Seguimos con la quinta temporada de ‘Planeta Pequeño’ y seguimos hablando de centrocampistas mandones en la Liga BBVA 2015/2016. De todas formas, en esta posición encontramos perfiles de todo tipo, así que por eso hemos

Nuestro fútbol está triste. Desde ayer, el Rayo Vallecano ya no forma parte de la Primera División. Basta mirar un poquito atrás para comprobar que es mucho lo que hemos perdido. Con la llegada de Paco Jémez en el verano de 2012, los

Gareth Bale es un elemento extraño. A menudo acusado de frío e inconstante, su fútbol crece y se hace grande cuanto más interviene y se relaciona con la pelota. Bale necesita sentirse vivo para acometer logros considerables.

La lucha por la permanencia se rige por sus propias leyes. Tiene sus mecanismos, sus tiempos y hasta sus rutinas. Sobre una de éstas, un amigo del Levante me hablaba hace unas fechas. «Da igual que perdamos seis partidos seguidos, que enlacemos un par

Desde que Paco Jémez es entrenador del Rayo Vallecano, el club madrileño tiene un estilo de juego propio: salida de balón por bajo, altos porcentajes de posesión y una clara vocación ofensiva. Estas pautas serían seguramente las que

El Rayo Vallecano ha sumado cuatro de los últimos seis puntos en juego. La racha, positiva para un aspirante a la salvación, no merecería en cambio demasiada atención si no fuera porque los de Paco Jémez venían de sacar

Eduardo Berizzo se puso manos a la obra porque quiere ganar esta Copa y anoche tenía un papelón. La transición ataque-defensa de su equipo nunca destacó por su firmeza, la pérdida de continuidad en su ataque la ha penalizado aún más

La venta de Augusto Fernández al Atlético de Madrid ha cambiado al RC Celta en varios aspectos. Entre ellos, el táctico: el 4-3-3 de origen ha dado paso a un 4-2-3-1 cuyo sello principal estriba en la posición de Fabián Orellana como mediapunta.

«El RC Celta de Vigo ataca. Su ataque le define y ataca para atacar. Ataca cuando defiende, ataca cuando elabora y ataca cuando ataca. Siempre está atacando. Todos sus hombres son atacantes. Por eso, cuando no ataca, no funciona.

A Fabián Orellana costó entenderlo. Se le creía un regateador, uno de esos hombres de banda que hacen del desborde el principio y el fin de su juego, pero el chileno era futbolista en el sentido más amplio