Sevilla es para el talento. Cuna de artistas y sede del arte, la capital andaluza vive enamorada de sí misma porque es inevitable. El espejo del Guadalquivir no engaña. Cuando se mira en él le dice que es preciosa, y también que es diferente.

Quinto. Diecisiete puntos en diez jornadas. A uno de la Champions. Pues sí, el Levante está de nuevo ahí. Juan Ignacio Martínez, JIM, ha calcado casi por completo la hoja de ruta de la temporada pasada

No se puede decir que la cosa venga de ahora. El debate está en los corrillos y no tiene pinta de acabar, visto lo visto. El Barcelona ha ido desarrollando estos últimos años una especie de pánico a fichar.

El libro del fútbol cuenta que los desarrollos se decantan en el centro del campo y los puntos, en las áreas. La realidad es que desde la transformación del juego iniciada por Sacchi y exaltada en Europa tras el boom de la Premier

Tanto Sevilla FC como Athletic de Bilbao han empezado el año con una traba arrastrada desde el anterior: su modelo de juego les exige sacar el balón controlado y no saben hacerlo bien. O cuando menos, no de forma continua.

Ni siquiera el Sevilla de las dos UEFAs tuvo un centrocampista puntero, del nivel de Palop, Alves, Dragutinovic, Jesús Navas o Kanouté. Dani y Freddy dominaban todo el campo y todas las funciones, y medios más sencillos tenían su espacio

Cuando la vigente campeona de Europa y del Mundo cae en tu grupo, la reacción es automática: repasas la composición del mismo, descartas al teórico rival más débil y, con un bolígrafo rojo de punta gruesa, trazas un círculo a la jornada