La Eurocopa arrancó con un partido emocionante cargado de extrañezas. La mayoría derivó de la terrible diferencia física que hubo entre los unos y los otros: los franceses parecían olímpicos y los rumanos, ni siquiera deportistas.

Francia cambió el día que Benzema se volvió indiscutible. Fue en aquel encuentro de vuelta de la repesca contra Ucrania que llevaba por premio el billete al Mundial de Brasil. La selección de Deschamps, que, sin el concurso del madridista,

Antoine Griezmann jugó en Brasil su primera Copa del Mundo. Tenía 23 años y todavía militaba en su Real Sociedad, con la había logrado sumar, también por primera vez, la cifra de 20 goles en la temporada. Aunque faltaban

El Arsenal abrió la Premier con derrota en casa ante el West Ham. Un traspié especialmente inesperado, ya que los de Arsene Wenger llegaban en estado de felicidad tras vencer al Chelsea en la Supercopa inglesa.

Los debates sobre Marcelo Bielsa son interminables. Allí por donde pasa y haga lo que haga, el técnico argentino termina centrando gran parte de la atención mediática del país, lo que a su vez deriva en un

Marcelo Bielsa ha regresado a los banquillos y, por si esto no fuera suficiente noticia, lo ha hecho para ocupar el del Olympique de Marsella, un club con el que comparte la pasión, locura y vehemencia que tanto le caracterizan.

Que Gago sea la explicación de un equipo de fútbol es algo preocupante. Al menos, si éste juega en el Viejo Continente. A Gago, para sacarle jugo sin envenenar al resto, hay que engañarle un poquitín, como hace El Pachorra Sabella.

Pellegrino ha dicho que no es el momento de hacer números ni de especular, pero a buen seguro que cambia el discurso en caso de pinchar hoy. Una derrota en casa frente al equipo que teóricamente debe disputarle la segunda plaza significaría