De repente el balón viene de la derecha y cuando Filipe Luis la controla pasándola, uno cae en la cuenta de que hay goles que nacieron para que los viéramos a cámara lenta. Ha pasado un nanosegundo sideral pero Koke

Alejandro no mira a la portería. Sabe donde está (más o menos allá, donde no se escucha el silencio) y por eso su mirada está fijada en su mejor instrumento: la pelota. Espera la señal, añora la señal, necesita la señal.

Pasó todo muy rápido. Como los coches rápidos o los ríos americanos (o no) que cuando pasan por cierta parte se vuelven locos como le pasaba a José Luis López Vázquez en aquella

Juventud, divino tesoro de los paraísos de las infancias perdidas o ya gastadas. Una pelota que rodaba casi sin parches negros cuesta abajo de nuestro corazón blanquísimo. Luego no costaba nada subir cuesta arriba, es más, no nos dimos

Pinta y colorea. Ordena y disimula. Que hubiera sido si. Que seremos con.

2013: Llega el Tata Martino a Barcelona tras la triste recaída de Tito

Bilbao mola si te gusta estar vivo. El Athletic tiene que molar si te gusta ser jugador. Son cosas que se pueden discernir tras ver como casi todos los que se van más tarde o temprano acaban

El cowboy llegó al pueblo y mató a los malos. Enamoró a la mujer del bueno. Marcó al niño sin referentes. Hizo que el pueblo coreara su nombre en el saloon. Se alejó cuando todos empezaron a preguntarse si se quedaría. Si estaría para siempre.

Si al Reyno de Navarra le quitaran todo el césped y las redes de la portería sería el escenario perfecto para una novela de Steinbeck. Una de esas donde la clase obrera intenta sobrevivir

Cuando en la celebración de algo (un título, un ascenso, una permanencia) ves a gente que tiene las maletas al lado de la taquilla del vestuario, la tarjeta de embarque en la boca y el corazón en la garganta

Pochettino era el Ferguson del Espanyol hasta que el carácter ciclotímico de la composición y los componentes de su propia plantilla le hizo prescindible, sustituible y olvidable. No sirvieron ni los servicios prestados, ni besar (con true love) el escudo, ni creer

Estilo no se busca. Se encuentra. Como el amor, la derrota o la oportunidad. No hay una puerta y un notario y un timbre y un sello. No hay un “vuelva usted mañana”, ni espérese sentado que ahora mismo le llaman, ni un hilo musical con Richard

Cubrirle la espalda a Romaric es muy difícil por dos motivos fundamentales: porque la tiene enorme (la espalda) y porque la descuida cada vez que entra en acción. El futbolista costamarfileño nos rompe el corazón siempre que es sustituido