Suena repetitivo y hasta molesto, pero la verdad es que el Sevilla de Míchel no está teniendo ninguna suerte. Cierto es que, en deporte, cuando el azar te da la espalda tantas veces, algo mal estarás haciendo. Alguna pega tendrás.

El modelo de Pellegrini es un problema para el Sevilla, pero eso es mero juego, y antes habrá una conversación. En la historia esta rivalidad ha sido más vivida por los del Mediterráneo que por los del Guadalquivir; no hubo un sentimiento recíproco al 100%.

Nota del autor: He tenido la suerte de vivir muchos años en Sevilla. He podido conocer a fondo este partido. Todo lo que te cuenten se queda corto. El derbi es aún más. El derbi está en la calle, en la parada del bus, en cualquier cafetería.

Sevilla es para el talento. Cuna de artistas y sede del arte, la capital andaluza vive enamorada de sí misma porque es inevitable. El espejo del Guadalquivir no engaña. Cuando se mira en él le dice que es preciosa, y también que es diferente.

La Quinta, el Dream Team. El Celta, el Depor de Fran y Valerón. Y, para terminar de confirmarlo todo, el Barça de Guardiola y la Selección. El fútbol español eligió hace tiempo lo que le gusta y cómo quiere expresarse

No se puede decir que la cosa venga de ahora. El debate está en los corrillos y no tiene pinta de acabar, visto lo visto. El Barcelona ha ido desarrollando estos últimos años una especie de pánico a fichar.

El libro del fútbol cuenta que los desarrollos se decantan en el centro del campo y los puntos, en las áreas. La realidad es que desde la transformación del juego iniciada por Sacchi y exaltada en Europa tras el boom de la Premier

Quizás, lo más relevante del mejor Sevilla de la historia no fueran los títulos. Cinco copas son muchas, desde luego, pero incluso ese legendario repoker de conquistas parece menor al lado de la identidad que aquel maravilloso

Tanto Sevilla FC como Athletic de Bilbao han empezado el año con una traba arrastrada desde el anterior: su modelo de juego les exige sacar el balón controlado y no saben hacerlo bien. O cuando menos, no de forma continua.

Ni siquiera el Sevilla de las dos UEFAs tuvo un centrocampista puntero, del nivel de Palop, Alves, Dragutinovic, Jesús Navas o Kanouté. Dani y Freddy dominaban todo el campo y todas las funciones, y medios más sencillos tenían su espacio