Newells Old Boys es un equipo exitosamente trabajado. Salta a la vista. Un par de pases son suficientes para comprobar que los del Tata Martino tienen clarísimo cómo organizarse sobre el campo. NOB comienza la jugada con dos centrales muy abiertos; tan abiertos que uno puede confundirlos con laterales de lo mucho que se pegan a las bandas. Pero no, los laterales son otros, concretamente Cáceres y Casco. Podríamos decir que llegan a línea de fondo pero sería mentir; están tan arriba que casi ejercen de extremos. ¿Y los extremos de verdad? Son otra cosa: Newells –gracias también a la movilidad de Scocco– funde a los suyos con los interiores y crea superioridades jugosas en el medio. Pierre y Josue, doble pivote de Atlético Mineiro, lo pasaron fatal por momentos. En el caso de los extremos brasileños, no les queda otra que correr para atrás. Tardelli persiguió a Cáceres buena parte de la primera mitad.
Durante 25 minutos, Newells recuperó la pelota con una rapidez y disciplina impropias del fútbol sudamericano. Cada pérdida venía acompañada de un robo perfectamente calculado y previsto. En ese periodo, a Atlético Mineiro solo le quedaba el recurso del juego directo de Jo –las gana todas– para pasar un ratito al campo contrario. Eso sí, bastó que Newells bajara la guardia un instante para que Ronaldinho girara una vez y encontrara a Bernard, que sin balón se mueve de maravilla. No se le puede reprochar nada a Newells, claro. Si lograran someter al rival 90 minutos serían el Barça de Guardiola.
¿Qué es exactamente este Newells Old Boys del Tata Martino?
El ejemplo está puesto a conciencia. ¿Está Newells Old Boys construido a imagen y semejanza de la obra de Pep? A las características mencionadas se añaden otras realmente curiosas: el portero Guzmán la juega con el pie siempre que puede, mientras que Mateo, el mediocentro, se incrusta entre los centrales para ayudar a salir. Como Busquets, él no inicia el juego pero es clave en el mecanismo colectivo. Sin embargo, hay algo que los diferencia de la idea del ex técnico culé: la agresividad. Newells no se toma tanto tiempo en elaborar; son verticales, directos. Son… Bielsa. Al Tata se le nota de dónde viene. Se le nota mucho. Su equipo tiene esa locura típica de Marcelo aunque no tan pronunciada. Los rosarinos tardan más en arrancar, como Guardiola. En común con ambos, la total intención de ser protagonistas en el partido. Lo consiguen de sobra. Por cierto, no nos olvidamos del resultado, fundamental en una semifinal de Copa Libertadores: ganaron dos a cero. Para el espectador imparcial fue lo de menos. Qué bien juega Newells.
Leandro 4 julio, 2013
Es fantastico ver al NOB del Tata, y como dice la nota "recuperó la pelota con una rapidez y disciplina impropias del fútbol sudamericano".
Ciertamente que hacía un largo tiempo Argentina merecía este juego, el trato del balón sin miedos, y con una verticalidad cíclica, que dispone a los jugadores en posibilidad permanente de producir fútbol…