica casi una afrenta, jugar es complicado.

La segunda semifinal del Mundial de Clubes sí representó al 100% el espíritu del nuevo formato. El club más modesto de los seis participantes, el Auckland City de Nueva Zelanda, se midió al histórico San Lorenzo de Almagro,

San Lorenzo recuperó su lugar en la élite del fútbol argentino, logró una milagrosa permanencia con Ricardo Caruso, ganó el Torneo Inicial con Juan Antonio Pizzi y, como broche de oro, levantó su primera Copa Libertadores

«Uno puede planificar mucho su carrera, pero el fútbol te termina llevando donde quiere», suele repetir Juan Antonio Pizzi siempre que puede. Y sus motivos tiene. Como futbolista no sólo terminó representando a un país

San Lorenzo siempre estuvo cerca de Dios. En su bautizo (1908) convergen tres influencias. El nombre de su fundador, la batalla independentista homónima (1813) y el mártir cristiano (258) al que debemos la toponimia

«Aunque estoy muy contento con lo que di, siempre pensé que podía haber hecho más». Diego Pablo Simeone pronunció estas palabras sólo cinco días después de disputar su último partido como futbolista.